El peronismo se alista para pulsear con Kicillof por el reparto del poder
La eventual victoria del exministro de Economía en la provincia sacude el equilibrio interno del Frente de Todos

Es muy difícil predecir si el segundo debate presidencial y la marcha hacia el Obelisco de este fin de semana pueden incidir en la tendencia electoral establecida por las PASO. Lo sorpresivo de su resultado dejó expuesta la crisis de los instrumentos utilizados para medir la capacidad de influencia en la opinión pública que intentan proyectar las campañas proselitistas. Aun así, queda la impresión de que Macri llega al 27 de octubre con una perspectiva diferente de la del 11 de agosto.
Si no está claro que la aparente fortaleza construida el último mes alcance para modificar aquel resultado, le sirve al menos para consolidarse como referencia ineludible de la oposición al kirchnerismo si Fernández gana las elecciones. Un escenario que confirmaría a Macri imponiéndose en la velada disputa que tuvo lugar en el oficialismo por ese liderazgo durante los últimos 90 días. Una complicación adicional a los planes del supuesto nuevo presidente, en los que viene trabajando Sergio Massa sobre la base de un acuerdo parlamentario con Pro y otras expresiones políticas. Tal vez sea uno de los motivos de la lógica pero constante alusión negativa de Fernández a Macri, llamándolo "presidente" al inicio de cada una de sus exposiciones en la Facultad de Derecho. ¿Recomendación de Masiva Productos Comunicables?
Su director, Abelardo Vitale, integra el equipo que trabaja el discurso del candidato presidencial. En ese entorno se especula con el aporte de ideas que con muy bajo perfil efectuaría desde esa consultora Guillermo "Willy" Moranchel, exfuncionario del gobierno porteño ingresado en ese rubro por la buena relación que supo trabar con Enrique "Pepe" Albistur mientras era secretario de Medios de Néstor Kirchner. Después se desempeñó con Javier Groisman en la Unidad Ejecutora Bicentenario, responsable de los festejos del bicentenario de la Revolución de Mayo, en 2010, y de la creación de Tecnópolis. Masiva tuvo a su cargo la elaboración de contenidos audiovisuales para esa feria. Groisman, Moranchel y Oscar Parrilli fueron investigados por Claudio Bonadio en la causa "El libro de la década ganada", que jamás llegó a imprimirse, pero le costó al Estado unos ocho millones de pesos.
Moranchel había cobrado notoriedad bastante antes. En 2005 renunció a la dirección general de Comedores Escolares, que ocupaba en la gestión de Ibarra, tras un escándalo por la distribución de leche en aparente mal estado. Al menos hasta 2016 Ibarra defendió a Groisman en la causa abierta por Bonadio. A la transición entre Ibarra y Macri se atribuye la mala relación del Presidente con Fernández. El candidato y Fabiola Yáñez, su pareja, compartieron el 19 una cena con Albistur y Victoria Tolosa Paz, su esposa. Groisman fue uno de los invitados especiales del Frente de Todos en la Facultad de Derecho. También Mariano Cascallares y Martín Insaurralde. Los intendentes de Almirante Brown y de Lomas de Zamora son cruciales para la estrategia de Massa en la Legislatura bonaerense y para el éxito que pueda correr el intento de replicarla en el Congreso.
De las tres metas políticas que Massa se había propuesto alcanzar antes de las PASO cumplió con la que estima más importante: evitar que vuelva a asociárselo con una derrota del kirchnerismo. Desde allí intenta hacerse fuerte para concretar las otras dos: restituir el vínculo con los intendentes que controlan el PJ bonaerense y recuperar el municipio de Tigre, ocupado ahora por su exaliado Julio Zamora. Massa podría contar para eso con la inesperada ayuda de Manuel Mosca; vuelto a sus funciones tras 120 días de licencia por una causa de supuesto acoso sexual en su contra, el titular de la Cámara de Diputados podría convocar a una sesión extraordinaria el 7 de noviembre. El 10 de diciembre vence su mandato como legislador y máxima autoridad en el recinto.
Con la excusa de completar autoridades en las comisiones, se promovería una sutil demostración de fuerzas destinada a conmover el hermetismo de Axel Kicillof sobre el futuro de su eventual gobierno. O, al menos, del aspecto que más inquieta a Massa, los jefes comunales y hasta a Máximo Kirchner: la porción de poder que reserva a cada uno de ellos en el Ejecutivo. Es lo que vuelve probable que La Cámpora tome parte en el simulacro de asonada. Hasta ahora, el exministro solo se confía a Cristina Kirchner y sus delegados en la Legislatura: el diputado Carlos "Cuto" Moreno y la senadora Teresa García. Massa y los intendentes intentarán persuadir a Kicillof de que esa representación será insuficiente para sancionar las leyes de presupuesto, de ministerios y de endeudamiento.
El Frente Renovador tendrá 12 delegados y nueve los intendentes si es que en la sesión del 7 de noviembre se aprueba que Cristina Vilotta asuma en reemplazo del fallecido Juan Carlos Haslan. Juntos por el Cambio retendría unos 30, pero los nueve de la UCR constituirían bancada propia. O es lo que Massa cree que Maxi Abad le adelantó a Kicillof. Abad es el secretario general del radicalismo bonaerense y jefe de la bancada oficialista. Esa dispersión haría difícil obtener la mayoría especial de dos tercios de un total de 92 diputados necesaria para cualquier asunto relacionado con el endeudamiento: precisa el aval de al menos 61 legisladores. Un acuerdo entre la mayoría de los bloques parece inevitable. O es lo que trataría de mostrar la sesión.
¿Obrará Mosca en representación de Vidal o de Massa? Lo que parece más seguro es que no lo hará en favor de Macri. Mosca está convencido de que detrás de la denuncia en su contra está Marcos Peña, un archirrival de Massa. Mosca fue interlocutor de Massa en la Legislatura. Lo mismo que de Insaurralde. El intendente teme que la aceitada relación con Vidal a través de Mosca amenace el interés que tiene en el Instituto Provincial de Loterías y Casinos. Es la inquietud que lo desvela después de comprobar la falta de eco en Kicillof la única vez que pudo plantearle el tema. Para Insaurralde, es crucial ubicar a Carlos Gallo en el organismo oficial del juego. Gallo fue el cerebro de la gestión en Lotería Nacional de Jorge Rossi, de quien Insaurralde fue auxiliar.
Allí trabajó una amistad con Gallo, que recoge los avales de Federico Achával y Cristóbal López. La industria del juego aguarda expectante la resolución de un trámite en el que también parece dispuesto a colaborar Massa, pese a la desconfianza recíproca con Insaurralde. La duda es saber cuánto podría influir. Hasta ahora, la buena relación con Kicillof no le rindió a Massa el rédito esperado. Es lo que explica la amenaza de la sesión para el 7 de noviembre. Pero hay otro requisito que complica a Insaurralde y a Massa para refrendar vínculos con ese sector: el pedido de habilitar el bingo de Puente La Noria para Daniel Mautone. No solo por la enemistad entre Massa y el socio de Daniel Angelici. También por la oposición de Vidal, que hizo caducar una licencia en Temperley que su propietaria, Codere, esperaba ceder a Mautone para que la trasladara al límite de Lomas de Zamora y la ciudad de Buenos Aires.
Es probable que las derrotas previstas por el kirchnerismo en Mar del Plata, Bahía Blanca y La Plata, más las dificultades para una victoria en Tres de Febrero y Quilmes, sean factores que ninguno de los involucrados esté ponderando en forma debida. En la política, el azar hace su juego más de lo que muchos están dispuestos a aceptar.