George Steiner. El maestro que supo ser alumno toda su vida
Esta semana falleció una de las figuras centrales del humanismo contemporáneo, autor que construyó conocimiento a partir del diálogo entre distintas disciplinas, y que hizo de la educación y el aprendizaje un trascendente proyecto intelectual
Qué es la vida de un pensador sino el resultado de sus batallas contra sí mismo y sus fantasmas. La tarea del pensamiento es una experiencia que se transita a media luz por caminos sin horizonte. Esta semana, a los 90 años, murió George Steiner. Figura fundamental del pensamiento que doblegó las fronteras de la departamentalización académica desde su enciclopedismo y recorrió la literatura comparada, la filosofía, la ensayística y la historia de las ideas.
Más allá de los títulos universitarios y los premios, Steiner era en igual dimensión un intelectual y un profesor. A través de sus preocupaciones demostró que las humanidades dialogan para construir el saber y que no se las puede encerrar como mundos desconectados, que desde la literatura se hace filosofía, que la poesía recorre todos los rincones del pensamiento, y que nada es posible si no se transmite el conocimiento.
Estudioso de las lenguas y multilingüista, para Steiner conocer las palabras en su origen era conocer los secretos de cada autor y sus obras. Desde allí hizo dialogar la tradición judía con Proust, Dostoievski y los grandes escritores rusos con el paradigma de poder cristiano, o al mundo helénico con Dante, Hegel y Paul Celan, por nombrar algunos de sus grandes trabajos. Pero también se ocupó del lenguaje y la política, tanto como de las catástrofes del siglo XX.
Frente a la "biblioteca Steiner" se vuelve casi imposible jerarquizar un libro como el más importante. En especial, porque Steiner es esa rara avis intelectual que nos ha dejado más de un gran texto en cada época de su vida. Desde Tolstói o Dostoievskide 1959 y Lenguaje y silencio de 1967, pasando por su bellísimoDespués de Babelde 1975, hasta el ineludible Antígonas de 1984, o La poesía del pensamiento de 2011 y Gramáticas de la creación de 2001. Cada texto es una aventura para el pensamiento y una invitación a recorrer nuevos universos y reflexiones. Es aquí donde comenzamos a dimensionar la magnitud de su herencia y la profundidad de su pérdida.
Al repasar sus libros, quizás uno de los menos mencionados es Lecciones de los maestros (2004). A través de seis clases fruto de un seminario en la Universidad de Harvard, Steiner repasa la historia de la enseñanza y de la relación entre maestro y alumno, guiado por una pregunta tan simple como fundamental: ¿qué es lo que le da a alguien el poder de enseñar a otro ser humano?
Sin embargo, una de las ideas marginales de este trabajo, que termina desbordando su seminario y su obra, es que educar no solo es abrirse a otro y es posible con el otro, sino que, sobre todas las cosas, enseñar inunda cada rincón del ser humano y esto constituye una intransferible responsabilidad. Enseñar tiene consecuencias directas sobre las personas: desde transmitir un ideal de libertad o de pensar críticamente hasta destruir la subjetividad de un individuo. Dice Steiner: "Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital un ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo más íntimo de la integridad de un niño o de un adulto. Un Maestro invade, irrumpe, puede arrasar con el fin de limpiar y reconstruir. [...] La mala enseñanza es, casi literalmente, asesina y, metafóricamente, un pecado".
Más allá de las formas o las herramientas hermenéuticas, y siempre como pensador completamente sumergido por sus intereses, Steiner escribe sus textos sin imponerse una cronología histórica como ley metodológica. Steiner lee sin pudor la Antigüedad desde lo moderno o el Renacimiento desde la Modernidad, no desde una postura filosófica o un capricho intelectual, sino comprendiendo la historia de las ideas como un universo que se va entretejiendo y conectando más allá de las generaciones directas.
George Steiner fue maestro y alumno toda su vida. Alumno de la biblioteca de Babel y de aquellos que habitan en cada libro, así como también maestro de todos a los que sus conferencias, clases y libros le abrieron nuevos caminos para recorrer. Por eso lamentamos su muerte pero celebramos su trascendencia.
El autor es doctor en Ciencias Sociales (UBA), Magister en Diversidad Cultural (Untref), investigador del Conicet y director de Hecho Atómico Ediciones.