El dilema que plantea Rodríguez Larreta
La moderación y el discurso antigrieta del jefe de gobierno porteño provocan desconcierto entre dirigentes macristas; cuál es la apuesta del precandidato presidencial
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El mensaje inicial de Horacio Rodríguez Larreta en el lanzamiento de su precandidatura presidencial provocó cierto desconcierto entre dirigentes cercanos a Mauricio Macri y en el propio expresidente de la Nación y fundador del Pro. La apelación del jefe de gobierno porteño a la necesidad de “terminar con la grieta” en su primera intervención pública, desde el kilómetro cero de la ruta 40, en Santa Cruz, no solo fue cuestionada por su rival interna Patricia Bullrich, sino que generó dudas en el entorno macrista.
“Los únicos que se benefician con la grieta son los que la abrieron. Los que la usen son unos estafadores. O terminamos con la grieta o la grieta termina con la Argentina”, enfatizó Rodríguez Larreta en el video con el que abrió su campaña electoral. Patricia Bullrich, incluso antes de que se difundiese ese spot, se apuró a responderle que “no hay lugar para dialogar con quienes son parte del problema”, dando por iniciada la pugna por la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio.
Pero la estrategia larretista mereció no pocas dudas cerca de Macri, independientemente de que el exjefe del Estado celebró ayer en las redes sociales la presentación oficial de la postulación del alcalde porteño y la posibilidad de que haya una competencia, un día después de reunirse con María Eugenia Vidal y fotografiarse con ella. Conocido el mensaje inicial de Rodríguez Larreta que sirvió de puntapié inicial para su campaña, un dirigente cercano a Macri sostuvo que el discurso antigrieta es “una apuesta de Horacio tan audaz como riesgosa”. Esgrimió que ninguna encuesta indica que la llamada grieta figure entre las mayores preocupaciones de la sociedad. “No vemos que nadie se conmueva con ese discurso antigrieta, y mucho menos de cara a unas PASO, donde los precandidatos de Juntos por el Cambio competirán por el voto de los más convencidos”, acotó.
En el macrismo, también provocaron confusión las afirmaciones de Rodríguez Larreta sobre los “estafadores” que “usan” a la grieta. Si bien nadie en el entorno del expresidente presume que haya habido intención de dirigirse a algún dirigente de su propio espacio opositor, ciertos comentarios periodísticos según los cuales tales juicios del jefe de gobierno porteño podrían haber apuntado a Patricia Bullrich o a Macri provocaron sospechas y malestar.
Frente a las mencionadas dudas acerca de la efectividad del discurso antigrieta rumbo a las primarias abiertas que definirán la candidatura presidencial de la principal coalición opositora, cerca del larretismo se plantea que, con su mensaje moderado, Rodríguez Larreta intentaría hablarles a quienes votaron a Macri en 2015 y le dieron la espalda en las elecciones presidenciales realizadas cuatro años después, al igual que a quienes apoyaron a Alberto Fernández en 2019 pero no votaron al actual oficialismo dos años más tarde.
Se trataría, entonces, de una apuesta para captar a un segmento del electorado que no se identifica ni con Macri ni con Cristina Kirchner y que analistas de opinión pública denominan “votantes antigrieta”. Sobre el particular, un estudio sociológico llevado a cabo entre febrero y marzo de 2021 por la consultora Evangelina Pérez Aramburu, titulado “Evolución de la radiografía de los No Grieta en la Argentina”, concluyó que, por entonces, el voto “antigrieta” representaba el 60% de la ciudadanía, que se diferenciaba de quienes decían identificarse con Cristina Kirchner (24%) y de quienes decían sentirse identificados con Macri (16%).
De acuerdo con ese estudio, se ubican en el segmento de los “no grieta” el 63% de las personas del nivel más alto en términos socioeconómicos; el 62% de la clase media y el 55% de quienes se encuentran en el nivel socioeconómico más bajo.
Para la autora de ese relevamiento de opinión pública, es probable que Rodríguez Larreta esté intentando convocar a ese segmento del electorado con un mensaje que apueste a valorar la educación como factor de movilidad social y de salida a los problemas del país, al igual que la transformación, utilizando como plataforma su propia gestión en la ciudad de Buenos Aires, junto a su énfasis en el armado de equipos.
No pasó inadvertida en su primer spot televisivo la alusión que hizo Rodríguez Larreta a su aparente falta de carisma. “Llevamos años y años de carisma y miren como estamos. Lo mío es laburar y laburar y laburar. Y armar equipos de trabajo para hacer que las cosas pasen, pero que se mantengan en el tiempo”, afirmó. Los memoriosos podrán hallar semejanzas entre esa estrategia y la de Fernando de la Rúa al comienzo de su campaña presidencial, allá por 1999. Hoy el jefe de gobierno porteño se anima a hablar de su posible falta de encanto personal del mismo modo que, 23 años atrás, De la Rúa buscaba convertir su imagen de “aburrido” en un atributo positivo.
Al margen de las dudas que el discurso de Rodríguez Larreta produce en quienes a diario conversan con Macri, distintos dirigentes del Pro destacan que la lucha entre aquel y Patricia Bullrich podría darle al sector un alto nivel de competitividad, aun cuando esta relegue al expresidente a un segundo plano.
¿Qué ocurrirá con María Eugenia Vidal, quien también ha venido dando señales de querer terciar en la disputa por la postulación presidencial? Es probable que la apuesta de la exgobernadora bonaerense pase por aprovechar silenciosamente el escenario que plantea la pelea entre Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Como en el automovilismo, donde quien marcha tercero puede terminar beneficiándose si los dos primeros, en su lucha despiadada por la punta, se tocan, provocando que uno de los dos o ambos terminen fuera de la pista.