El cuerpo dirá cómo murió
La aparición de un cuerpo en el río Chubut, que podría tratarse de Santiago Maldonado, abrió interrogantes que el proceso de identificación y la autopsia comenzarán a develar.
Existen variables ambientales que repercuten en la conservación de un cuerpo en casos de inmersión. La calidad y composición del agua, la flora y fauna que la componen, como peces y crustáceos, ramas ocasionales que lo suspenden durante mucho tiempo, pueden actuar en la descomposición y deterioro de los tejidos. A más fría la temperatura, mejor será la conservación del cadáver. En tierra, roedores, perros o alimañas sobreviven alimentándose de lo que encuentran y la calidad del suelo y sus metales tiene un papel preponderante.
El liquido en los pulmones indica muerte por sumersión como causal; la rotura del hueso hioides, aún si los tejidos blandos están demasiado deteriorados y no muestran las improntas digitales de un agresor o eventuales golpes previos a la muerte, hablarían de compresión del cuello por estrangulamiento manual. Los huesos nos relatan la historia vital y, a veces, hasta postmortem. Las fracturas de vieja data, que se pueden observar a través de rayos X con sus respectivos callos óseos naturales que se superponen y aparecen como “revoques”, relatan la secuela, la consolidación de una fractura de larga data. Un orificio de bala, la fractura del cráneo, que a simple vista no se observa, se revelan en la mesa de autopsias y con la radiología forense.
Las huellas papiloscópicas indubitables a veces pueden ser obtenidas, pero siempre depende del estado de los dedos o de las plantas de los pies. El ADN es decisivo a la hora de la identificación, así como las “señas particulares”, como los tatuajes, nevos, lunares y cicatrices de vieja data. También la entomología forense, que es el estudio de las larvas de insectos que se asientan en orificios o lesiones expuestas y su evolución, hablaría de la fecha en que se instalaron allí. La odontología forense es de gran ayuda siempre, sobre todo cuando las encías, durante el proceso de putrefacción, no se hayan desprendido de los dientes. Respecto al cabello, se lava y analiza la keratina, que es donde se fijan las drogas de abuso, como anfetaminas, cocaína y marihuana, y se realiza entonces un dosaje cuantitativo y cualitativo para conocer o descartar consumo habitual.
Si faltan muchas partes blandas que hacen al mecanismo de muerte será difícil determinar la causal, al igual que si murió por sumersión o si se mantuvo dos meses en inmersión. Sería una muerte indeterminada, a la que Di Maio describe como aquella en la que no se podrá establecer la causa y mecanismo de la muerte. Existen estudios ambientales que podrían acercarse a determinar si los factores y variables del lugar donde se halló el cuerpo y desde la fecha de su desaparición son consistentes con el tipo de daño que presenta. Para eso se analizan la tierra y sus metales, el agua con su composición y el clima.
Cuando la escena es simulada, y la fecha de desaparición no es consistente con la apariencia del cuerpo hallado, es la autopsia la que explicará por qué, en algunos casos, algunos tejidos blandos se conservaron intactos y con escarchas de hielo, revelando su conservación en un freezer.
Las lesiones óseas, por tegumentos y de todo tipo, podrán evaluarse macroscópicamente y analizarse por histopatología, para diferenciar lesiones vitales. El Equipo Argentino de Antropología Forense, que goza de alto prestigio, será de gran apoyo para la identificación del cuerpo y para detectar la presencia o ausencia de lesiones óseas previas a la muerte.