El coronavirus diseña el mundo del futuro
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, buscando la aprobación de los Acuerdos de Yalta, expresó frente a la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico: "Es un error tratar de mirar demasiado lejos. En la cadena del destino solo se puede agarrar un eslabón a la vez."
Sin prestarle mucha atención a los consejos de Churchill, las semanas previas a fin de año en las mesas de redacción de todos los medios del mundo, hay periodistas pensando el futuro. Lo mismo hacen astrólogos, meteorólogos, economistas, y en cierta forma cada uno de nosotros al brindar el 31 de diciembre y comprometernos con proyectos específicos para el nuevo año. Covid-19 rompió con todos los pronósticos. Este quiebre brusco de expectativas ocurrió otras veces en los últimos 100 años. La gripe española de 1918, la crisis económica de 1930, la caída del muro de Berlín de 1989, el ataque a las torres gemelas del 2001 y la crisis económica del 2008, produjeron cambios políticos, sociales, culturales y económicos que afectaron a miles de millones de personas.
Cualquier análisis pos pandemia debe tener como base de comparación la situación anterior al surgimiento del virus, y, lamentablemente, el estado del mundo a fines del 2019 era bastante precario. En lo económico, la mayoría de los análisis anunciaban una caída del crecimiento mundial como consecuencia de la guerra comercial entre China y EE.UU., sumado al probable fin del ciclo de expansión económica más largo en la historia de EE.UU. En lo político la situación no era mucho mejor. El fortalecimiento del aislacionismo nacionalista, de la ultraderecha, del armamentismo, de la discriminación, y de la desigualdad entre ricos y pobres, presentaba una base de comparación que requería de un punto de inflexión. Pero en lugar de un héroe salvador, entró en el escenario Covid-19. Asumiendo la fragilidad de todo pronóstico, y siguiendo el consejo de Churchill, intentemos ver el eslabón más cercano en la cadena del destino y pensar cuáles pueden ser algunos de los impactos que nos dejará Covid-19.
Indudablemente el impacto económico es la mayor preocupación. Kristalina Georgieva, la Directora Gerente del FMI, recientemente dio a entender que la crisis económica puede ser peor que la del 2008. Según cifras del Banco Mundial, en la crisis del 2008 se calcula que entre 47 y 84 millones de personas pasaron a vivir en pobreza extrema y otros 64 millones bajo los niveles de pobreza. Esas cifras tuvieron un impacto negativo en todos los indicadores de desarrollo humano como desnutrición, mortalidad materna e infantil, igualdad de género, educación, acceso a agua potable y a servicios de salud. Muchos indicadores económicos ya muestran cifras bastante peores que las del 2008. El impacto va a ser aún más significativo en los mercados emergentes. Según el Institute for International Finance de Washington DC, marzo fue récord de salida de capitales, con más de 83.000 millones de dólares. En conclusión, a pesar de las medidas que puedan tomar los gobiernos, podemos esperar un fuerte incremento de la pobreza a nivel mundial y un retroceso en todos los indicadores de desarrollo humano, alejándonos nuevamente de los objetivos de desarrollo sustentable de la ONU.
En tecnología, la pandemia también puede dejar una huella duradera. Por ejemplo, la herramienta mediante el uso de teléfonos celulares conocida como de "seguimiento y localización" permite a los gobiernos tener información precisa sobre la ubicación de las personas, ya sea para controlar el cumplimiento de cuarentenas, o para rastrear a las personas infectadas o a potenciales transmisores. Muchos gobiernos ya usaban esa tecnología para combatir al terrorismo, pero ahora ha pasado a tener un uso principalmente civil. La información personal recolectada no sólo está a disposición de las autoridades, sino también puede llegar al sector privado. Es indiscutible que en momentos de excepción como el que estamos viviendo, el uso de este tipo de tecnología es necesaria para salvar vidas humanas, ¿pero qué va a pasar después de Covid-19? ¿Si hoy Big Brother está usando nuestra información para protegernos, qué le va a impedir usarla mañana para perseguirnos? Ya se trate de gobiernos dictatoriales, autoritarios o democráticos, la tentación será irresistible. Con el aumento del poder del Estado sobre nuestras vidas, preparémonos para un mundo donde la privacidad será una excepción y la lucha por la libertad frente a un excesivo control estatal ocupará el centro de la escena.
Covid-19 también pondrá bajo la lupa al orden internacional creado en las conferencias de Breton Woods y Dumbarton Oaks en el verano de 1944. Esa arquitectura internacional lleva dos décadas recibiendo pedidos de reformas para modernizarse. El éxito o fracaso del FMI, el Banco Mundial y la ONU en mitigar el impacto de Covid-19 definirán el rumbo de esas reformas. Pero en los últimos años surgieron muchas voces de sectores políticos más cercanos al aislacionismo, la ultraderecha y el autoritarismo, que quieren un orden internacional sin multilateralismo, o en el mejor de los casos con un multilateralismo "light". ¿Cuál de las dos ideas triunfará luego de la pandemia? Difícil saberlo, pero para los que creemos en el multilateralismo, sabemos que el desafío no será sencillo, sobre todo teniendo en cuenta que el FMI ya recibió solicitudes de ayuda de más de 80 países, casi el 40% de sus miembros. Asimismo, no se puede ignorar que la capacidad de respuesta del FMI se encuentra condicionada -entre otros desafíos- por la pesada herencia que le dejó Argentina.
La pandemia también está fortaleciendo el movimiento del eje del poder mundial desde Estados Unidos y Europa hacia China. Mientras Estados Unidos y Europa continúan combatiendo el virus, China movilizó su diplomacia para aumentar su presencia en todo el mundo. Rápidamente China envió a varios países respiradores, barbijos, trajes de protección o kits para realizar tests. El presidente de Serbia expresó que la solidaridad europea es un "cuento de hadas" y agradeció la colaboración de China. El liderazgo no solo es ejercido desde el gobierno, Jack Ma, el fundador de Alibaba, prometió enviar decenas de miles de test kits y barbijos a los 54 países de África. La política internacional de China para recuperar el liderazgo mundial perdido hace poco más de dos siglos puede recibir un impulso significativo en el mundo pos pandemia.
Estos son solo unos pocos ejemplos de los cambios que podemos esperar, y no son muy alentadores. Por suerte la levedad de todo pronóstico es fácilmente superada por la capacidad del ser humano de diseñar su propio destino. En septiembre de 1943, Churchill viajó a Boston para recibir un título honorario de la Universidad de Harvard. En el Teatro Sanders de la Universidad, cuando todavía la pandemia del nazismo era una amenaza y el rumbo de la guerra incierto, Churchill le pidió a los 1300 estudiantes que lo escuchaban atentamente que imaginaran un futuro mejor, diciéndoles que "los imperios del futuro serán los imperios de la mente". Dos años después, las mentes de un grupo de personas construyeron la arquitectura universal más importante de la historia, con un enfoque en la libertad, la paz y los derechos humanos. No hay nada que nos impida diseñar un mundo mejor.