El debate en EE.UU. que los medios ignoran: las armas
MIAMI.- La reacción general de los medios estadounidenses tras el aparente intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump en su campo de golf de Palm Beach fue lamentable.
Hubo miles de artículos sobre posibles fallas de seguridad -lo cual está bien-, pero muy pocos sobre la alarmante proliferación de fusiles de guerra que llegan fácilmente a las manos de potenciales asesinos.
El sospechoso, identificado como Ryan W. Routh, de 58 años, tenía antecedentes penales por posesión ilegal de un fusil automático y estaba escondido detrás de los arbustos con un fusil de asalto estilo AK-47 a casi 500 metros de donde Trump estaba jugando al golf.
Hacía pocas semanas, el 13 de julio, otro agresor con un fusil de asalto estilo AR había disparado ocho tiros desde un tejado hacia Trump en Butler, Pensilvania. Este tipo de rifles de asalto, que estuvieron prohibidos en Estados Unidos entre 1994 y 2004, se han convertido en el arma preferida de los asesinos políticos y tiroteos en masa en el país. Y las ventas de estas armas de guerra se han disparado en años recientes.
Según los expertos, las ventas de armas en general, y de rifles semiautomáticos en particular, aumentaron por la creciente polarización política, los temores por la seguridad personal durante la pandemia de Covid-19, y el miedo a los cada vez más frecuentes tiroteos masivos.
Según la National Shooting Sports Foundation (NSSF), un grupo que apoya las ventas de estas armas de asalto, hay más de 24.4 millones de rifles AR-15 y AK en manos de civiles en los Estados Unidos. Aunque las ventas de armas de asalto han disminuido un poco después de llegar a un pico histórico durante la pandemia, se han disparado en las últimas dos décadas.