El país, ante la amenaza terrorista
La sospechosa presencia de un avión de carga de bandera venezolana-iraní con una tripulación extraña por sus vínculos con el terrorismo internacional debería hacernos reflexionar sobre los peligros que representa la expansión económica de los grupos extremistas y antisemitas para la consolidación socioeconómica y democrática de nuestro país.
Su avanzada se ve reflejada no sólo en la inesperada visita del avión carguero de autopartes, medicamentos y cigarrillos (de sospechosa coherencia económica), sino también en el hallazgo e identificación de otras operaciones de fraude, lavado de activos y financiamiento de grupos paramilitares en el Cono Sur, fundamentalmente en nuestro país. El Juzgado Federal de El Dorado (Misiones), investiga operaciones sospechosas de Hezbollah ligadas al juego y el comercio clandestino. Algo similar se investiga en la justicia federal de Oran (Salta).
Para comprender los peligros que entrañan los grupos terroristas y sus vías de financiación, corresponde conocer primero sus particularidades. Si bien existen varias definiciones sobre este flagelo, todos los expertos concuerdan en que los grupos terroristas como Hamas, Hezbollah, Batallon Azov o el que fuera, necesitan por lo menos entre 5 y 35 millones de dólares al año (por grupo rebelde) para sostener sus operaciones y atentados. Angela Veng, de la Universidad de Cambridge, describió así su alcance global: “el delito, ejecutado por organizaciones extremistas y neonazis de alcance global, de enorme poderío económico y técnico, generador de corrupción y destrucción de formas legítimas de convivencia, constituye sin duda la amenaza más grave a la paz mundial en el presente”.
Sobre esta base podemos decir que su tratamiento preventivo y represivo supera ampliamente las medidas que pueda adoptar el Estado Argentino a través de su justicia o controles gubernamentales. Sin ir más lejos, el avión de carga Emtrasur retenido en nuestro país se paseó por el mundo con su indescifrable tripulación de profesionales (contadores, pilotos, personal de soporte y carga) con supuestas cajas de cigarrillos, piezas de autos y medicamentos; todo un amplio collage de productos de dudoso sentido económico.
A las pocas horas de aterrizado el misterioso avión, el titular de los servicios de inteligencia local Agustin Rossi definió el suceso de “regular”, “sin sobresaltos”, al tratarse, para él, de un mero grupo de entrenadores de vuelo y carga. Sin embargo, por más ingeniosa que parezca tal hipótesis de la exSIDE, aquella parece incorrecta. Es que una tripulación de 19 personas a sueldo (que incluye ciudadanos iraníes con antecedentes penales por sus vínculos con células terroristas de medio oriente), para trasladar cigarrillos y otras especies por distintas ciudades del mundo y con destino final Buenos Aires, resulta, sin duda, una clara operación sospechosa de financiamiento del terror, según art. 306 del Código Penal Argentino y la Ley 25.246 de lavado de activos y financiamiento del terrorismo.
Lo único que le faltaba a nuestro país es haber sido penetrado por el poder económico de células antisemitas y que atentan contra la paz social y mundial
Es que las milicias armadas no suelen desplegar sus inversiones a cara descubierta y en primera persona. La interposición de sociedades pantallas, Shell Co., testaferros, estructuras legales falsas o fantasma (Ghost Co.), son un clásico a la hora de simular y ocultar sus movimientos de dinero generalmente en efectivo (moneda cash). La movilización del capital no suele suceder a partir de transferencias interbancarias. Sus financiadores prefieren usar los medios extra-bursátiles de intercambio por sistemas hawala; en lenguaje criollo por sistema de “cuevas” de aquellos que son una plaga en nuestro comercio, donde más del 50% circula por vías económicas informales o en negro. Según el GAFI (grupo internacional antilavado) el caos social, la corrupción en las instituciones, además de los sobresaltos económicos, son “caldo de cultivo” de este tipo de actividades financieras del terror. El dinero fruto del fraude, la extorsión, secuestros, el tráfico de armas, drogas y personas son canalizados y reciclados usualmente por estos grupos organizados del crimen, en sistemas financieros caóticos y desordenados; que sufren degradación institucional y desprestigio (Report, 2019).
Esta historia del avión secuestrado aun en el aeropuerto internacional de Ezeiza me hace acordar al operativo “Polar Cap” en el que las fuerzas de seguridad de la Argentina, Colombia y Uruguay lograron descubrir que el Cartel de Medellin, en sociedad espuria con las FARC-EP, remitía desde Montevideo hacia Los Ángeles y Miami (EE.UU) contenedores que simulaban exportaciones e importaciones de varios miles de kilos de oro y plata. Toda una actividad empresarial “fantasma”, creada para tapar y ocultar el movimiento de dinero de fuente mixta (legal e ilegal) con el verdadero fin de mantener las actividades bélicas de milicias paramilitares dedicadas al narco-terrorismo en Colombia. La simulación económica fue tan perfecta y por millones de dólares de retorno, que en el periodo 1998/99 Uruguay paso a ser el segundo país del mundo en exportación de metales preciosos (seguido de Sudáfrica) sin contar con ninguna mina de oro o plata en su territorio. Todo un ejemplo del poder del dinero, en millones, que se esconde detrás de la actividad financiera, oculta y simulada, de los grupos terroristas.
Lo único que le faltaba a nuestro país es haber sido penetrado por el poder económico de células antisemitas y que atentan contra la paz social y mundial. Antes fuimos objeto de los atentados del 1992 y 1994 (aun impunes); ahora nuestro régimen socio-económico parece estar siendo objeto de operaciones con fines terroristas. Para revertir el reclamo local de mayor justicia social y paz social, hace falta decisión política. No hay desarrollo socio-económico justo y sustentable, con el avance de grupos mafiosos que pretenden el exterminio del régimen democrático y republicano de gobierno.
Las leyes fundamentales contra el financiamiento de células terroristas están ahí, presentes. La Argentina suscribió a todas y cada una de las convenciones internacionales en esa materia; pero lo que la sociedad reclama ahora es acción represiva y efectiva; con respeto de las garantías individuales y del debido proceso. Parafraseando a Oscar Wilde, “lo importante no es que te den la razón, sino que cuando te la den, quede aun alguien ahí para escucharte”. En el caso, es preciso arribar a la verdad en tiempo y forma; conocer las verdaderas intenciones económicas del avión supuestamente con fines de proliferación del terror. En definitiva, se espera que la justicia y los órganos de contralor e inteligencia reaccionen y lo hagan rápido.
Doctor en Derecho por la Universidad de Oxford y Counsel de la Corte Penal Internacional