El derecho a vivir en familia
Hoy se celebra el Día Internacional de la Familia, con el fin de concientizar acerca de la importancia de promover y velar por este derecho que tienen todos los niños, niñas y adolescentes del mundo.
El ámbito más propicio para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes son las familias, entendiéndolas desde la diversidad de configuraciones que pueden darse en la actualidad. Este ámbito no es un privilegio, no debe ser una excepción, y tampoco puede constituirse como una anomalía en la vida. El acto de vivir en familia es un derecho humano, no es una cuestión subjetiva abierta al debate acerca de su conveniencia o no. Sin embargo, la familia sí es una construcción social y cultural, que va más allá de las meras reglas biológicas o de las imposiciones tradicionales que realiza la sociedad a través de los mandatos de la opinión pública. En este sentido, aunque siempre todo es perfectible, se ha avanzado mucho en los históricos estándares de la composición del núcleo familiar.
El foco no debe estar puesto en la familia y sus integrantes, sino en si efectivamente se está cumpliendo con el derecho humano del niño o niña. La familia es el primer paso para que no se vulneren otra serie de derechos humanos que hacen al desarrollo del niño, niña y adolescente. Sin una familia que oficie de primera comunidad, difícilmente se pueda concretar para el niño el acceso a una alimentación saludable, a una educación de calidad, a un sistema de salud completo, y al goce de un derecho indispensable para su felicidad, como lo es el derecho al juego y a la diversión.
Una de las revalorizaciones más importantes de la familia parte de la premisa de creer que ningún ser humano puede desarrollarse de forma aislada y solitaria. Esto aplica mucho más para niños, niñas y adolescentes que requieren de un cuidado y acompañamiento integral que les genere las condiciones para conocer y desarrollar las primeras herramientas que les permitirán elaborar su propio mundo.
En la Argentina son más de 9000 los niños, niñas y adolescentes que no viven en sus entornos de origen y que esperan que su derecho a la convivencia familiar se garantice. Esto no es una alerta, ya es una realidad que se debe atender de forma urgente.
El fortalecimiento familiar y comunitario debe ser una política de estado que contemple equipos profesionales que se capaciten constantemente, y recursos que permitan el desarrollo de estos programas sin importar el punto geográfico en el cual se desee llevar adelante, acompañados de políticas externas que favorezcan la convivencia y el desarrollo de las familias que habitan este país. Aldeas Infantiles SOS Argentina trabaja diariamente en este sentido, para prevenir la necesidad de separación familiar. Vivir en familia es un derecho que tienen todos los niños, niñas y adolescentes de nuestro país y el mundo.
Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina