El drama del trabajo infantil
Unicef considera “trabajo infantil” al desarrollado por niños cuyas edades se ubican entre 5 y 17 años. Esta situación acarrea serios problemas de salud física y mental que limitan el futuro de esta lastimosa población.
De acuerdo a las últimas estimaciones de un trabajo conjunto de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) -publicado a mediados de 2021- a esa fecha el total de niños sujetos a esta lacra ascendía nada menos que a 160 millones, habiéndose incrementado su número en 8,4 millones desde el anterior estudio llevado a cabo en 2016. Según el informe, este incremento se debió a numerosos factores, destacándose entre ellos: “crecimiento de la población, crisis recurrentes, pobreza extrema y medidas inadecuadas de protección social”.
Este dramático universo implica que, aproximadamente, el 10% de los niños comprendidos en la definición de Unicef están sometidos y en general explotados por esta situación. Sin embargo, la distribución del problema no es uniforme. En efecto, por lejos el peor escenario se da en el África Subsahariana con casi un 25% de sus niños (86 millones) realizando trabajo infantil, mientras que en el resto de las regiones la situación es la siguiente: África Septentrional y Asia Occidental 7,8% (10,1 millones); Asia Oriental y Sudoriental 6,2% (24,3 millones); América Latina y el Caribe 6,0% (8,2 millones); Asia Central y Meridional 5,5% (26,3 millones) y Europa /América del Norte 2,3% (3,8 millones). Es de destacar que existe una alta correlación entre niveles de pobreza y de explotación infantil; las diferencias entre las distintas regiones señaladas anteriormente son una buena prueba de ello
Un grave problema adicional es que algo más de la mitad de los 160 millones realizan trabajos considerados como “peligrosos”, los cuales conllevan “elevados riesgos para su salud, seguridad e integridad física y moral”.
Otras características de esta paupérrima población son las siguientes:
- Más del 50% está integrada por niños de entre 5 y 11 años
- La mayoría trabaja en su propia unidad familiar, generalmente en el límite de su nivel de subsistencia
- El sector agrícola representa el mayor porcentaje de este tipo de trabajo, con una participación del orden del 70%. El resto se distribuye un 20% en servicios y un 10% en industria
- La situación de explotación se da con mayor frecuencia en los niños varones, con un total de 97 millones
- Este dramático universo está fuertemente asociado al abandono escolar. En efecto, tres cuartas partes de los niños menores de 11 años no están escolarizados, al igual que un tercio de los comprendidos entre 12 y 14 años
La gran mayoría de estos niños no tienen acceso a sistemas razonables de salud y están expuestos a elevados riesgos de contraer enfermedades. Asimismo, en general, sus dietas alimentarias son insuficientes
En síntesis, claramente, el trabajo infantil debe considerarse como una lacra social que, lamentablemente ha ido en aumento desde 2016 en adelante. Como se ha visto, el total de este universo está sujeto a malas condiciones de vida, pobre alimentación, débil salud física y mental, falta de educación y, además, con poca esperanza respecto a su futuro.
Para combatir este lamentable escenario se necesitan inmediatas medidas de apoyo por parte de la comunidad internacional, debiendo destinarse al problema fondos que hoy resultan insuficientes. Caso contrario, el tiempo para atenuar este drama podría no solo prolongarse en demasía sino, incluso, mostrar una tendencia creciente. En efecto, actuales estudios indican que, de no tomarse medidas adecuadas (entre otras: protección social, educación gratuita y empleo para los familiares adultos), el total de niños involucrados en trabajo infantil podría incrementarse en el mediano plazo.
A la fecha, resulta increíble que la insuficiencia de fondos impida ir atenuando esta situación realmente deplorable. A este respecto, es importante destacar que en los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” -establecidos a los efectos de “lograr un futuro mejor y más sostenible para todos” por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015-se planteó como meta reducir en el período 2025/2030 al mínimo esta lacra social. Lamentablemente se está lejos de lograrlo.
Una reflexión final. En la actualidad, organismos internacionales estiman que los gastos militares globales son superiores a 1,5 billones (millones de millones) de dólares anuales. ¿No sería posible disminuir este increíble monto en un determinado porcentaje y constituir con el mismo un fondo destinado a ir mitigando este dramático escenario?