El coronavirus acelera el cambio educativo
M. Jimena Vasta y Alberto C. Taquini
El Covid-19 ha provocado una revolución en la vida de todos, también en la educación. La virtualidad cobró cuerpo, tomó envión y entró por la ventana para convulsionar imprevisiblemente, y sin mucho preámbulo, un sistema educativo universalmente anticuado. Tímidamente, la inteligencia artificial (IA) anticipa ya el próximo punto de quiebre.
Facebook sabe a la perfección qué nos interesa, Netflix nos recomienda la próxima serie de acuerdo con nuestras elecciones previas, los predictores de los teléfonos nos sugieren qué escribir. El uso de softwares cuyos algoritmos aprenden del usuario ha invadido nuestra cotidianeidad. Sin embargo, en el universo educativo, y sobre todo en el ámbito de la educación formal, yace casi ignorado.
En un lustro, una conectividad superior al 4G, la explosión del big data y la evolución de los teléfonos móviles habilitarán ciudades inteligentes. Este contexto determinará un impacto tan alto en toda la cultura que será imposible omitir su aplicación en educación.
Impulsados por estas ideas, y con algunos años de experiencia escolar en el uso de plataformas adaptativas de IA en matemática y comprensión lectora, Nueva Educación desarrolló Benteveo, una aplicación que utiliza inteligencia artificial para la evaluación de la fluidez lectora de los alumnos de 1º, 2º y 3º grados de la escuela primaria. La herramienta permite al niño grabarse leyendo y luego escucharse. Al mismo tiempo, a través de una combinación de servicios de IA de Google Cloud, se procesa toda la información en tiempo real y en la nube. De esta manera, se puede medir la fluidez lectora. La aplicación, que se encuentra en su fase de prueba, ya tiene asignadas comunidades del colegio y otras del área metropolitana de Buenos Aires que están cursando 2º y 3º grados.
La utilización masiva de estos recursos amplificará el universo del autoaprendizaje y su consecuente evaluación. En este sentido, las herramientas de IA ofrecen nuevas lógicas y procesos para el aprendizaje que dan otro enfoque a la didáctica. Tal como ocurre hoy en los sistemas de tutoría inteligente y en los videojuegos, cada persona avanza consciente del aprendizaje de cada nivel. De este modo, aprendizaje y evaluación se integran en el mismo acto, como en el caso de Benteveo, en el que, mientras el niño se graba leyendo en una experiencia lúdica, el docente puede, a su vez, evaluar su desempeño sin que el alumno se sienta "en prueba". El incremento de la cantidad de datos que recuperen estas plataformas o aplicaciones redundará en una evaluación más refinada, personalizada y fusionada a la experiencia misma. ¿Será el fin de los exámenes?
La tendencia a la autogestión del aprendizaje crece por el uso de herramientas inteligentes. Muchos padres, con sorpresa, ya lo perciben en estos días de aislamiento, en los que la escuela saltó a la virtualidad. A su vez, estos sistemas, al automatizar una importante cantidad de tareas, liberan a los docentes para acciones de apoyo más personales.
Las políticas educativas podrán ralentizar o acelerar la realidad de la aplicación de la virtualidad y la inteligencia artificial en la educación, para lo que la legislación tiene que avanzar facilitando los cambios. Las prácticas innovadoras persisten y persistirán, independientemente de la resistencia inercial del actual sistema.
Ya fue dicho: argentinos, a las cosas.
Nueva Educación y Belgrano Day School