El éxito de los MOOC: la verdadera universidad masiva existe en Internet
Más de diez millones de personas en todo el mundo han realizado alguno de los cursos online gratuitos que ofrecen varias universidades en distintas plataformas; experimentación educativa y marketing por igual
Los estudiantes van cayendo de a uno al bar "Los borrachos de Menkaura." Alegre como siempre, Alicia los recibe con una cerveza. Los alumnos –algunos vestidos con tocados llamativos, otros trajeados con sus obligaciones diarias– se van acomodando para festejar el fin de la cursada. Uno, que se hace llamar Djer, pasa música ochentosa, entre risas y olés. No falta quien se ofrece a acomodar las barcas a la entrada y quien anuncia la actuación de bailarinas desnudas.
No se trata de un local de striptease, ni de un crucero del amor. Es un bar que abre en Facebook una o dos veces por año y que reúne a los estudiantes que hicieron el curso de Egiptología por Internet que brinda gratuitamente la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). En dos años, participaron de este curso 50.214 personas de 140 países del mundo, entre ellos un 3% de argentinos. De esa experiencia sobrevivió un grupo que se reúne cada tanto en el bar virtual, que lleva el nombre del equipo de obreros que construyó la pirámide del faraón Menkaura (Micerino, para los griegos).
Más allá de los festejos, los miembros del grupo se cruzan a diario en Facebook para compartir información sobre el Antiguo Egipto y para alimentar una amistad virtual que se asemeja a las de toda la vida.
"El éxito del curso de Egiptología no debe medirse sólo en relación al número de inscriptos o su variada procedencia internacional, sino por los efectos colaterales: mayor aglutinamiento, a través de las redes sociales, de los aficionados a la egiptología gracias a su contacto previo en el curso de Coursera; mayor visibilidad de nuestra universidad; incremento del número de matriculados en los cursos online en español", reflexiona Josep Cervelló, profesor del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y Edad Media de la UAB.
Fenómeno impensable hace tan sólo una década, la educación a través de cursos masivos gratuitos online (MOOC) está mejorando la formación de millones de personas en el mundo. Popularizados por la organización estadounidense Coursera, que comenzó con los MOOC de la Universidad de Stanford en 2011, hoy existen muchas otras plataformas que ofrecen cursos gratuitos online: Udacity, MiriadaX (cursos de universidades iberoamericanas), edX (Harvard y MIT), Iversity (universidades europeas), FutureLearn (Gran Bretaña), FUN (Francia) y otras plataformas brindan cursos en varios idiomas sobre todos los temas imaginables, desde evolución, matemáticas y astronomía hasta computación, educación, creatividad, vacunas, neurociencias, arquitectura, películas de Hollywood, jazz, poesía e idiomas.
Sólo hace falta tener una computadora y conexión a Internet. El resto consiste en mirar cuando uno pueda las clases grabadas en video, participar en los foros de discusión, leer materiales escritos y, si se quiere obtener un certificado, rendir exámenes semanales, escribir ensayos o producir trabajos grupales. Generalmente, los trabajos de los alumnos son puntuados por sus propios pares. Este crowd-sourcing de la evaluación suma una interesante dimensión de aprendizaje social, ya que obliga a los participantes a ponerse en los zapatos de estudiantes con diferentes culturas y niveles educativos.
Entre los alumnos de los MOOC hay estudiantes secundarios, doctores en ciencia, historiadores, jubilados, contadores, desocupados, bioquímicos, maestros y amas de casa desesperadas. Nadie solicita títulos previos. La única regla que impera es el deseo de saber y cooperar.
Entre la educación y el negocio
Más de 400 universidades encuentran hoy en los MOOC una formidable herramienta educativa, sí, pero también de marketing y negocios. La plataforma Coursera ofrece los cursos gratuitamente, pero tiene una tarifa de 30 a 100 dólares para quienes desean un certificado "verificado". Así, recauda alrededor de un millón de dólares mensuales.
Otra manera de monetizar los cursos es reunir bases de datos de estudiantes de 25 a 45 años, que pueden venderse a empresas interesadas en ese target. Algunas universidades utilizan los cursos online para testear recursos educativos que luego aplican a las clases presenciales. Otras, simplemente, usan los MOOC para ampliar su oferta educativa, sin fines de lucro. "El futuro de la docencia universitaria probablemente pase por el mundo online, de modo que los MOOC nos sirven para experimentar y depurar estas tecnologías. Igualmente, es evidente que aportan mucha visibilidad a la universidad", señala Cervelló.
Coursera parece tener especial interés en ampliar los cursos en español y los destinados a la comunidad de negocios. "Muchas universidades buscan abrir nuevos mercados con los MOOC, pero nuestra posición es distinta", aclara Marilina Lipsman, secretaria de Innovación y Calidad Académica de la Universidad de Buenos Aires. "La UBA ya es masiva y abierta, y hace casi treinta años que desarrolla un programa de educación a distancia, UBA XXI, por el cual ya pasaron más de 600.000 alumnos. Por supuesto, estamos abiertos a experimentar con propuestas virtuales, pero queremos que también incluyan lo tutorial", afirma.
Aunque menos de 10 de cada 100 alumnos completan todos los requerimientos de los MOOC, de alguna manera estos cursos están cumpliendo el viejo sueño de la educación continua a lo largo de la vida.
Un estudio realizado por la Universidad de Harvard mostró que la cantidad de alumnos es muy variable en los MOOC: puede ir de 18.000 para un curso sobre mitología griega a 92.000 para uno sobre cocina. Sin embargo, en ambos casos, los que obtienen un certificado son alrededor del 6% de los que se inscriben. Es que la mayoría no lo hace para ganar un título, sino sólo por el placer de aprender un tema de su interés. Hay una tendencia a que se incorporen cada vez más mujeres, docentes y personas de mayor edad a los cursos. Con todo, buena parte de quienes los toman ya tiene antecedentes universitarios. En este sentido, los MOOC no estarían abriendo la puerta a gente que antes no accedía a la educación superior, como se imaginó originalmente.
Como sea, la masividad de los cursos sorprende incluso a los propios docentes. Se estima que más de 10 millones de personas ya hicieron alguno de los miles de MOOC ofrecidos en el mundo. En la Argentina, la modalidad también fue adoptada por universidades tradicionales como la UBA y la UADE. "Empezamos en 2013 y hoy tenemos trece cursos MOOC que giran en torno del uso de las tecnologías informáticas en el aula", se entusiasma Ana María Mass, doctora en Educación y decana de UADE Virtual. Más de 2400 personas de países latinoamericanos ya participaron en estos MOOC, que están destinados especialmente a docentes.
"Creemos que, más allá de la evaluación de los pares, los alumnos de los MOOC necesitan el feedback del docente", subraya Carina Lion, directora del Centro de Innovación en Tecnología y Pedagogía (Citep) de la UBA, que llevó adelante el primer MOOC de la Argentina con una plataforma de código abierto. Entre las razones de la explosión de los MOOC, Lion destaca la búsqueda de mercados emergentes para las universidades privadas y, también, ciertos cambios culturales. "Los empleos hoy solicitan flexibilidad, capacidad de trabajo con gente que no se conoce y creatividad, todos elementos que los MOOC proveen." Además, dice, "los estudiantes tienen un compromiso flexible con lo que estudian porque sus trabajos no están vinculados con obtener un título".
En tiempos de "soledad conectada", los cursos masivos por Internet también ofrecen vínculos sociales. Puede atestiguarlo Alicia García, que es solista en la Ópera de París. La soprano de 43 años, nacida en Canarias y con un título en Filosofía, tiene mucho que agradecerle al MOOC de Egiptología que hizo en 2013. Por un lado, le permitió dar rienda suelta a su pasión por el Antiguo Egipto. Por el otro, encontró a "Caesar", un madrileño al que sólo ha visto tres veces pero con el que ya planea pasar el resto de su vida. "Intenté hacer un máster de Egiptología en La Sorbona y cursos en el Museo del Louvre, pero no me daban los horarios por los ensayos", recuerda. "Cuando me enteré del curso de Egiptología por Internet, no lo dudé. Me quedaba en el camarín con los auriculares y los apuntes", rememora. "Ese curso me dio amigos, un novio, un viaje a Egipto con varios compañeros", suma. ¿Seguirá haciendo cursos? "Sí, he hecho varios. Cuanto más sabes, más quieres saber. Y hoy, con Internet, es más fácil estudiar", dice sonriendo la soprano que sueña con ser egiptóloga.
On y off line. Algunas universidades en el mundo ofrecen créditos en los MOOC que se pueden aplicar a carreras presenciales.
Red social. Varias plataformas permiten vincular certificados obtenidos online con el currículum de Linkedin.
Negocio. Según John Daniel, experto británico en educación a distancia, el modelo de negocio de los MOOC está evolucionando del "todo gratuito" al "pago por servicios Premium" (tutores, exámenes supervisados, certificados).
Una lista de los MOOC que se ofrecen hoy está en https://www.mooc-list.com