El Día del Gil y del Voto Inútil
Año nuevo, feriados nuevos. Falta muy poquito para que el profesor Alberto, en ejercicio de la Presidencia que le facilitó Cristina y le confirmaron los votos, firme el DNU (Decreto Nunca Útil) para renombrar feriados de 2022 y ampliar su número. A todo relato corresponde una nueva realidad. Eso también cambió; antes era al revés.
Veamos. Hace una semana se celebró el Año Nuevo. ¿Qué nos dicen las palabras año y nuevo que no sepamos? Nada. Pues bien, en virtud de esa orfandad semántica es que oficialmente se rebautizará el 1° de enero como el Día en que empiezan a cobrarse o a confirmarse aumentos en las facturas de electricidad, gas y agua, del monotributo, peajes, prepagas, combustibles y telecomunicaciones. Palo y a la bolsa.
Una versión más optimista dice que al año nuevo el Gobierno quería llamarlo El día de 2022 en que hubo cero por ciento de inflación. Pero lo hicieron desistir porque no les consta.
Segundo caso: según la lista de feriados que está por actualizarse, el 28 de febrero y el 1° de marzo figuraban como días de Carnaval. Acá la decisión fue muy debatida. Van seguir llamándose igual, pero con posibilidades de hacer extensiva la fiesta de carnaval a todo el año si siguen dándole y dándole a la emisión monetaria.
El 24 de marzo (Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia) no será modificado. Tampoco el 2 de abril (Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas). Son conmemoraciones demasiado dolorosas que dan cuenta de lo nefastos que pueden ser algunos seres humanos con poder. A lo sumo, podría agregarse otra categoría de “caídos”: el 41% de pobres caídos del sistema; los caídos en la cuenta de que, una vez más les traicionaron su voto, y, muy especialmente, los jubilados que corren riesgo de caer para siempre en los brazos de Dios antes de cobrar los juicios que le hicieron a la Anses.
El 15 de abril (Viernes Santo) seguirá siendo día de unción para la grey católica. Deberán abstenerse del recogimiento frente a la crucifixión y muerte de Jesús todos los dirigentes políticos oficialistas y opositores que el 28 de diciembre, Día de los inocentes, crucificaron a los bonaerenses imponiendo por ley la recontrareelección de los intendentes, legisladores, concejales y la mar en coche.
El 1° de mayo (Día del Trabajador) quedó corto. Así que, indistintamente, a partir de 2022 será también el Día de Ñoqui y el Día del Gil, o sea el de los ocho millones de contribuyentes que financian a los 21 millones de personas que, en nuestro país, reciben un cheque del Estado.
El del 25 de mayo (Día de la Revolución de Mayo) va a estar abierto a todos los que se “autoperciben” revolucionarios, incluidos los pibes para la liberación, Kicillof pagando holgadamente al Club de París y a los españoles de Repsol, y los genios que planificaron la reciente compra de trenes eléctricos a Rusia por US$800 millones para un ramal que no tiene electricidad.
Las fechas del 17 y del 20 de junio (Paso a la inmortalidad del general Martín Miguel de Güemes y del general Manuel Belgrano, respectivamente) se unificarán con la del 17 de agosto (Paso a la inmortalidad del general José de San Martín) con el fin de que el más allá los cobije, les dé consuelo y les impida ver lo que hicimos con el país que nos dejaron.
El 9 de julio (Día de la Independencia) deja de remitir exclusivamente a la de 1816. Se le suma ahora la independencia entre poderes del Estado, entre otras muchas que estarían faltando.
El recordatorio que cambiará radicalmente con el Decreto Nunca Útil será el del Día del Maestro. Se va a llamar el Día de No te Calentés. En el caso de los maestros, por si siguen esperando reconocimiento profesional, un aumento de sueldo digno o que Baradel los represente como merecen y a todos por igual. Y, en el caso de los alumnos, porque como dispuso el gobierno del pampeano Sergio (alias Domingo Faustino) Ziliotto, los abanderados ya no serán los de mejor promedio, porque eso estigmatiza al resto y es muy, muy feo.
¿Vieron que hace ya un tiempo en que el 12 de octubre se festeja el Día del Respeto a la Diversidad Cultural? Ahora sabemos por qué dejó de llamarse Día de la Raza: por el impuesto a la herencia que están apuradísimos en sancionar no solo el gobierno nacional sino todos los gobernadores que adhieren el pacto fiscal para sumar nuevos tributos, cargas, contribuciones, peajes, gravámenes, aranceles, arbitrios y alguna que otra coimita si todo lo anterior no alcanza.
Hay una fecha que se crea como feriado en 2022: la del 14 de noviembre. Ese día se cumplirá un año de las elecciones generales en las que el que perdió ganó y al que ganó lo pasaron como poste los perdedores. La conmemoración se justifica enormemente, además porque, habiendo pasado un añito de aquella epopeya cívica, al menos seis de los que consiguieron una banca legislativa ya están pensando en abandonarla porque se van a presentar como candidatos a presidente en 2023. Por estas horas las autoridades están pensando en el nombre de la conmemoración. Oscilan entre el “Día de la Marmota”, “Voto inútil” o “Seguí participando”.
En tanto, todavía no tienen determinado oficialmente qué hacer con el 8 y el 25 de diciembre, días de la Inmaculada Concepción de María y de Navidad, teniendo el 28 tan cerca y siendo tan útil el Día de los Inocentes para que el Congreso sancione todo lo que se le ocurra mientras la mayoría de la gente divaga entre quién cocina el vitel toné, instala la Pelopincho en el fondo de la casa del vecino o pide un préstamo para armar una carpita en Tecnópolis .
Tenga en cuenta querido lector que este año también está previsto aplicar algunos pases mágicos para que contemos con varios fines de semana largos. Para poder disfrutarlos, dependerá de varias de las cositas que mencionamos más arriba: aumentos de tarifas de servicios; inflación; estar saludables y contar con un buen sistema de salud que nos cuide; que se usen las más de 20 millones de vacunas sin aplicar; conseguir empleo, conservar el empleo y mejorar en el empleo, ya que el que más creció es el precario; que aflojen con las regulaciones, los cepos e impuestos de todo tipo; que las low cost no estén condenadas a desaparecer bajo el ala costosa y asfixiante de Aerolíneas; que no haya paro de transportes, ni paros docentes que alarguen el período de clases y que, entonces, corra peligro el descanso. En definitiva, que la humorada de los cambios en el almanaque nos lleve realmente a cambiar. Que no todo siga igual. Feliz año.