El hombre que vendió una banana
Ya hemos hecho casi todos los chistes posibles acerca del astuto Maurizio Cattelan, el artista que vendió una banana pegada a una pared con una cinta plateada al precio de 6,2 millones de dólares, con el pretexto de ironizar acerca de la obra de arte. Hoy vamos a hablar del frutero que le vendió esa misma banana por 35 centavos de dólar.
El sujeto se llama Shah Alam, tiene 74 años y un puesto de verduras frente al Sotheby’s de Manhattan. Es de Bangladesh y trabaja de pie 12 horas por día. Cuando se enteró del destino de su fruta, exclamó: “Quienes lo compraron ¿qué clase de gente son? ¿No saben lo que es una banana?”. Y procedió a llorar y a lamentarse.
Como el perro que trata de morderse su propia cola, la tarea del arte se ha convertido en dedicarse a discutir qué es el arte. Quizás Shah Alam empiece a vender bananas atravesadas por una cinta plateada. O una docena de ellas por un millón de dólares. “No, Alam”, le dirá un crítico de arte. “No es así como funciona la cosa”.ß
Algo más...
La banana fue vendida a Justin Sun, un coleccionista chino, fundador de una plataforma de criptomonedas. Sun procedió a comérsela hace un par de días. Dijo que estaba bastante buena y que “esta pieza inspirará más reflexiones y debates en el futuro y pasará a formar parte de la historia”. ß.