
El pato rengo
Por Oscar R. Puiggrós Para La Nación
En los Estados Unidos llaman "pato rengo" al presidente que cumple el último tramo de su mandato, y pierde poder y el interés del pueblo, que se concentra en su sucesor.
En nuestro país está ocurriendo este fenómeno. De pronto (aunque algunos críticos de la gestión menemista lo preveíamos desde hace tiempo), aparecen preocupantes malas noticias.
En economía, la abultada deuda -externa e interna- genera altos intereses y amortizaciones, desequilibrio de la balanza comercial, desocupación en alza, mayores contribuciones federales y sectoriales, gastos imprevistos que inducen a inventar estrafalarias gabelas, preocupación en los inversores, en fin, crecientes obligaciones que deberán afrontar las próximas autoridades.
La brecha se ensancha
Otros rubros, de mayor importancia si cabe -vivienda, educación, salud, Justicia confiable, cultura cívica, etcétera-, ya son clásicas muestras de una conducción deficiente.
Negar que algunos millones de habitantes están mejor que hace diez años es tan absurdo como desconocer que más del doble de ellos están notoriamente peor. La brecha se ensancha. Calificaciones impropias del Presidente y de sus allegados respecto de quienes señalan estos desequilibrios sociales no mejoran la imagen de aquéllos en este período terminal.
Calles y caminos están ocupados por distintos sectores descontentos, cuyos métodos de protesta a veces inadecuados no descalifican reclamos generalmente justificados. El desorden y la inseguridad muestran un amenazante vacío de poder. Hay críticas situaciones económicas, sociales y políticas que podrán generar violencia frente a una sociedad inerme y con sus organismos de seguridad seriamente debilitados. Es impostergable prevenir estas inquietantes perspectivas.
Tiempo de sensatez
La imagen que muestran los más altos círculos del Gobierno intranquilizan: alegremente se proyectan viajes prescindibles y se sigue manejando la caja pública con la característica largueza de la presente administración, sin mostrar actos de austeridad, de firmeza y orden cada día más necesarios.
Quedan pocos meses hasta el fin del mandato, pero tiempo suficiente para dar muestras de sensatez, prudencia y responsable disposición que dejen en las mejores condiciones al futuro gobierno. Esta será una forma de mostrar que hay todavía reservas morales para compensar errores e irregularidades pasadas. Se dice que un bel morire tutta la vita onora , salvo que tengamos que recordar que Dios ciega a quienes quiere perder.