El gobierno de Estados Unidos busca evitar una nueva crisis financiera, ¿lo logrará?
El Tesoro y la Reserva Federal de Estados Unidos trabajaron en modo crisis durante todo el fin de semana. Los rumores y la ansiedad traían reminiscencias de los momentos más álgidos de la crisis financiera global de 2008/09. Finalmente, el domingo cerca de las 20 -como sabemos bien en la Argentina este es el horario de anuncios económicos en momentos de crisis- se hizo público un comunicado conjunto del Tesoro de EE.UU., la Reserva Federal y la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). Su objetivo, evitar el pánico cuando abrieran los bancos y los mercados financieros el lunes por la mañana.
¿Qué estaba pasando? ¿Cómo quedó EE.UU. súbitamente en las puertas de una nueva crisis financiera que requirió la intervención urgente de la Fed y el Tesoro? Entre el miércoles y viernes pasado, el Silicon Valley Bank (SVB), el 16° banco más grande de EE.UU. con US$200.000 millones en activos, sufrió un súbito retiro de depósitos (una corrida contra este banco) que terminó haciéndolo colapsar al punto que el viernes la FDIC debió tomar el control del banco. El detonante fue como siempre una combinación de factores entre ellos el mal manejo comunicacional del intento de conseguir fondos frescos que generó temor en los depositantes.
La violencia y velocidad de la corrida ante la vulnerabilidad que había mostrado el SVB podía replicarse en la próxima semana en otros bancos, tal vez algo menos imprudentes que el SVB en el manejo de sus riesgos, pero también vulnerables. La intervención de la Fed y el Tesoro busca evitar que esto sucediera.
Entendamos la dinámica de las corridas bancarias en general y luego enfoquémonos en el caso del SVB. El negocio clásico de los bancos es intermediar entre ahorristas que realizan depósitos y consumidores o inversores que desean pedir prestado para consumir o invertir. Para hacer esta tarea los bancos deben asumir dos riesgos principales: el riesgo de que a quienes les prestan no puedan repagar (riesgo de default en sus créditos) y el riesgo asociado al descalce de plazos. Este último riesgo surge porque en promedio los depositantes desean disponer de sus depósitos en plazos más cortos que los plazos de los créditos que los bancos suelen dar. Para manejar este descalce los bancos no prestan la totalidad de los depósitos que reciben, sino que mantienen una parte de los mismos en forma líquida (los encajes). Esto les permite hacer frente al flujo normal de liquidez de sus depositantes.
Sin embargo, mantener una parte de los depósitos en forma líquida, no evita que los bancos estén expuestos al riesgo de corridas: si todos los depositantes decidieran de golpe retirar sus depósitos, la liquidez de los bancos no sería suficiente para devolverlos ya que una parte de los mismos está prestado a plazos más largos. Intentar vender o liquidar de golpe estos créditos implicaría sufrir una pérdida que tornaría los fondos para devolver los depósitos insuficientes. Esta situación hace que la credibilidad y reputación de los bancos sea clave para evitar corridas. Como medida adicional para evitar las corridas, la mayoría de los países han ido creando instituciones que protegen a los depositantes, garantizando parte de los depósitos aun si el banco en cuestión no podía devolverlos.
¿Qué pasó con el SVB? Según la información pública disponible aún un poco nebulosa, el SVB manejó mal sus riesgos en dos dimensiones. En primer lugar, tenía una base de depositantes muy concentrada, pocos depositantes con depósitos muy grandes. Esto lo hacía vulnerable a súbitos retiros de depósitos de un par de “manos”. Muchos de estos depositantes eran empresas tecnológicas como Circle (emisora de la stablecoin USDC que como consecuencia de la caída del SVB perdió temporalmente su paridad con el dólar) con US$3000 millones, Roku con US$487 millones, BlockFi con US$227 millones.
Un segundo riesgo que manejó mal el SVB fue el de sus préstamos que quedaron muy concentrados en bonos a tasa fija de largo plazo sin cobertura adecuada del riesgo de que la Fed suba mucho las tasas, lo que generaría una caída en el valor de esos bonos a tasa fija. Y este riesgo se ha materializado, ya que la Fed viene subiendo las tasas significativamente para bajar la inflación.
Mientras que el primer riesgo es relativamente específico al SVB, el segundo riesgo afecta a muchos bancos del sistema financiero de EE.UU.. Algunos bancos han cubierto este riesgo mejor que otros, pero son muchos los que se ven afectados por este problema.
El riesgo de que la corrida de depósitos que afectó al SVB se extendiera a otros bancos de EE.UU. en condiciones similares era grande. Y la velocidad con la cual esto podría hacerlos colapsar, como muestra el caso de SVB, fue una novedad. De la mano del homebanking y las apps la corrida bancaria se ha vuelto mucho más súbita y violenta que en el pasado. El comunicado del domingo del Tesoro y la Fed buscó evitar este contagio.
¿Qué decía el comunicado? En primer lugar, que el gobierno garantizará la totalidad de los depósitos en el SVB y en un segundo banco, más chico, el Signature Bank de NY. El comunicado anuncia también la creación de una nueva línea de liquidez para los bancos, el Bank Funding Term Program, que tomará como garantía los bonos en poder de los bancos.
¿Qué busca el gobierno de EEUU con estas medidas anunciadas de urgencia antes de que abran los bancos y los mercados el día lunes? En primer lugar, garantizar la totalidad de los depósitos de estos dos bancos -rompiendo, en la práctica, con el límite preexistente de US$250.000 por cuenta que hasta este momento regía- tiene como objetivo principal llevar tranquilidad a los depositantes (no sólo los de estos dos bancos) para evitar nuevas corridas bancarias. Un objetivo adicional de esta medida es evitar que la caída del SBV afecte a muchos startups y empresas tecnológicas que tenían sus depósitos en este banco.
En segundo lugar, la creación de la línea de liquidez busca evitar que los bancos tengan que salir a vender sus tenencias de bonos de golpe para hacerse de liquidez ante el nuevo contexto. Una venta en masa de bonos en cartera de los bancos hubiera hecho caer fuertemente el precio de los bonos y crear situaciones de insolvencia bancaria.
¿Lograrán estas medidas del Tesoro y la Fed evitar una nueva crisis financiera? La respuesta está todavía abierta. Las medidas deberían detener el contagio y disipar el riesgo de corridas en el corto plazo. Sin embargo, no resuelven el problema subyacente: una parte importante de los bancos en EE.UU. ha sufrido pérdidas importantes en el valor de sus activos a tasa fija con la suba de tasas que viene llevando adelante la Fed para bajar la inflación. Más allá de que las regulaciones contables los ayudan a evitar mostrar estas pérdidas, ¿cómo podrán soportar subas adicionales? Esto seguramente llevará a la Fed a reevaluar la velocidad adecuada a la que debe seguir subiendo la tasa. Por el otro, llevará al mercado a reevaluar el riesgo de crédito, ya que la probabilidad de defaults privados ha crecido en la economía estadounidense.
Los acontecimientos de estos días muestran que el objetivo de la Fed de bajar la inflación ha comenzado a chocar con el objetivo de mantener la estabilidad financiera.
*El autor es profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y expresidente del BCRA