Dos temas atravesaron la semana: el nuevo mapa de la pobreza, revelado por la nueva medición del Indec: más de 4 de cada 10 argentinos es pobre; tenemos 18,5 millones de pobres y casi 5 millones de indigentes, un 10 por ciento de compatriotas.
Y el inesperado freno que le puso la Corte al proyecto de autoamnistía de Cristina Kirchner al aceptar por unanimidad ocuparse de la destitución de Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli.
¿Están relacionados ambos temas? Paradojas argentinas.
En el arranque la década del 70, cuando se fundó Montoneros y las organizaciones armadas luchaban por un país «más justo», la Argentina tenía un 4% de pobres. No sólo eso: había una pujante clase media que, entre otros "lujos", podía veranear uno o dos meses en Mar del Plata. Había movilidad social y el sueño de «mi hijo el doctor» estaba vivo y era realizable.
Hoy, 50 años después, el 56,3% de los chicos es pobre en nuestro país.
¿Qué nos pasó en los últimos 50 años? ¿Por qué esa autodestrucción? Hay muchas teorías y seguramente múltiples causas, pero frente a esa complejidad el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, lo simplificó así: "Es la crisis del macrismo". Los datos muestran otro mapa.
El peronismo gobernó casi 30 años la provincia de Buenos Aires desde el regreso de la democracia. Y en el caso de La Matanza, epicentro de la pobreza nacional, la gobernó completamente. Según las últimas mediciones del Indec, viven en el conurbano la mayor cantidad de pobres del país: unos 6 millones.
Tal vez la cifra más dolorosa es la de los chicos. Más del 56 por ciento es pobre. Esto habla del futuro de la Argentina y de por qué tantos argentinos quieren buscar un mejor futuro para sus hijos en otros lugares.
Según el Indec, la pobreza subió 5 puntos en un año. ¿La culpa es de la pandemia o de Macri? ¿En cuánto influyó realmente la pandemia en el aumento de la pobreza y la indigencia y por qué otros países de la región no fabricaron tantos pobres como nosotros, con la misma emergencia sanitaria?
Con el nuevo salto de la pobreza, la Argentina volvió a ocupar uno de los peores lugares de la región para las personas más vulnerables.
La nueva medición del Indec también abrió otra polémica, además de disparar nuevos negocios ligados a la coalición gobernante.
La polémica quedó resumida en un tuit de Federico Pinedo: "Qué raro, la UCA decía que antes de las elecciones la pobreza era del 41 por ciento y, ahora, después de la cuarentena y con 4 millones menos de empleos bajó al 40,9%".
Te contaba sobre los negocios en torno al nuevo mapa de la pobreza: es decir, el uso de los pobres que, para algunos sectores de la política, son oro en polvo.
La historia de la pobreza en la Argentina tiene 40 o 50 años, no más. En los años ’80 y ’90 había tomas que, aunque ilegales, eran genuinamente protagonizada por pobres. Hoy ya no es así.
Hoy, detrás de esas tomas funciona un complejo mecanismo mafioso, controlado por bandas y hasta por "brokers" extranjeros, ciudadanos bolivianos y paraguayos. El profesor Ossona cuenta por qué la toma de Guernica es una gran puesta en escena.
El negocio del narco, en barrios vulnerables también crece con el aumento de la pobreza. Hay tomas que se están desplazando hacia zonas rurales de La Plata, más escondidas, con el probable objetivo de instalar cocinas para hacer pasta base de cocaína.
Durante esta semana le quitaron una caja millonaria (vinculada al manejo de tierras) a María Eugenia Bielsa, la ministra del área de Vivienda, para dársela al ministro Daniel Arroyo. Es decir, a la iglesia.
¿Te acordás de aquella reciente frase de Elisa Carrió, cuando dijo que el Papa Francisco estaba detrás de las tomas?
Esta semana, la Corte –por unanimidad- le puso un límite al proyecto de autoamnistía de Cristina Kirchner aceptando el per saltum –es decir, tratar el caso- de los jueces Bertuzzi, Bruglia y Castelli.
¿Es correcto leer esta decisión como una derrota política y jurídica de Alberto y Cristina Kirchner? ¿O hay otro modo de verlo?
Los cortesanos, que se caracterizan por su fina sensibilidad para tomarle la temperatura al poder, ¿detectaron la fragilidad del Gobierno y por eso resolvieron en contra de sus intereses?
Dicho de otro modo: ¿Podrían haber aceptado ocuparse del caso de los jueces destituidos si el Gobierno estuviera fuerte? ¿Qué hará la Corte con la decisión de fondo, que será en dos semanas? ¿Seguirá defendiendo a los jueces o se someterán al poder?