El otro lado del terror
Stephen King es un autor habilidoso y original, algo que su extenso y persistente éxito hace innecesario discutir, pero, en una de cada tantas novelas, es bastante más que eso. No se suele tratar de sus ideas más extravagantes, ni de sus autos furiosos ni de sus perros demoníacos: Revival tiene bastante de Cementerio de animales, así como se le parecía la excelente Un saco de huesos, con algo también de El resplandor. En esas novelas de temas persistentes, King supera los trucos del autor de best sellers para transformarse en un narrador popular. Su escritura se acerca al tono del relato oral y, aun a pesar de las difíciles traducciones, se puede reconocer esa voz familiar, capaz de conmover e interesar. Como se sabe, una buena anécdota oral funciona mejor en primera persona, o en esa tercera equisciente, variante en la que un narrador sigue de cerca los pensamientos y percepciones de un solo personaje.
La cercanía es necesaria porque, en estas novelas, el terror no es una amenaza externa ni exactamente lo desconocido natural o sobrenatural, sino la propia interioridad materializada de la psique: la angustia, la negación, el resentimiento. El efecto del horror se multiplica porque, con una construcción paciente y detallada, King acercó a sus lectores al personaje como si se tratase de un amigo que les cuenta su historia, por lo que el derrumbe de su vida en el espanto tiene un costo bastante mayor que el de un truco escénico.
Revival cuenta en primera persona la historia de Jamie Morton, un músico sesionista, limitado pero eficiente. Y al decir "la historia", se dice "toda la historia": su niñez en una comunidad metodista de Nueva Inglaterra, con padre, madre, tres hermanos y una hermana; su adolescencia y el descubrimiento del amor; los primeros pasos en la música, los pasos siguientes y el descubrimiento de las drogas; la etapa de adicciones y la recuperación, el acercamiento de la vejez y algún reencuentro con la familia; es decir, una vida completa con considerables vaivenes y detalles. Esa vida, más o menos convencional, más o menos atractiva, se vuelve interesante por la aparición, cada tantos años, de su catalizador del destino, o como lo llama el propio Jamie: "Mi quinto en discordia, mi agente del cambio, mi maldición". Se trata del pastor metodista Charles Daniel Jacobs, que se cruza en la vida de Jamie para acompañar e iluminar su niñez, para salvarlo en la juventud, y como no podía ser de otro modo, para cobrarse esos favores en la madurez. Jacobs es Fausto o Prometeo: hombre de fe primero, renegado luego, es una suerte de Nicola Tesla diabólico que descubre la "electricidad especial" y dedica su vida a comprobar el poder de esa fuerza oculta, creadora de todo lo viviente. Pero si tiene la fuerza para acceder a tal poder secreto, es porque su espíritu está confundido y quebrado: Jacobs sufre una crisis religiosa cuando su hermosa esposa y su niño pequeño mueren en un absurdo accidente automovilístico, pérdida de la que nunca se recuperará y que le dará el deseo y la avidez necesarias para asomarse a ver qué ocurre "del otro lado". Del otro lado, en este caso, hay un terror absoluto, cósmico, digno de las pesadillas de H. P. Lovecraft, a quien King celebra y saquea sin ningún reparo, gesto que los devotos agradecerán, incluida una aparición estelar del Necronomicón, el libro oscuro con su sabiduría infernal.
Sin ninguna ambición de originalidad, Revival está entre las excelentes trampas narrativas de King. Prepara lentamente el terreno, invita a seguir muy de cerca a sus personajes, para luego dar, a través de sus pobres existencias, una o dos revelaciones terribles: que el bien absoluto no existe pero que quizá sí exista el mal radical; que el mal muchas veces suele venir de personas extraordinarias con buenas intenciones; que el horror es lo que los hombres traemos al mundo, no necesariamente por crueldad o ambición, sino por estar quebrados por el dolor de estar vivos y por la infausta certeza de la muerte.
REVIVAL
Por Stephen King
Plaza &Janés
Trad:: Carlos Milla Soler
416 páginas
$ 299