¿El diseño puede ser bueno para la salud? Sí, y acá hay varios ejemplos
En el marco de la crisis del Covid-19, creadores ligados a la impresión 3D, la gráfica y lo digital impulsaron proyectos orientados al sistema sanitario y la calidad de vida de los pacientes
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El aporte del ecosistema del diseño a la crisis sanitaria constituye quizás una de las piezas menos visibles de la pandemia. Los proyectos y soluciones que durante el último tiempo aportó la comunidad de diseñadores son el resultado de procesos que fueron acelerados por el virus y que, día a día, tienen más chances de permanecer vigentes. La urgencia para resolver problemáticas de salud a nivel global no solo se reduce a campañas de vacunación exitosas. También figuran otros aspectos –emocionales, psicológicos—a contemplar para mejorar la experiencia del paciente y su calidad de vida durante el transcurso de un tratamiento.
Diseño y Salud es el libro que recopila acciones de diseño en gobiernos, empresas, universidades y del tercer sector de países como Argentina, Australia, Estados Unidos, España y Mozambique, entre otros. Su autora es Mariana Salgado, diseñadora industrial argentina que hace 22 años vive en Helsinki (Finlandia). Durante 2020 Salgado entrevistó a 25 referentes de distintas disciplinas con el objetivo de visibilizar sus contribuciones al campo sanitario y a trazar el mapa de desafíos que afronta el diseño en este contexto.
La urgencia para resolver problemáticas de salud a nivel global no solo se reduce a campañas de vacunación exitosas. También figuran otros aspectos –emocionales, psicológicos—a contemplar para mejorar la experiencia del paciente y su calidad de vida durante el transcurso de un tratamiento.
Desde Boti, el chatbot porteño de respuestas automáticas de la ciudad, hasta un sistema catalán de comunicación que promueve el bienestar de los pacientes y los acompaña durante la previa de un estudio en las áreas de espera poco amigables. Además, un carrito sensorial para impulsar actividades artísticas en un hospital de Melbourne, Australia, y un sistema de infografías publicadas en el diario USA Today.
Salgado trabaja en el diseño de políticas públicas orientadas a problemáticas migratorias en el Ministerio del Interior de Finlandia y conduce el podcast Diseño y Diáspora, en el que rescata experiencias de su disciplina vinculadas con la acción social. “Mostrar casos concretos es la manera de decir que como diseñadores podemos hacer más que una infografía y una señalética. También podemos explicar el diseño de servicios, el área en la que me desenvuelvo. Los diseñadores hablamos con modismos, decimos palabras en inglés y damos por entendido ciertas cosas, tenemos mil muletillas. En este libro lo explicamos todo”, adelanta.
La recopilación cruza paisajes y fronteras para desembarcar en territorios globales y locales a la vez. Cada caso es un universo aparte, un anclaje a los usos y costumbres de cada realidad. La construcción del relato destaca formatos colaborativos y replicables, ordenada por áreas: Mujer y maternidad; Enfermedades crónicas; Epidemiología; Sistema sanitario; y Bienestar del paciente. El libro funciona como una caja de herramientas con abordajes, metodologías y perspectivas desarrolladas antes, durante, para y por la pandemia. Que seguramente, a futuro, se puedan transformar en un modelo pospandémico, una colección de estrategias que apuesten a la conexión y la solidaridad. De hecho la versión online del libro es gratuita, y está publicada con licencias de creatividad común (https://archive.org/details/disenoysalud) a partir de la plataforma Goteo, una red abierta de crowfunding que permite financiar proyectos de innovación social.
Boti, el asistente virtual de los porteños.
Cuando hace apenas unas semanas colapsó el sistema de entrega de resultados durante el inicio de la primera ola de COVID todos hablaban de él. El Boti, el chatbot que interactúa con los vecinos y vecinas de la ciudad por whatsapp le clavó el visto a miles de usuarios, ansiosos por saber si eran o no positivos.
La plataforma de conversaciones digitales que surgió en Whatsapp en 2019 se adaptó a la demanda y retomó su función: la de generar un canal de diálogo que permita acelerar trámites de todo tipo, brindar servicios de atención ciudadana y hasta contar chistes. Diseñar la manera en que las máquinas se comunican es el trabajo de Emiliano Cosenza, redactor de contenidos de interfaces de usuario, consultor y docente. Para la autora de Diseño y Salud, “el tono y la confianza, el cuidado y la personalidad del chatbot son algunas de las razones del éxito de este servicio”. Desde la compañía de UX BeBot (user experience, en inglés, experiencia de usuario en castellano), Cosenza edita el contenido y “trata de que el bot lleve calma en un contexto muy dinámico. El objetivo es descomprimir el sistema de salud ya saturado, el gran riesgo de la Argentina. Y ayudar a contener lo más posible y brindar información oficial en momentos de incertidumbre. Es importante que todo esté chequeado”, asevera Cosenza en la entrevista. Entre las claves para desarrollar un chatbot vinculado al Covid-19, el editor sugiere determinar una personalidad específica, establecer un propósito claro con respecto a la comunidad a la que va a estar dirigido y no abrumar: “Enfocar bien el mensaje y guiar al usuario poco a poco. Eso es diseño”, concluye. El éxito de Boti, que opera desde el 1150500147, es uno de los pilares de la secretaría de Innovación y Transformación Digital del gobierno porteño que ubica a julio de 2021 como el mes pico de conversaciones, con más de 5 millones 200.000 intercambios.
Insumos desde un FabLab de la periferia.
La impresión de válvulas Charlotte, un componente que se utiliza en los respiradores de los pacientes con Covid-19 se desarrolló en el FabLab (taller de fabricación digital) de la Universidad de Nariño, el municipio colombiano del departamento de Antioquía. El director de la Maestría en Diseño para la Innovación Social, Carlos Córdoba Cely relevó necesidades y procesos para determinar polímeros reciclables y biocompatibles. Así, desarrollaron válvulas con PLAactive antibacteriales, un filamento innovador facilitado por la Red Makers, una asociación internacional de miles de voluntarios que desarollan diseños de matriales de protección caseros, mano a mano con los impresos en máquinas 3D. Estas válvulas iniciales pudieron satisfacer la demanda de centros de salud de difícil acceso. “Es clave el trabajo interdisciplinario y en red. En nuestro caso trabajamos con ingenieros electrónicos, arquitectos, profesionales de la salud”, destaca el diseñador industrial. Y agrega que los desarrollos del laboratorio universitario están disponibles con licencias abiertas. “Este tipo de producción democrática y a escala más humana nos deja la enseñanza de que hay una transición hacia un nuevo modo de manufactura y mayor autonomía creativa. A futuro esta situación también nos deja un abordaje de la salud como un tema de bien colectivo. Con nuevos modelos de producción que rompan con las estructuras heredadas”, apunta Córdoba Cely.
Esperas más amables en la previa a la radioterapia
Cómo abordar problemáticas que exceden a la salud en los centros médicos fue el eje del proyecto que puso el foco en las sensaciones de soledad, agobio y angustia que experimentaban los pacientes durante el proceso de radioterapia del Hospital Aranu de Vilanova de Lleida (Lérida, España).
Lara Costafreda, diseñadora de indumentaria catalana, e ilustradora en el Centro de Arte La Panera de Lleida (Cataluña) investigó qué pasaba durante las estadías hospitalarias. “El diseño puede ayudar a detectar y solucionar problemáticas que van más allá de lo estrictamente clínico”, señala. Para diseñar la estrategia convocaron a médicos, pacientes, familiares, técnicos y estudiantes. La falta de acompañamiento psicológico durante los procesos fue el disparador de la estrategia. “Los pacientes recurrían mucho a Google después de las consultas, una acción que generaba desinformación y aumentaba el estrés”, recuerda Costafreda. Entre las soluciones creativas, desarrollaron una web con preguntas frecuentes, sistemas de panelería con información y reformularon los espacios oscuros y lúgubres de las salas de espera en sectores luminosos y coloridos. La clave: los mensajes que acompañan a los pacientes durante todo el recorrido, desde que entran hasta que terminan las sesiones de radioterapia. “No estás solo” o “No te preocupes, te van a ayudar a colocarte en la máquina de tratamiento” (el procedimiento requiere precisión milimétrica), son algunas de las frases que mejoraron la calidad de vida de los pacientes.
Estimulador artístico sobre ruedas
Los diseñadores colombianos Juan Sanin y Melisa Duque diseñaron un carrito sensorial que facilita actividades artísticas en el pabellón psiquiátrico del hospital Bendigo, a 150 kilómetros de Melbourne, y optimiza el trabajo de los terapeutas ocupacionales, al tiempo que reduce la medicación, el aislamiento y las intervenciones restrictivas del paciente en los casos de episodios violentos. Sanin trabaja en el diseño abierto del modelo, para que cualquier interesado pueda descargar los planos de internet, comprar los materiales y construir la estructura. “Más que medir el éxito de un proyecto tenemos que abrirnos a entender que las cosas son impredecibles y que todo es relativo. Es un asunto de tolerancia y convivencia con la diferencia”, señala Sanin, integrante del Emerging Technologies Research Lab, que pone el foco en la calidad de vida de los adultos mayores. Investiga cómo se apropia de las tecnologías smart un grupo de adultos entre 73 y 93 años junto a un equipo de etnógrafos y en colaboración con la Royal Melbourne Institute of Technology University (RMIT).
Los gráficos del Covid-19
El infógrafo español Javier Zarracina es director gráfico de USA Today, el diario de Estados Unidos con llegada nacional. Las herramientas que contribuyen a procesar la información y dimensionar la situación de la pandemia acompañan las noticias periodísticas. Mapas, gráficos, estadísticas y diagramas. Visualizaciones y comparaciones. Un universo de factores que se cruzan y que las herramientas gráficas facilitan la comprensión. Desde gráficos para explicar síntomas o aclarar pautas sanitarias hasta el paso a paso de cómo actuar en caso de contacto estrecho. “Los periodistas visuales utilizamos el mismo procedimiento de chequeo que los periodistas gráficos, lo único que cambia es la forma en que presentamos la información. Nuestra tarea se basa en presentar datos científicos y veraces y, al mismo tiempo, desmentir rumores y falsedades. Cuando hay una epidemia la información veraz es un bien de salud pública, debe tomarse con mucha responsabilidad”, explica Zarracina. Y anticipa que en USA Today están investigando los alcances de la realidad aumentada para sumar a las estrategias de comunicación.
Las entrevistas del libro también se pueden escuchar. Los tonos, voces, risas y reflexiones de los 25 protagonistas están disponibles en Spotify a partir del código QR que aparece en cada capítulo y forman parte del podcast Diseño y Diáspora.