El “Frente Popular de la Casta”, rival imaginario de Milei
En el fragor de la manifestación del miércoles, la segunda multitudinaria en su contra, y seguramente inquieto ante la posibilidad de que la oposición reúna los votos para ratificar la ley de financiamiento universitario en el Congreso, el Gobierno encontró de todos modos motivos para celebrar a medida que iba detectando en la protesta presencias de líderes con los que ha decidido confrontar públicamente. Massa, Cristina Kirchner, Pablo Moyano, Espinoza, Rodríguez Larreta, Lousteau: lo más destacado de una dirigencia a la que Milei le atribuye el fracaso argentino y hasta la responsabilidad de su arribo al poder. El “Frente Popular de la Casta”, lo definió con ironía el analista Pablo Touzón.
El adversario soñado. La Casa Rosada lo expuso en el comunicado que emitió esa misma noche y el Presidente lo repitió al día siguiente en un almuerzo con el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, a quien felicitó por el debate con Emiliano Yacobitti en los estudios de TN. El contrapunto con esta oposición, apuntalado además desde anteayer por el reclamo de varios intendentes peronistas para que Cristina Kirchner conduzca el PJ, incluye sin embargo algunos riesgos. El más elemental es económico: darles vida y posibilidades de competir en las legislativas de 2025 a proyectos que el mercado rechaza no ayuda a bajar el riesgo país, sino todo lo contrario.
La otra advertencia es conceptual. Identificar a la universidad con todos los vicios de la política puede ser tentador, pero al mismo tiempo engañoso, porque hay una parte importante de la clase media argentina que la sigue considerando, con razón o no, una bandera no contaminada. La educación gratuita funciona todavía en la cabeza de muchos sectores como la parte de la Argentina que hay que mantener o en todo caso recuperar. Es lo que queda de la “justicia social”.
Queda por ver, además, qué actitud real está dispuesto a tomar el Gobierno al respecto. ¿Avanzar a fondo exponiendo en serio, como insinuó Álvarez frente a Yacobitti, la falta de transparencia de muchos convenios universitarios? ¿O todo quedará en la retórica? La cuestión pone en juego la capacidad transformadora de Milei. Hasta ahora, la misma administración que expone a la conducción de la UBA viene conviviendo sin inconvenientes con el dúo que conduce el PAMI, Esteban Leguízamo y Carlos Blas Zamparolo, director y subdirector del organismo, respectivamente, ambos provenientes de la Facultad de Medicina y parte de ese universo militante. Es un área en la que, como en tantas otras, avanza con paso firme Santiago Caputo.
Leguízamo y Zamparolo tienen desde hace tiempo una relación inmejorable con el flamante ministro de Salud, Mario Lugones, que ha pasado a ser uno de los funcionarios más gravitantes del Gobierno. Padre de Rodrigo, exsocio de Caputo en la consultora de comunicación, Lugones estrenó esta semana el cargo con una decisión explosiva: echó al consejo de administración del Hospital Garrahan por haberles dado a los empleados un bono de 500.000 pesos. ¿Exceso de celo fiscal? En el Gobierno lo atribuyen más bien a un escarmiento no admitido o acaso una advertencia: tres de los funcionarios de ese consejo habían sido designados por Mario Russo, el ministro echado la semana pasada. Oscar Imventarza, Silvia Prieri y Andrés Scarzi. Hay que entender los despidos en el contrapunto que Caputo y Lugones tienen todavía con Sandra Pettovello, que fue quien llevó en su momento a Russo al ministerio.
El “triángulo de hierro” avanza. Y en algunos rincones del Estado se reacomoda. Esta semana, por ejemplo, Jorge Horacio Menem, primo de Eduardo “Lule” Menem, el segundo de Karina Milei en la Secretaría General de la Presidencia, fue ascendido a director de Reingeniería de Procesos Aduaneros de la AFIP, un área estratégica donde se desempeñaba Maximiliano Luengo, durante muchos años hombre de confianza de Ricardo Echegaray. La Aduana es uno de los ámbitos en los que el Gobierno todavía convive con funcionarios cercanos a Sergio Massa. De la dirección que pasó ahora a conducir Menem dependen decisiones que conciernen, por ejemplo, a proveedores de monitoreo satelital para la fiscalización de mercadería y cultivos. Hay seis autorizados, algunos con una historia interesante. Dos de ellos, RSI Group y Sistelcom, pertenecen a empresarios de buena relación con Echegaray. Todo es ultrasensible en la Aduana.
Imposible que este modo de abrirse paso no vaya afectando intereses o egos dentro de la propia administración. Será interesante ver, por ejemplo, cómo reaccionan Caputo y Lugones a las ideas que Federico Sturzenegger prepara para la industria farmacéutica. La primera se dio a conocer anteayer: el Gobierno autorizará a la provincia de Mendoza a importar 25 medicamentos de la India por fuera de los lineamientos de la Anmat. Los términos y el alcance de la medida se van a tratar la semana próxima en una reunión entre Lugones y los funcionarios del gobernador Alfredo Cornejo, pero llama la atención que Sturzenegger ya haya anticipado todo por Twitter. “En las próximas horas el gobernador @alfredocornejo recibirá una carta del ministro de Salud, @milugones, que revolucionará el mercado de medicamentos en Argentina. La carta de @milugones confirmará que la ley 16.463 de Medicamentos establece la jurisdicción provincial para la importación, uso y comercialización de medicamentos en cada provincia. En español, esto quiere decir que el gobernador no tiene necesidad de autorización nacional para importar ningún tipo de medicamentos”, publicó. Más detalles sobre lo todavía no ocurrido, imposible. ¿Temía el ministro de Desregulación que alguien se arrepintiera? Dato ilustrativo: hasta la semana pasada, Sturzenegger venía preparando la medida con Russo, con quien se entendía a la perfección.
Será la primera de una serie de decisiones. Sturzenegger suele atribuir los problemas del sector a dos responsables corporativos, la CGT y los laboratorios. Dicen que, por ejemplo, no se lleva bien con Hugo Sigman, dueño del grupo Elea y quien en general asume los reclamos de la industria frente al Gobierno. Sigman y la CGT tienen, a su vez, bueno y frecuente trato con Lugones. ¿Viene entonces otra interna?
Lo que Sturzenegger cuestiona son en realidad los precios, que ubica en niveles superiores incluso a los de Estados Unidos. “Está obsesionado con ese tema”, dijo a este diario un lobista que admite que el ministro tiene siempre 20 minutos iniciales de humor difícil en las reuniones con estas cámaras, pero que se va aplacando hacia el final. No serán de todos modos las únicas discusiones. Tarde o temprano la CGT o Héctor Daer reaccionarán ante la reaparición de Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical, que acaba de anunciar que, tal como lo permite el decreto 70, que redactó Sturzenegger, dará servicios sin la intermediación de las obras sociales. ¿La reivindicación de las prepagas ante Milei y Luis Caputo, después del enfrentamiento que tuvieron en abril por los precios de las cuotas? Observación vital: Lugones ha tenido sus encontronazos con Belocopitt.
“Viene una batalla campal”, anticipó a la nacion un empresario. Tal vez por eso en La Libertad Avanza no se atreven todavía a anticipar un desenlace. Consideran, con razón, al sector farmacéutico entre los más poderosos del mundo. “Esta era la última industria”, se lamentó alguien que conoce bien a Milei. La pelea con el “Frente Popular de la Casta” parece en cambio más rendidora.ß