El marxismo capitalista chino
El premio Nobel de literatura 2012, el chino Mo Yan (muy vinculado a la conducción del Partido Comunista Chino), afirmó en marzo pasado, en una entrevista con el diario español El País: "Lo que escribió Marx en El manifiesto comunista es de una belleza magnífica. No obstante, me parece muy complicado llevar ese sueño a la práctica. Por otro lado, cuando me fijo en el Estado de bienestar de los países de Europa, sobre todo del norte de Europa, me pregunto: ¿son concebibles estos Estados, estas sociedades, sin Marx? En cierto modo, el marxismo ha salvado al capitalismo, porque los que realmente se han beneficiado de las bendiciones de esa ideología son las sociedades occidentales. Los chinos, los rusos y los europeos, por mucho tiempo, malinterpretamos a Marx" .
En la tercera y última sesión plenaria del año del Comité Central del PC chino, se aprobó una reforma que profundiza el rumbo adoptado en un plenario similar de 1978, encabezado por Deng Xiaoping. Esta resolución, que se conoció el 15 de noviembre pasado, no es una "expresión de deseos", sino una "orden ejecutiva" que debe ser implementada en forma inmediata, con vigencia hasta fin de 2020, cuando se evaluarán sus resultados. Se trata del programa para la década del presidente, Xi Jinping.
Su contenido es tajante. Ratifica la "construcción del socialismo con características chinas". Prioriza la reforma económica entendida como la consolidación de la "economía socialista de mercado", que se basa en la "inviolabilidad de los derechos de propiedad" en sus tres niveles: "el capital público, el privado y el comunitario".
A las "empresas de propiedad estatal" (SOE - State Owned E nterprises), la reforma les ordena adoptar el sistema de administración - management - profesional orientado en forma creciente hacia la economía de mercado. Expresa el "decisivo" apoyo al crecimiento del capital privado como "estimulador del crecimiento, el empleo y la recaudación de impuestos", y autoriza la asociación entre empresas públicas y privadas. Se propone, además, construir un mercado "moderno, abierto, ordenado y competitivo".
También indica la necesidad de "desmontar privilegios y protecciones regionales, subsidios ilegítimos y monopolios", al tiempo que afirma que "los precios deben ser determinados por el mercado".
Exceptúa de estas reglas a las actividades expresamente protegidas como estratégicas y monopólicas.
La resolución de noviembre encara una "reforma financiera" que impulsa la creación de una banca privada de pequeño y mediano porte minorista y un mecanismo creciente para que tanto el valor del yuan como las tasas de interés sean determinados por "mecanismos de mercado".
Se propone, asimismo, el fortalecimiento de la protección a la propiedad intelectual. Y define al gobierno como una "organización prestadora de servicios bajo el imperio de la ley". También indica que "se removerán los procedimientos de autorización estatal para la iniciativa privada", con la excepción de las empresas expresamente relacionadas con la seguridad nacional o la preservación ecológica.
Se habilita además la competencia privada en el sistema de compras estatales, y se modifica sustancialmente el sistema de propiedad de la tierra, calificándola en varias categorías: familiar, colectiva, cooperativa y empresa privada. Habilita por otra parte el "sistema de propiedad por acciones" y el "derecho sucesorio".
Impulsa la expansión de las campañas públicas y privadas hacia el exterior, así como los joint ventures con empresas equivalentes "a su propio riesgo".
En el capítulo IX de la resolución, "El imperio de la ley", se propone reducir los tipos penales que llevan a la pena de muerte, la eliminación de toda forma coercitiva de obtener confesiones y el fin de la reeducación por trabajos forzosos. Unas 300.000 personas serían liberadas en forma inmediata.
En el capítulo sobre "servicios sociales" se profundiza en el sistema de evaluación de alumnos "no sólo al momento de sus exámenes finales".
Como se sabe, admite que las parejas tengan dos hijos, siempre que uno de los padres sea hijo único, y promueve "las inversiones privadas en el campo de salud", así como el seguro médico privado".
En el capítulo XIV, "Civilización ecológica", traza una "línea roja" para la protección del medio ambiente. Crea un sistema de parques nacionales y propone establecer la imprescriptibilidad de los delitos ecológicos. En un capítulo dedicado a la "reforma militar", la resolución estimula la inversión privada en el suministro de material para la industria militar. Y en otro reservado al liderazgo del Partido Comunista Chino se indica la continuidad del rol del PC impulsándolo al "aprendizaje, la innovación y el servicio al pueblo chino", promocionando a los más capaces y expulsando a los incapaces, los acomodaticios y los corruptos.
Esta síntesis no agota la profundidad de los cambios que se plantean en China.
En lo estrictamente regional, al actual stock de inversiones chinas en Sudamérica (más de 100.000 millones de dólares en los últimos 10 años ) hay que agregarle que China ya es el primer socio comercial de Brasil, Chile y Perú, y el segundo de la Argentina, Venezuela y Colombia. En la próxima década, con el nuevo impulso adoptado, China se constituirá en la mayor potencia extrazona de Sudamérica.
Este enorme y positivo desafío debe tener como contracara la concreción de nuestro proyecto integrador sudamericano, de tal forma que podamos competir en un plano de igualdad, superando las asimetrías actuales. Sería bueno que los teóricos de un izquierdismo utópico y obsoleto leyeran con atención las últimas decisiones del Partido Comunista Chino.
© LA NACION