El gato académico de Vermont
Jamás sabremos qué es lo que sabe un gato. Pero la Universidad Estatal de Vermont, en un gesto de reconocimiento, acaba de otorgarle el doctorado honoris causa a uno de ellos. “Max el Gato ha sido un miembro afectuoso de la familia Castleton durante años”, explican las autoridades de la universidad.
Se trata de un doctorado honoris causa en “litter-ature” (litter significa arenero) que se le entregó no por sabio, sino por sociable. Max es atigrado y en las fotos nos mira con ese gesto de divinidad desdeñosa del que habla Borges. Pero le gusta mostrar la universidad a los estudiantes, dejarse cargar por ellos y tomarse selfies.
¿Qué pensará Max de todo esto? ¿Soñarán los felinos con títulos universitarios? Quizás nuestro gato sea una esfinge sin secreto, no esté pensando en nada y en eso consista su verdadera sabiduría: en echarnos una mirada atenta pero calma, sin juicio y sin pensamiento. Quizás Dios creó a la humanidad para que los gatos –entre sueño y sueño– tuvieran alguna cosa que mirar.ß
Algo más...
En los últimos años asistimos a una catarata de publicaciones sobre los gatos y su filosofía, entre los que sobresalen El tigre en la casa, de Karl van Vechten; Filosofía felina. Los gatos y el sentido de la vida, de John Gray, y El gran libro de los gatos, una selección de textos de gente como Marguerite Duras, Sylvia Plath o Antón Chéjov.ß