El Leviatán ausente
En 1651 el filósofo político inglés Thomas Hobbes escribió una obra cumbre de la Ciencia Política: Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil. La idea central del libro es que la construcción de un Estado a través de un contrato o pacto social se hace, en primera instancia, para garantizar la justicia y el imperio de la ley, sin el cual estaríamos inmersos en un “bellum omnium contra omnes” (guerra de todos contra todos).
Sin embargo, hace unos días fuimos testigos de los acontecimientos ocurridos en la ciudad de Rosario. El asesinato de un niño de 11 años producto de un tiroteo entre grupos narcos desencadenó la furia de sus vecinos que buscaron hacer justicia por mano propia frente al lento accionar del Estado. Es que, a pesar de que el Estado ha destinado en promedio el 43,4% del PBI en ayuda social en la última década, según el último informe de Gasto Público Consolidado del Ministerio de Economía, y de que los diferentes gobiernos hablan de la presencia estatal, para la mayoría de la población el Estado se encuentra ausente. Así lo demuestra la última encuesta realizada por la Asociación Civil Espacios Políticos durante febrero sobre las percepciones que tiene la población respecto del mismo. (https://espaciospoliticos.org/2023/03/09/encuesta-nacional-estado-burocracia-y-tramites-publicos/)
Los datos denotan una visión negativa sobre las capacidades que tiene el Estado para escuchar y resolver las demandas que la sociedad considera urgentes. La inseguridad, junto con la pobreza, la corrupción y la inflación, son los principales problemas para ser resueltos, pero el 81,2% considera que el Estado es incapaz de hacerlo. Actuar frente a la presunta inacción o ineficiencia estatal, en sus diferentes niveles jurisdiccionales, se está convirtiendo en una tendencia en nuestro país, ya que dos de cada tres personas consideran que el Estado no desempeña correctamente su función en ningún área, ya sea seguridad, educación, o economía.
Por otro lado, el estudio de 1133 casos a nivel nacional demuestra la desconfianza general sobre el accionar del Estado. La falta de transparencia en las decisiones y el desconocimiento sobre la utilización de los recursos públicos demuestran la baja credibilidad que tiene la sociedad frente a las instituciones políticas. Para el 58,9% de la ciudadanía, es el Poder Ejecutivo el que le genera menor confianza. El dato más alarmante es que el 88,4% de la sociedad considere que el Estado en nuestro país se encuentra ausente. No está ausente en el gasto, pero sí en prestaciones, en efectividad y en la resolución de los problemas reales que la ciudadanía le demanda y no escucha.
Ante este escenario, la encuesta mostró que el 75,6% estuvo de acuerdo con que es necesario realizar reformas. Ocupando la “reforma monetaria” el primer lugar, con el 28,8% de las preferencias, seguida por la “reforma laboral”, la “reforma judicial” y la “reforma impositiva”.
Ante esta evidencia es necesario rediscutir las capacidades del Estado, que no está dando respuestas y que necesita ser modernizado porque la gente lo percibe lejano e inefectivo. Estamos hablando del instrumental de navegación de un país que está tirando generaciones enteras por la borda y que necesita desesperadamente desagrietar este tema. Mejorar el Estado debería ser una política de Estado, para que su presencia no sea un eslogan del gobierno de turno, ni su ausencia un motivo para pedir su eliminación, como se agita irresponsablemente desde un ropaje antipolítico. Hay que reconstruir una cadena de valor público y regenerar la confianza para las reformas necesarias.
Especialista en Estado, administración y políticas públicas (UBA- Georgetown)