El plástico causa un mar de problemas
El plástico, un elemento indispensable para la vida humana, ha transformado el mar en el gran vertedero del planeta. Cada año más de ocho millones de toneladas de plástico son arrojadas al mar y, una vez allí, esos desechos se descomponen en pequeñas partículas llamadas microplásticos, con nefastas consecuencias para la flora y la fauna de los océanos. Se trata de una contaminación que afecta a ballenas, tortugas marinas, aves, peces, arrecifes de coral y a un sinnúmero de otras especies y hábitats marinos.
El vertido de plástico a los mares ha alcanzado tal dimensión que ya debemos tristemente hablar de una crisis planetaria. Hay estadísticas que indican "que el 70% del plástico que llega a los océanos se hunde y solo vemos el 30%", señala Nadia Balducci Cordano, bióloga especializada en gestión ambiental e innovación social y directora general de Life Out Of Plastic, una empresa social peruana que se dedica a generar conciencia acerca de esa contaminación.
Según el pronóstico del Foro Económico Mundial, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar y, para entonces, el 99% de las especies de aves marinas del mundo habrá ingerido este material no degradable, según estadísticas de la Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. Es que una de las principales razones por las cuales la contaminación plástica es un problema es que no se degrada ni desaparece.
En los vientres de estos animales se puede encontrar desde tapas de gaseosas y bolsas hasta sorbetes incrustados en sus fosas nasales. Las aves, los peces, delfines o tortugas suelen confundir el plástico con comida o, simplemente, pueden morir enredados y asfixiados. Sin embargo, a pesar de los problemas que ocasiona el plástico en el ambiente, hay que destacar los esfuerzos para reducir su uso o evitar que sigan llegando a los océanos y causando estragos en los ecosistemas. Son cada vez más los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil comprometidos con políticas públicas tendientes a reducir su uso, se hacen más investigaciones para lograr la transición hacia materiales biodegradables y la responsabilidad social emerge para crear soluciones.
En todo el mundo se están adoptando medidas para desestimular el empleo de plásticos, especialmente los de un solo uso. Así, por ejemplo, en julio de 2018, Seattle se convirtió en la primera ciudad de los Estados Unidos en prohibir el uso de sorbetes y utensilios plásticos.
En nuestro país, desde el 1° de diciembre pasado y gracias a una ordenanza municipal impulsada por la Fundación Big Human Wave y el ambientalista Gastón Caminata, los sorbetes y los vasos plásticos de un solo uso están prohibidos en el partido de Pinamar, que incluye las localidades de Ostende, Cariló y Valeria del Mar. Solo hay tres excepciones: las discotecas, las máquinas expendedoras de café e infusiones, y los productos que traigan sorbetes de fábrica. Mientras tanto, Mar del Plata, Villa Gesell y otras localidades también avanzan hacia el mismo objetivo.
En Uruguay, la Fundación Lagunas Costeras ha realizado una intensa campaña en las redes sociales para promover la limpieza de playas y difundir películas acerca de esta problemática que requiere un cambio de conducta, bajo el lema "Un minuto en tus manos, ciento cincuenta años en el planeta". Para ello se ha iniciado una tarea de concientización con los paradores de las playas, para que asuman el compromiso de no entregar plástico de un solo uso para el verano de 2020. La organización hará una campaña para que las intendencias prohíban esos plásticos en los balnearios.
La utilización de toneladas de plásticos solo por instantes es un hecho que alcanza una dimensión ética. No es posible continuar con acciones que benefician a muy pocos y que disparan efectos tan adversos como perdurables para todo el planeta. Se requieren medidas urgentes para prevenir y minimizar el impacto de los envases sobre el entorno. Es fundamental promover su reutilización y reciclado, incorporar el análisis del ciclo de vida en los procesos de diseño y producción y promover la responsabilidad de los productores, consumidores y usuarios en la gestión integral de los envases y sus residuos. Para ello serán fundamentales la educación y el apoyo de iniciativas públicas y privadas que tengan por objetivo la sustitución del plástico por otros materiales que no degraden el planeta. Se necesita del esfuerzo de todos. No es tarea fácil ni las acciones serán suficientes mientras no prevalezca la conciencia sobre la responsabilidad de todos los sectores de la sociedad.