El kirchnerismo y la hipocresía de los derechos humanos
Para el Ejecutivo nacional, valen según dicte la conveniencia política. Algo contradictorio para un gobierno que se jacta de ser "el de los derechos humanos".
Movilizaciones estudiantiles que son reprimidas, persecución a la oposición política, muertes, violencia, censura a la prensa. Un retrato típico de las dictaduras militares que azotaron a nuestra región y país algunas décadas atrás. Lamentablemente, el retrato corresponde a la crisis que se vive estas semanas en Venezuela. El presidente Nicolás Maduro, convencido de estar impidiendo un intento de golpe de estado fascista, está reprimiendo ferozmente la voz de su pueblo que le pide que respete los valores democráticos.
La defensa de los derechos humanos ha sido una de las principales banderas del kirchnerismo durante sus 10 años de gobierno. En el marco de esta política, se tomaron medidas acertadas como, por ejemplo, la orden de descolgar los cuadros de Videla y Bignone del Colegio Militar, la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, reabriendo de esta manera las causas judiciales contra militares de rangos menores acusados de actos represivos, y la creación del Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos en el predio de la ex ESMA, donde funcionó uno de los mayores centros clandestinos de detención de la Argentina.
La libertad de expresión es un derecho que el kirchnerismo parece haber olvidado
Con estos antecedentes de lucha por la defensa de los derechos humanos, es lamentable la postura que ha tomado nuestro gobierno nacional ante la crisis venezolana. Desde Presidencia de la Nación y Cancillería, así como en distintos foros internacionales, nuestros representantes nacionales han ratificado el apoyo total y absoluto de la Argentina al gobierno venezolano y sus acciones represivas, pasando por alto hechos terribles como las muertes en las calles, la presencia de fuerzas paramilitares en las protestas y el arresto del opositor Leopoldo López. Según nos dicen, Venezuela es un país "amigo", y con los amigos hay que ser leales y comprensivos sobre todo en las épocas difíciles. Evidentemente, existe un doble discurso dentro del kirchnerismo respecto del valor de los derechos humanos.
Pero no deberíamos sorprendernos tanto. Tampoco es la primera vez que el Gobierno deja entrever una postura ambigua en esta área. Recordemos que el año pasado, al mismo tiempo que La Cámpora reprochaba la represión del gobierno chileno a los estudiantes que se manifestaban a favor de la reforma educativa, el kirchnerismo aprobó la designación de César Milani, acusado e investigado en tres causas por delitos de lesa humanidad, como Jefe del Ejército. La incertidumbre acerca de su rol en la represión ilegal de última dictadura militar y las protestas de todo el arco opositor así como de diversas organizaciones de derechos humanos (CELS y Human Rights Watch entre ellas) no hicieron desistir al Gobierno de avanzar con el nombramiento. Dichos de preocupante liviandad como "no existe ninguna condena que pueda impedir el ascenso de Milani" y "Milani fue durante cuatro años subjefe y era natural un ascenso" fueron emitidos por los principales referentes del oficialismo.
Los derechos humanos son derechos inalienables e inherentes a todos los individuos, independientemente de cualquier cualidad que pueda diferenciar a unos de otros, y el Estado debe ser su máximo garante
Otro triste ejemplo es el memorándum de entendimiento con Teherán por el atentado a la AMIA que la presidenta Cristina Kirchner firmó el año pasado. Dejando de lado que no se ha logrado avanzar con el pacto por la falta de predisposición del gobierno iraní, no podemos pasar por alto el hecho que nuestros representantes nacionales consideraron apropiado firmar un acuerdo bilateral con un país que hasta el año pasado no reconocía el Holocausto y cuyo respeto a los derechos humanos se encuentra altamente cuestionado.
Y no olvidemos los ataques a la prensa. La libertad de expresión es un derecho que el kirchnerismo parece haber olvidado. Las embestidas gubernamentales contra medios independientes, el cepo publicitario a las empresas, el sesgo de la publicidad oficial y las acusaciones a periodistas le han valido al Gobierno varias advertencias por parte de la Sociedad Interamericana de Prensa y de varios organismos internacionales.
Los derechos humanos son derechos inalienables e inherentes a todos los individuos, independientemente de cualquier cualidad que pueda diferenciar a unos de otros, y el Estado debe ser su máximo garante. El apoyo que le ha brindado el gobierno argentino a su par venezolano frente a la crisis política que se vive en dicho país, refuerza la idea de que el kirchnerismo no comparte esta opinión. Más bien, nos deja la sensación de que para el Gobierno los derechos humanos valen según dicte la conveniencia política. Algo contradictorio para un Gobierno que se jacta de ser "el gobierno de los derechos humanos".
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