El cierre de escuelas hoy aumentará la pobreza mañana
Esta pandemia está afectando al sistema educativo, no solo de nuestro país, sino también el de todas las naciones. El impacto es negativo no solo porque afecta el nivel educativo de los alumnos, sino porque también aumenta la desigualdad de los conocimientos de los alumnos vinculados al nivel socioeconómico de las familias. El cierre, incluso temporal, de las escuelas provoca costos sociales y económicos que se reflejarán en el futuro. Los problemas que esta pandemia ocasiona afectan a todos los alumnos, pero las consecuencias son más graves para los niños pobres y sus familias.
Es probable que algunos niños y adolescentes que hoy enfrentan escuelas cerradas no vuelvan a ellas. Esto es un riesgo, ya que las escuelas son un instrumento necesario para promover la movilidad social. Es importante evitar que se agraven aún más las diferencias educativas por nivel socioeconómico de las familias. Por esta razón, se requieren más opciones tecnológicas en las escuelas, incluso la utilización de los medios de comunicación más difundidos entre todos los sectores de la población, entre los cuales se destaca la televisión
La desigualdad en el acceso a oportunidades educativas por la vía digital está aumentando las desigualdades educativas. Las diferencias por nivel socioeconómico de los estudiantes son marcadas en cuanto a la realización de todas las actividades: cuanto mayor es el nivel socioeconómico, mayor es la proporción de estudiantes que tienen experiencia en la comunicación informática. Aquellos alumnos con internet y computadora en casa pudieron afrontar mucho mejor el cierre de escuelas que los estudiantes pobres, sin estar impulsados a abandonar la escuela.
Por esta razón, hay países que, teniendo en cuenta la igualdad de oportunidades, decidieron movilizar el aporte a la educación por parte de la televisión, teniendo en cuenta su difusión entre todos los sectores sociales. En América Latina podemos destacar las iniciativas educativas encaradas por Cuba y México.
Para enfrentar esta amenaza al aprendizaje escolar, el gobierno de Cuba recurrió a las clases por televisión para las enseñanzas primaria, secundaria y preuniversitaria, ante el rebrote de contagios de la enfermedad del coronavirus que obligó a cerrar las escuelas. Como en Cuba hay poco acceso a internet desde los hogares, tres canales, dos nacionales y uno provincial, se han dedicado a ofrecer una programación educativa especial en la mañana y en la tarde, en turnos de 30 minutos por cada clase y asignatura. De acuerdo con los distintos niveles de enseñanza, se imparten clases televisivas de Matemáticas, Lenguaje, Historia, Biología, Química, Física y Geografía, materias que forman parte del currículo escolar cubano.
Esas clases televisivas incluyen actividades orientadoras para los estudiantes y sus familias, de manera que se puedan cubrir los contenidos esenciales de cada asignatura y grado. Esas clases por televisión son importantes, porque, en pandemia, permiten mantener una cierta continuidad en el aprendizaje de los niños, fuera de la escuela.
En un país como Cuba, donde no son muchos los hogares que cuentan con internet, la televisión es una alternativa para llevar el contenido académico hasta las casas. Las teleclases, una estrategia para evitar el deterioro del aprendizaje de los estudiantes, fueron acogidas por los padres y los profesores. Como resultado del déficit de vivienda, en Cuba en muchas de las casas cohabitan varias generaciones, sin instrumentos informáticos. En medio de esta crisis de salud mundial que pone en dudas las clases presenciales por el riesgo de contagio, las teleclases son una alternativa ofrecida a los estudiantes cubanos.
Algo similar a la experiencia de Cuba ha ocurrido en México, donde, a través de tres opciones televisivas, la Secretaría de Educación Pública desarrolla las clases a distancia. Aprende en Casa II ha sido el programa del gobierno para resolver la imposibilidad de alumnos y profesores de volver a las clases presenciales debido a las medidas de distanciamiento que tienen el objetivo de evitar la propagación del Covid-19 entre la población estudiantil y los docentes. Los alumnos de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) pueden así cumplir diariamente su ciclo escolar de manera remota por televisión, en los horarios y canales dispuestos por el gobierno, entre las 7.30 y las 23, sin que la publicidad afecte negativamente.
Estas experiencias de educación a distancia, forzadas por la pandemia, son importantes para preservar la igualdad de oportunidades y la calidad de la enseñanza, teniendo en cuenta que la realidad es que vivimos en un sistema educativo en el cual el estatus socioeconómico de los padres tiene un peso determinante en el nivel educativo y el futuro laboral de sus hijos. Debemos evitar que esta pandemia agrave aún más la desigualdad educativa.
La utilización de la televisión en Cuba y en México es un ejemplo a seguir, teniendo en cuenta que en nuestro país existe una gran desigualdad en la utilización de computadoras e internet entre los hogares, causada por el distinto nivel socioeconómico. Más de la mitad de las familias pobres no tienen computadoras y algo menos de la mitad carecen de internet. Por esta razón, la televisión puede ayudar a preservar la enseñanza amenazada por esta pandemia.
Las evidencias de las pruebas Aprender han indicado que nuestro sistema educativo hace ya varios años que avanza hacia la consolidación de un modelo de carácter socialmente dual, situación que ahora se agravó por esta pandemia, que afectó mucho más a los alumnos de los barrios humildes, que tienen menos acceso a los recursos tecnológicos para paliar de una manera no presencial el cierre de las escuelas.
Miembro de la Academia Nacional de Educación