El mundo editorial, entre la crisis sanitaria y el cambio cultural
Con una fuerte caída en las ventas por la cuarentena, la digitalización creciente interpela a los editores; según el experto Roger Chartier, el libro físico sigue cumpliendo un rol fundamental
Como no podía ser de otro modo, la pandemia de coronavirus afectó al sector editorial. Gracias a la digitalización, en las sociedades que entraron en cuarentena los cambios se aceleraron. "El tiempo de la pandemia fue y todavía es un tiempo del todo digital, tanto para las comunicaciones formales e informales como para la compras online y la lectura de libros en formato electrónico", dice a la nacion el historiador francés Roger Chartier. Si bien la demanda de ebooks no llega a compensar la caída en las ventas de libros físicos, aumentó significativamente. "El interrogante es si las prácticas del confinamiento perdurarán y si la compra y la lectura de libros electrónicos alejarán a más lectores del libro impreso, que constituía antes de la crisis el 90% del mercado del libro en casi todos países -señala Chartier, autor de Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna-. Un indicio de un posible cambio puede encontrarse en una encuesta reciente que observa que el 15% de los franceses vive en un mundo exclusivamente digital, entre videos online, juegos electrónicos y redes sociales. La mitad tiene menos de 25 años. ¿Debemos considerarlos los lectores del porvenir? Si fuera así, la actividad editorial estaría amenazada y obligada a transformarse profundamente". Chartier observa que para que eso no ocurra son necesarias medidas legislativas y administrativas, además de una toma de conciencia de los que integran el ecosistema del libro.
El dinamismo digital actualizó el debate sobre el rol de los editores. "En el año 2000, André Schiffrin publicó La edición sin editores. Su libro hacía foco en la lógica del marketing en la actividad editorial, impuesta por la concentración del sector, a expensas de la lógica intelectual o cultural", señala Chartier. ¿La búsqueda de ganancia a corto plazo modificó la economía editorial y el papel de los editores? "El algoritmo es el principio clave que rige al mundo digital, organizado a partir de clasificaciones temáticas destinadas a identificar y satisfacer los intereses y gustos de los usuarios. Es una ruptura fundamental con la lógica de la cultura impresa, que tanto en la librería o la biblioteca como en los diarios permite encontrar lo que no se conocía y no se buscaba. Si no queremos una edición algorítmica, si no pensamos que el lector es una serie de datos que hacen previsibles sus comportamientos, debemos preservar las librerías, bibliotecas y diarios, que hacen posible lo inesperado", aconseja el teórico francés.
Es muy pronto para saber si las transformaciones en las formas de leer producirán cambios en el libro tal como lo conocemos. "Un libro fue siempre, al mismo tiempo, un objeto material y un discurso escrito -define Chartier-. Fue el caso con los rollos de la Antigüedad, los códices manuscritos o los libros impresos. Las dos naturalezas del libro eran inseparables. Todo cambia cuando son separados el soporte de lo escrito y el contenido". Sin duda, los soportes digitales (computadora, tableta, smartphone) producen nuevas formas de leer. "Llevan a las obras escritas las prácticas de las redes sociales; imponen una lectura acelerada, impaciente, fragmentada, que autentifica la verdad de los enunciados dentro de una misma comunidad de ´wreaders' (lectores que también escriben)", señala el experto. "Esta transformación permite la aparición de producciones simbólicas originales, provocadoras, poderosas. Pero lleva el peligro de la pérdida de las lecturas lentas y críticas que se apoderan de las obras que transmiten el conocimiento y que rechazan las falsificaciones y manipulaciones multiplicadas por los enemigos del saber verdadero y la vida democrática".
Para el investigador Alejandro Dujovne, cuya entrevista con Chartier se podrá ver en el canal de YouTube de la Feria de Editores el domingo 9 a las 20, no hay un único modo de leer. "No lo hubo a lo largo de la historia, donde las formas fueron cambiando en función de los soportes, de la amplitud social de alfabetización y del acceso material al libro -dice-. Ni lo hubo entre clases, grupos sociales y géneros distintos. Ni siquiera hay una sola forma de lectura en la vida de una persona, que puede leer de modo instrumental o de modo recreativo. No hay duda de que estamos atravesando una nueva etapa en la historia de los modos en que nos vinculamos con la palabra escrita, y por ende con los libros físicos".
La eventual pérdida de la forma de lectura que requiere silencio, algún grado de aislamiento y concentración implicaría, según él, la merma de ciertas competencias cognitivas. "Corresponde a la política pública evitar que eso suceda, valorando y promoviendo esta forma de lectura intensa a través de la escuela, las universidades y los planes de promoción de la lectura".
Los editores argentinos coinciden con Chartier: la pandemia de coronavirus agravó la crisis. El presidente de la Cámara Argentina del Libro, Martín Gremmelspacher, sostiene que la pandemia empeoró la situación y que incluso en las localidades donde las librerías reabrieron sus puertas las ventas se redujeron a la mitad respecto de 2019. En abril y mayo, las editoriales prácticamente no facturaron.
"La pandemia puso sobre la mesa, de forma violenta, la crisis que atraviesa el sector desde hace muchos años -dice José Henrique, escritor y editor del sello Final Abierto-. No se diferencia mucho de las demás sectores: una concentración imparable en la producción, la distribución y los canales de venta desde los años 1990 a esta parte. El fenómeno de la edición independiente nunca incidió desde lo comercial, aunque sí desde lo cultural".
"A poco más de cuatro meses del comienzo de la cuarentena no cambió nada y cambió todo -afirma Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia-. Los editores tuvimos que repensar nuestros planes editoriales, nuestras tiradas, nuestros costos pero también la viabilidad de los proyectos. Casi como replegarse y empezar de nuevo, redescubriendo a los lectores, sus contextos y sus nuevas formas de leer y comprar". Para Djament, en el sector del libro se superponen tres crisis. "La crisis económica del país, la crisis por la pandemia y una crisis estructural de la industria. Va a depender de todos nosotros, y en interacción con el Estado, poder repensar las reglas de juego. Por el momento, las editoriales y librerías independientes y muchos escritores y traductores, entre otros, están dejando muy en claro que hay otros modos de pensar el libro".
La Feria de Editores
Entre el viernes próximo y el domingo 9 se llevará a cabo una nueva edición de la Feria de Editores (FED), una de las actividades culturales de mayor convocatoria en la ciudad de Buenos Aires. Por la pandemia, este año todas las actividades serán virtuales y se podrán seguir desde la página web del evento (www.feriadeeditores.com.ar).
Participan 160 editoriales de narrativa, poesía, ensayo, ciencias sociales, historieta y libros para chicos. De 18 a 20, lectores y editores podrán conversar online acerca de los catálogos, y las compras serán derivadas a diferentes librerías, que también estarán conectadas mientras se desarrolla el evento.
Además, por el canal de YouTube de la FED será posible asistir a entrevistas y debates protagonizados por las escritoras mexicanas Margo Glantz y Verónica Gerber Bicecci, el historiador francés Roger Chartier, la narradora chilena Nona Fernández, y los escritores argentinos Carlos Chernov, Luisa Valenzuela y Martín Kohan, entre otros.