El diario íntimo de Picasso, en imágenes
Una muestra en la National Portrait Gallery, en Londres, reúne más de 80 retratos de amigos, colegas y familiares del artista malagueño
LONDRES- Prolífico, hipnótico, revolucionario, Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, 1973) desató retratos simbólicamente potentes. En sus pinturas, dibujos y esculturas inmortalizó a amigos entrañables, colegas, a sus hijos y a las mujeres que amó. Nunca aceptó hacer retratos por encargo. Excepto en su primera época, en la que pintó retratos más realistas, deformó la fisonomía, transformó los rasgos. Sin mímesis, llegó al núcleo de los personajes hasta capturar pasiones y tristezas que golpean cuerpo y alma.
Con importantes préstamos de colecciones públicas y privadas, la fabulosa mega muestra Picasso Portrait, en la National Portrait Gallery, reúne más de 80 retratos realizados por el pintor malagueño. Entre pinturas al óleo de gran tamaño, tintas, dibujos, collages, caricaturas y esculturas en bronce se incluyen desde obras maestras hasta algunas piezas que nunca antes se habían exhibido en Inglaterra. Los marcos de las obras son un capítulo aparte que potencia la imagen: en algunos lienzos son exuberantes, labrados, elegantes; en otros, despojados y de materiales modernos.
Retratar la vida
Entre los retratos de sus amigos, colegas y familiares figuran Guillaume Apollinaire, Carles Casagemas, Santiago Rusiñol, Jaume Sabartés, Jean Cocteau, Igor Stravinsky, Fernande Olivier, y mujeres claves en su vida como Olga Khokhlova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque. Hay algunos retratos y caricaturas inspirados en artistas que admiró, como Velázquez y Rembrandt. También, una serie de autorretratos donde se representa como un dandy con peluca, e incluso con una inquietante cabeza de calavera. Es que ese artista que dijo "Yo hago lo imposible porque lo posible lo hace cualquiera", y que desató una de las grandes acciones de ruptura en la historia del arte, nunca dejó de ser autobiográfico. Sus obras son un singular diario íntimo.
A su hijo de dos años lo representó como un marinero atrapando mariposas; lo dibujó con el trazo de un niño, como un monigote. Paloma aparece en muchas obras, en las primeras con su muñeca. Procedente del Instituto de Arte de Chicago, se exhiben un retrato cubista de 1910 del marchand alemán Daniel-Henry Kahnweiler y el retrato lúdico de Nusch Eluard, acróbata, artista y esposa del poeta surrealista Paul Eluard.
Picasso Portrait recorre todas las etapas creativas del artista: desde los retratos realistas de su infancia hasta los lienzos de su vejez. En estos días, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) presenta otro recorrido por la obra del genial artista en Pablo Picasso: más allá de la semejanza, una selección de 74 obras creadas desde sus 16 años hasta un año antes de su muerte.
Picasso hizo su primera caricatura tan sólo con 7 años. Cuando tenía 15, su pintura La primera comunión fue seleccionada para la Tercera Exposición de Bellas Artes en Barcelona. “Pintar como los pintores del Renacimiento me llevó años; pintar como un niño me llevó toda la vida”, sostuvo.
Retratos durante la ocupación
La relación de Picasso con Dora Maar coincidió con la Guerra Civil Española y con la Segunda Guerra Mundial, y ella se convirtió en sus obras en la personificación trágica del sufrimiento humano. En muchos retratos, su rostro y su cuerpo aparecen dolorosamente distorsionados para expresar la angustia y el temor de los parisinos bajo el régimen nazi. La postura corporal rígida se conjuga con un clima opresivo.
Amores modelos
Los grandes amores de Picasso devinieron sus modelos. “El arte –consideraba Picasso– no es nunca la aplicación de un canon de belleza, sino lo que el instinto y el cerebro pueden concebir independientemente de ese canon. Cuando se ama a una mujer, no se toman instrumentos para medir sus formas, se la ama por el deseo que nos provoca y, sin embargo, se ha hecho todo lo posible para introducir el canon incluso en el amor”.
Con pasión, Picasso retrató a sus mujeres. A Françoise Gilot, su pareja durante una década, la representó como La Femme-Fleur, delicada y bella. Pero cuando el amor se terminó, la pintó como un caballero medieval con armadura.
Hay pinturas y esculturas dedicadas a Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque, quien compartió la vida con Picasso desde 1954 hasta su muerte en 1973. Ella fue su musa y es protagonista, entre otros, de un retrato vestida de negro, como las arquetípicas mujeres que Picasso conoció de joven. Mujer en un sillón amarillo, obra inspirada en la pincelada y el color de Matisse, tiene como protagonista a Marie-Therese Walter.
“Soy la única que no se sacrificó al monstruo sagrado”, dijo Françoise Gilot, la mujer de Picasso que permanece con vida. “Aunque Picasso estaba pintando el retrato de una mujer, siempre se trataba de su propio autorretrato”, sostuvo Gilot, a sus 90 años, en una entrevista que el diario australiano The Sydney Morning Herald publicó en 2011. La mujer describe al artista como “un poderoso minotauro capaz de fulminar a sus mujeres, un gran río que arrastraba en su corriente restos y esqueletos y que necesitaba mucho sexo”.
“La forma que tenía Picasso de eliminar una mujer tras otra era retratarlas. Cuando perdía el interés por una mujer, pintaba retratos despiadados: por ejemplo, Olga con dientes de navaja, vagina con filo de sierra, cuerpo retorcido”, sostuvo.
Las mujeres de Picasso tuvieron un destino trágico. Dora Maar (fotógrafa que registró el proceso de creación del Guernica) terminó en un manicomio después de que él la abandonara. Tras la muerte de Picasso, Marie Thérèse se ahorcó y Jacqueline se pegó un tiro.
El influjo Picasso es tan potente que Marina Picasso, una de las nietas del artista, hermana de Pablito y propietaria de algunas de las piezas más valiosas del legado del artista, no olvidó que ella y su hermano nunca fueron aceptados por Picasso.
“Mi abuelo –recordó– tenía retratos de todos sus familiares en el estudio menos de nosotros”. Cuando Picasso murió, Jacqueline, su esposa, no permitió que sus hijos y nietos entraran a la casa para despedirlo. Ante esa negativa, Pablito volvió a su casa y tomó el contenido de una botella de lavandina. Marina lo acompañó en la agonía, durante tres meses. Paloma recuerda la desolación de todos mirando desde una colina la casa del artista: una imagen que es una especie de fresco, o un retrato familiar.