¿El Frente de Todos contra Todos?
Una coalición de gobierno, en los términos planteados por el politólogo Kaare Strom, puede ser definida como un conjunto de partidos políticos que acuerdan perseguir metas comunes, reúnen recursos para concretarlas y distribuyen los beneficios del cumplimiento de esas metas.
En los modelos clásicos de coalición en Europa Occidental como así también en los no tan clásicos de América Latina, la distribución de los beneficios mencionada se lleva a cabo en forma vertical, mediante la distribución de la responsabilidad de gestión en las diferentes agencias entre los miembros integrantes de una coalición.
¿Cómo se ha llevado a cabo la distribución de los beneficios del cumplimiento del objetivo electoral por parte del gobierno nacional a partir del 10 de diciembre de 2019?
Cabe recordar que la conformación del Frente de Todos nació de la iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner de designar como candidato a presidente a un dirigente de dilatada trayectoria, aunque con escaso poder territorial (Alberto Fernández), designándose la propia ex presidente como su compañera de fórmula en su condición de líder natural del espacio que representa la primera minoría dentro del Frente de Todos, aunque sin la capacidad para garantizar por sí sola el éxito electoral; “Con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede” era la consigna.
Todo eso generaba interrogantes en torno del funcionamiento de la coalición, tanto por el rumbo de la relación entre el presidente y la vice presidente como así también de la distribución de las responsabilidades en la futura gestión entre los diferentes actores de la nueva coalición dominante; respecto de este último desafío tres son las características que podemos señalar:
*Una distribución de los ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones nacionales de manera horizontal con un criterio de asignación al interior de la administración pública nacional basado en la coexistencia de los diferentes actores integrantes de la coalición en una misma cartera.
*Este proceso de asignación horizontal de las responsabilidades en las diferentes carteras convive además con un particular esquema de rendición de cuentas de los ministros a los secretarios o subsecretarios y del titular del poder ejecutivo a la vice presidente de la Nación: se invierte entonces la relación entre el agente y el principal, siendo el principal monitoreado por el agente.
*La conflictiva coexistencia entre diferentes visiones sobre el rumbo a imprimir al gobierno nacional aparece de manifiesto entre los titulares de los ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones nacionales.
El resultado de esta modalidad decisoria y de distribución de responsabilidades no ha sido otro que la parálisis política, el bloqueo institucional y la ausencia de una definición del rumbo general de la administración, consecuencias estas que comprenden desde la definición de la relación de la Argentina con el entorno internacional, la estrategia de contención de la inflación, la negociación de la deuda externa hasta la estrategia para encarar la crisis sanitaria, más allá de la ortodoxa y compartida restricción de la circulación –nota al pie: extraña paradoja la de economistas heterodoxos que se transforman en los más ortodoxos defensores de la estrategia sanitaria: el rechazo al ajuste económico convive con una más que encendida defensa del ajuste sanitario–.
Mientras escribía estas líneas recordaba aquella anécdota de un profesor que, en una clase de economía hace tres décadas, nos describía los tres grandes sistemas económicos entonces existentes: capitalismo, socialismo y la Argentina, una peculiar combinación de capitalismo sin mercado y socialismo sin plan; esta vieja anécdota bien nos podría llevar a pensar en diferentes modalidades de diseño institucional: presidencialismo (con todos sus subtipos), parlamentarismo (en sus diferentes variedades) y argentino.
Una definición de la palabra colisión refiere al enfrentamiento entre ideas, intereses o sentimientos opuestos, o entre las personas que los representan. Otra definición del mismo término alude a una situación en la cual dos o más objetos chocan de manera violenta por encontrarse en el mismo camino.
¿Será este el inevitable desenlace en nuestro país? ¿Se transformará el Frente de Todos en el Frente de Todos contra Todos? ¿Inaugura la alianza oficialista un tipo particular de presidencialismo en nuestro país, de colisión más que de coalición o cooptación?
Como suele suceder en contextos tan inciertos, los interrogantes sobran y las respuestas escasean.