El impacto del coronavirus en la pobreza
Con el coronavirus también se ha confirmado la situación de la pobreza en toda su dimensión. Debido a los altos números de la pobreza, también se vinieron desarrollando medidas para atender a la misma, como por ejemplo, los comedores comunitarios. La solución de fondo para evitar el gran número de pobres es la inversión.
La inversión y la pobreza, en la práctica, han evolucionado cuantitativamente de una manera muy diversa desde 1983 hasta ahora: si tomamos la inversión bruta interna fija sobre el PIB en moneda constante, la misma ha tenido caídas muy importantes para los años de crisis como los de la hiperinflación de 1989 o la crisis del fin de la convertibilidad en el 2002, períodos en los que creció mucho la pobreza del país. La inversión ha sido en promedio de algo menos del 20 % en relación al PIB en moneda constante, con picos muy bajos para los años de crisis, es decir, ha sido insuficiente para mejorar el empleo, el cual aumentó mucho en 1989 y 2002. Sobre todo hay que considerar que dicha inversión es bruta, es decir, que hay que restarle aún la amortización del capital para obtener la inversión neta, y es ésta la que puede generar más ocupación productiva de personal y menor pobreza.
Si tomamos los índices de la pobreza y de la inversión buta fija igual en ambos casos a 100 en 1983, no vemos una evolución muy dispar entre esos años, salvo en los últimos períodos en los que la inversión bajó y la pobreza aumentó, provocado esto por el ajuste económico, es decir, recesión con inflación, que se registró a partir de 2018. Lo que es fundamental es la diferencia inversa entre inversión y pobreza en los años de crisis 1989 y 2002 también.
La pobreza la medimos como la cantidad total de gente que no cubre sus necesidades básicas, es decir, que las mismas están en algún grado insatisfechas, y este número es bastante alto ya que en 2019 superó un tercio de la población total.
¿Hay ahora algún proyecto de generar más inversiones masivas? Para el 2020 lo que tenemos son mayores impuestos y también cierto control del gasto público, con lo que estimamos que la inversión por sí misma no será la clave de este año, sino la reestructuración de la deuda pública y el tema de la cuarentena por el coronavirus como prioridad más grande incluso que la economía.
Para ello se requiere mejorar los ingresos del Estado, pero con esa política la inversión no va tener una recuperación importante. Hay que recordar que los impuestos son un factor clave en esta macroeconomía pues es seguro que es más complicado entrar en el default de la de deuda y para la inversión podemos esperar hasta la resolución del conflicto de dicha deuda y el control del coronavirus.
Se puede apreciar en los gráficos los aumentos de los picos de la pobreza que se produjeron en 1989 y 2002 y, aunque después se volvió a cifras menores de dicha pobreza, siempre fueron mayores que en 1983, donde la misma alcanzaba a cifras relativamente bajas sobre la población total.
Necesitamos una inversión bruta mucho mayor para poder lograr resultados significativos en los índices de pobreza. Esto es fundamental y se requiere tener una perspectiva de país muy clara para el futuro, de manera que la inversión pueda aumentar y la pobreza disminuir.