El conflicto de Siria amenaza al mundo
En la guerra civil en Siria y en la lucha contra Estado Islámico participan hoy, de una u otra forma, casi todas las principales potencias militares del mundo. La presencia activa de países de la OTAN, del Golfo Pérsico, además de Rusia, Irán y China, lo convierte en escenario de una guerra global indirecta. Todos estos países proveen armamento, financian actividades militares, entrenan tropas y apoyan diplomáticamente a distintas fuerzas en el conflicto sirio, además de intervenir en acciones bélicas, como es el caso más notorio de la coalición liderada por Estados Unidos o la contracara militar que representa la tríada Rusia, Irán y las fuerzas propias que responden a Damasco.
Si bien hasta ahora las principales superpotencias no se han enfrentado de forma directa, la situación militar tiene un final abierto. Los riesgos de una tragedia son enormes, sea por incidentes involuntarios o por decisiones de otro tipo. El hecho de que Moscú haya instalado misiles S-300 y S-400 en las bases que posee en Tartus y Hmeimim es indicativo de que no descarta, en algún momento, un ataque de la coalición internacional. Asimismo, que Estados Unidos no posea en el terreno sirio ningún aliado militarmente significativo, salvo los kurdos, deja traslucir las posibilidades de nuevas presencias de fuerzas armadas en el conflicto.
El entramado no puede ser más complejo como peligroso para la seguridad internacional. El ejemplo sirio podría ser también un penoso antecedente que podría repetirse como espejo en otros conflictos, dada la regionalización del mundo. La tensión es constante en el mar de la China meridional; entre la India y Paquistán, en Cachemira; en la península coreana, en Sudán del Sur, Afganistán y otros escenarios donde actúan grupos jihadistas, como Nigeria y la cuenca del lago Chad. En Yemen, como en Siria e Irak, también se enfrentan indirectamente Arabia Saudita e Irán.
Estos y otros serios acontecimientos en Europa central han vuelto a reavivar un cuadro de virtual guerra fría y ha provocado la ruptura de puentes entre Washington y Moscú. En este contexto, el tabloide ruso Moskovsky Komsomolets ha advertido sobre los riesgos para la seguridad internacional de reeditar una escalada militar, con un alcance planetario comparable a la crisis de los misiles en Cuba en 1962. El ex presidente Gorbachov dijo recientemente que el mundo está en un "punto peligroso" en relación con el deterioro del clima entre Estados Unidos y Rusia.
El grave panorama global deja en evidencia la profunda debilidad de los instrumentos diplomáticos del siglo XX. Las limitaciones de las Naciones Unidas, en particular la impasse en el Consejo de Seguridad, es un ejemplo, como lo podría ser la reducida observancia de normas centrales del derecho internacional. El escaso respeto a las Convenciones de Ginebra y sus protocolos adicionales en la tragedia de Aleppo es muy preocupante.
Sería lamentable para el mundo que colapsara el sistema multilateral establecido en San Francisco al final de la segunda posguerra. También es desilusionante que la amplia mayoría de la comunidad internacional se mantenga al margen como simple espectadora de los acontecimientos. Es hora de un cambio de actitud para reclamar con urgencia y energía a todas las principales potencias el regreso a la diplomacia y al pleno cumplimiento de los objetivos y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
Diplomático y ex vicecanciller argentino