El kirchnerismo y sus zonas liberadas
Siempre me pareció que el kirchnerismo fue una fuerza profundamente contradictoria. El hecho que sean absolutamente inconsistentes entre lo que dicen y hacen, es grave de por sí porque no hay posibilidades de tener una conversación honesta. El uso de tanta mentira o medias verdades nos arrincona, casi que nos deja sin lenguaje y ofrece relaciones políticas violentas.
Cuando son oposición, su forma maniquea de ver la realidad tiene un impacto relativo, cuando son gobierno la situación es mucho más preocupante, su decir pasa al hacer o al no hacer desde el Estado y su embrollo pseudo ideológico pega de lleno en la vida de las personas. Cuando el kirchnerismo gobierna, su contradicción entre el decir y el hacer pasa al plano de los hechos y crea zonas liberadas para la violación de los derechos humanos.
Todo lo que sucedió con los privilegios de Olivos, los comentarios de Iglesias y terminar con el Presidente responsabilizando a Fabiola por la foto, todo pareció tan sintomático del doble discurso del Gobierno.
Es aberrante que los principales organismos del Estado tengan la capacidad de responder y accionar contra un diputado de la oposición, pero no frente los actos del kirchnerismo. Pero una cosa no es sin la otra, dejar zonas liberadas donde el feminismo y los Derechos Humanos no aplican en la Argentina, requiere de tolerancia cero cuando se trata de reprender opositores o hacer la vista gorda cuando se trata de defenderlos.
Estas zonas liberadas fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando vi el accionar de los organismos y sus responsables, los mismos a los que hace poco intimamos política y legalmente a proceder frente a los terribles hechos de abuso de la pandemia en todo el país y nada hicieron. Nada es absolutamente nada.
Estas personas detentan el poder como funcionarios del Estado, desde un ministerio, una banca, o un instituto, se convierten en una mera ilusión. Ocupan el lugar y lo vacían de acción política real.
Su accionar como funcionario ya no es la de un responsable político, porque prima el silencio por conveniencia política. Cada vez que decidieron no actuar, están mandando un mensaje a todos los que vienen a atacar a las mujeres o a violar los Derechos: con los amigos no pasa nada.
Lo hacen desde el Estado y lo hacen cuando se apropian y sesgan a los movimientos sociales. Cuando la solidaridad con el colectivo pierde frente a la lealtad peronista, entonces estamos reproduciendo lo peor de la violencia. El poder del Estado entonces en vez de asegurar derecho, libera zonas y abandona a las personas.
El grado de desprotección de todos los colectivos y de las mujeres, requiere de un compromiso marcado de cada uno de nosotros. Pero especialmente de quienes detentan el poder público. Por el contrario, cuando actúan de esta forma frente a lo que hace un diputado de la oposición no puedo dejar de pensar que hacen una sobreactuación para tapar el silencio cómplice con los propios.
El sesgo de los funcionarios públicos y de los movimientos debilita a los colectivos. En su pretensión por el monopolio de la representación y la eliminación de las miradas alternativas, están excluyendo. Cuando excluyen, abandonan.
Cuando denunciamos lo que estaba pasando en Formosa, los organismos del Estado no dijeron ni hicieron nada. Eran mujeres también y se estaban atacando sus derechos en forma aberrante y descarada. La pertenencia política primó sobre las personas.
Tenemos que trazar una frontera. No debe existir pertenencia política que obligue al silencio frente a la violación de derechos. Nunca. No tiene que suceder en los movimientos y menos aún en el Estado.
Diputado porteño por la Coalición Cívica ARI