El destino de la industria
La Argentina y Brasil son los países de la América del Sur que más avanzaron en la implantación de una capacidad industrial sustancial. No obstante, actualmente se encuentran ante incógnitas en cuanto al futuro del sector a largo plazo. En estos países los períodos de mayor prosperidad industrial han acontecido vía la sustitución de importaciones de bienes manufacturados. Por lo tanto, en aquella época ya había una demanda interna, antes abastecida por las importaciones, para los productos ofertados por las nuevas fábricas. Hoy, las posibilidades de desarrollo intenso basado en la sustitución de importaciones se encuentran agotadas.
Además, las oportunidades actuales de un vigoroso crecimiento industrial están influidas por la dinámica verificada en el escenario económico mundial: la globalización, la trayectoria impetuosa de China y Corea del Sur en el comercio internacional y el éxito de los países que lideran la innovación tecnológica, impactaron el destino de las industrias brasileña y argentina. Pero este complejo panorama no significa que debemos resignarnos a una desindustrialización.
Modernizar y expandir el sector secundario es un objetivo fundamental para la evolución económica y social de ambos los países, aunque su participación en los respectivos PBI sea modesta. El incremento de productividad y la aceleración de la actividad industrial transmiten dinamismo a la economía como un todo y benefician la calidad de vida de la población. Entre los requisitos indicados por los economistas para impulsar el sector industrial, vale realzar: ambientes macroeconómico y político favorables, reforma tributaria, énfasis a la innovación tecnológica y aumento de la competitividad, inversión en educación y capacitación de mano de obra, eficiente sistema de financiamiento a las inversiones, existencia de empresarios aptos para implantar proyectos prioritarios.
Pero, a pesar de necesarios, esos requisitos no pueden ser considerados como suficientes. En el momento actual el factor indispensable para la expresiva prosperidad industrial argentina y brasileña es el ensanche en gran escala de los mercados consumidores interno y externo. El buen desempeño de los mencionados requisitos facilita el acceso a esos mercados pero, por sí solo, no expande de forma trascendente el espacio para direccionar los productos del sector.
Aunque conscientes de que el desarrollo industrial depende de la ampliación de mercado, conviene no ignorar la complejidad de esa tarea: la demanda interna se encuentra condicionada por la estructura de concentración social del ingreso, y el vigor de las exportaciones industriales enfrenta la fuerte competencia presente en el comercio internacional.
Sin embargo, ese difícil escenario puede crear condiciones para reformas que favorezcan la mejor equidad social y la elevación de la competitividad del sector industrial de ambos países.
Economista jubilado del BID, exprofesor en varias universidades brasileñas y consultor económico en Washington