El legado de una historia
¿Alguien publicará –dentro de treinta, cincuenta años– los intercambios de correos electrónicos entre dos intelectuales, entre un novelista y su editor, entre un poeta y su traductor? ¿Alguien se interesará por leerlos? Una reconstitución apasionada (La Compañía) reúne, probablemente, uno de esos últimos enriquecedores trueques de ideas que todavía se hacían sobre papel, por lo general manuscrito, cuanto mucho mecanografiado: el librito reúne la correspondencia que Marguerite Yourcenar y la argentina Silvia Baron Supervielle mantuvieron entre 1980 y 1987, año de la muerte de la escritora francesa.
Las cartas llevan y traen preferencias literarias, preocupaciones estéticas, cuestiones relativas a la traducción (Silvia bregaba entonces por la publicación en español de poemas de Yourcenar); y expresan con sobriedad afecto y admiración recíprocos. El prefacio de Baron Supervielle pinta en conmovedoras palabras el carácter de la creadora de Memorias de Adriano y la entrañable relación que unió a ambas. Esa amistad nació de la lectura. La poeta argentina estaba deslumbrada por la prosa de Yourcenar y, por azar, descubrió su poesía. La tradujo al castellano y la envió a Gallimard, con unas líneas para la autora. No tardó en obtener respuesta: Marguerite se encontraba gratamente sorprendida, halagada y agradecida por el trabajo de Silvia, y la alentaba a continuar.
El vínculo se estrechó. Baron Supervielle fue invitada a los homenajes por el ingreso de Yourcenar en la Academia, tradujo luego su teatro y recibió una propuesta inesperada: pasar quince días en Petite Plaisance, el cálido refugio de Yourcenar en América, rodeado de árboles, agua y pájaros, donde la autora disfrutaba del anonimato. Allí, Silvia descubrió a una mujer profundamente solitaria y sensible, amante de las gentes y los placeres sencillos, íntimamente herida por un dolor profundo que venía de la niñez.
La última carta de Yourcenar a Baron Supervielle está fechada en julio de 1987. En ella le refiere el trabajo contrarreloj que hace para terminar su ensayo sobre Borges –pasión literaria que su colega argentina contribuyó a encender–, se lamenta por la primavera “deplorable” que acaba de terminar y le manda “un abrazo muy amistoso”. Yourcenar alcanzó a pronunciar su conferencia sobre Borges en Harvard, pero tuvo que cancelar su visita a Copenhague por problemas de salud. Murió en diciembre.
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La publicación de Hablando con las paredes culmina el proyecto de revalorizar, mediante publicaciones que lo estudiaran a fondo, el patrimonio del Museo Pueyrredón. Durante los último seis años, el área de Cultura del municipio de San Isidro publicó volúmenes dedicados a su colección de arte religioso y de pintura, además de una biografía de Juan Martín de Pueyrredón. El libro que acaba de aparecer, realizado por Carlos Moreno con Cecilia Lebrero, cuenta, especialmente desde un punto de vista arquitectónico, la historia de las tierras en que se construyó la casa, la historia de su gente y los cambios introducidos por la urbanización y el progreso. En ese ámbito vivieron las familias Pueyrredón y Aguirre, cruciales en el legado que se convirtió en patrimonio de la comunidad
Una reconstitución apasionada. Marguerite Yourcenar y Silvia Baron Supervielle, La Compañía
Hablando con las paredes. Municipalidad de San Isidro