El ostracismo del General San Martín
El 5 de mayo se cumplen 200 años de la llegada del Padre de la Patria a Inglaterra. El buque inglés Lady Wellington amarraba en el puerto de Southampton el 5 de mayo de 1824 y en él llegaba el General junto a su hija Merceditas.
San Martín había pensado establecerse en ese país, por conocerlo bien y por contar con la presencia de algunos amigos incondicionales que lo recibirían con afecto. Al llegar a Southampton se alojan durante dos noches en el Star Inn Hotel, que aún existe en ese puerto. El tiempo era necesario para hacer los trámites migratorios. Luego siguen su marcha a Londres, donde lo esperaban viejos conocidos.
Inmediatamente se reúne con Juan García del Río, quien le confirmó su alojamiento reservado por el sobrino de Paroissien, Charles J. Miles. Charles le había conseguido un distinguido alojamiento en una zona muy agradable de la ciudad. Se encontraba frente al Park Place, en el número 12 de New Road Park Place, actual número 23. Es una casa importante, de cuatros pisos, en la que el General solo ocupará la planta baja, que consta de varias habitaciones, un salón principal y cocina. Si se tiene la oportunidad de visitar Londres, se podrá acceder a este edificio, en cuya fachada se encontrará el tradicional disco de color azul, y donde puede leerse: “London Country / José de San Martín / The Liberator /1778 – 1850 / Argentine soldier / and Statesman / stayed here”. En la actualidad es una propiedad privada.
El Libertador nunca se desentendió de los problemas de nuestra patria, de Chile y Perú. Era un embajador sin título. García del Río le transmitirá las últimas novedades del Perú, y por él se entera de que los realistas han vuelto a ocupar Lima y de que Bolívar sigue reuniendo fuerzas y preparando el ejército patriota, pero sin perspectivas de una posible y rápida recuperación de Lima. Todas estas noticias preocupan al General, y seguramente lo habrán hecho reflexionar acerca de la conveniencia suya de permanecer más tiempo en Lima.
Había estado en Londres los últimos meses de 1811, justamente antes de iniciar su viaje al Virreinato del Río de la Plata para realizar su gesta libertadora. En esa oportunidad se había reunido con prohombres que ayudaron posteriormente a la independencia de nuestra patria y de América del Sur. Entre ellos, podemos mencionar a algunos de sus compañeros de armas, como Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Francisco Chilavert (nacidos en el entonces Virreinato del Río de la Plata,) Andrés Bello (nacido en Caracas, muy amigo de Simón Bolívar), Servando Mier, Manuel Moreno, Tomás Guido y otros no tan conocidos.
Allí adquiere el sable corvo que usó en la campaña libertadora y que hoy está depositado en el Museo Nacional, luego de haber estado en custodia en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, por muchos años, tras ser recuperado de un robo anterior.
Volviendo a 1824, Charles J. Miles había tomado contacto con la familia del comodoro Peter Heywood, prestigioso marino inglés, para encargarle la educación de Merceditas. Inmediatamente a su llegada, la niña ingresa pupila en el prestigioso Hampstead College.
Se encontró con una Inglaterra anterior a la época de gran esplendor de la reina Victoria (1837-1901), pero que mostraba un importante avance respecto de los casi catorce años antes de su partida. La ciudad estaba bien organizada y, si bien aquejaban problemas en muchos casos similares a otros países de Europa, podía apreciarse un desarrollo sostenido y un importante movimiento económico.
El Libertador se adaptó rápidamente a la ciudad y mantuvo innumerables reuniones con amigos y personalidades de la época, como Agustín Iturbide, exemperador de México de visita en Londres.
Con tiempo comenzó a planificar un viaje a Escocia para visitar a su amigo MacDuff, conde de Fife, en la ciudad de Banff. Disfrutaba de los paseos con su hija, los fines de semana, cuando salía del colegio.
Sin embargo, a los pocos meses de llegar, comprendió que Londres era demasiado cara para vivir de sus pensiones. Indudablemente debía buscar otra ciudad que le permitiera enviar a Merceditas a un buen colegio de señoritas, y poder bajar el costo de vida. Se tomaría unos meses para decidirlo.
Finalmente permanecerá en Londres solo hasta fines de diciembre de ese año, trasladándose posteriormente al Reino de los Países Bajos, a la ciudad de Bruselas, que lo albergaría los próximos seis años y donde vivió con su hermano Justo muy austeramente, pero feliz.
Se inicia para el General una vida más tranquila, donde pasaba inadvertido, dedicado a difundir la independencia de los nuevos Estados americanos, a educar a Merceditas, lo cual no le impedía cada día extrañar a su patria y en especial a su amada Mendoza.
San Martín debió exiliarse por la situación que se vivía en nuestro país. Hoy lo hacen nuestros hijos y nietos por causas en el fondo similares. Tengamos la esperanza de que estos nuevos aires que vivimos los traigan de vuelta, 200 años después de la partida del Libertador, quien soñó con su regreso a una patria grande.
General (R.)