El Chat GPT-3 llegó a las escuelas: apocalipsis o panacea
La tecnología siempre puso en jaque a la educación. Recuerdo que hace 15 años apareció la Enciclopedia Encarta seguida por Wikipedia y el dilema en las aulas era si tenía sentido seguir haciendo preguntas que se podían resolver cortando y pegando. La respuesta era simple: formular preguntas que requieran relacionar y elaborar nuevos conocimientos. Bueno, tal vez esa respuesta ya no sirve más, o al menos no de la misma forma.
La educación se enfrenta a un nuevo desafío: la inteligencia artificial llegó en forma de Chat GPT-3 a escuelas y universidades. En la Argentina comenzamos un nuevo ciclo lectivo, pero en los Estados Unidos, que están a mitad de semestre, el tema explotó en enero y febrero. ¿Cómo lidiar con esta herramienta con capacidad de dejar obsoletas muchas de las prácticas del sistema educativo?
El Chat GPT-3 es una herramienta con la capacidad de comprender y hablar como las personas, pero también de aprender, relacionar, elaborar y llegar a conclusiones. Se le puede solicitar que redacte un trabajo práctico, que compare dos textos y genere preguntas, que use el estilo de escritura de Jorge Luis Borges para redactar una conclusión o que escriba un rap sobre cualquier tema.
De inmediato el Chat GPT-3 se volvió un aliado que hace la tarea por ellos, tecno-optimismo. El fundador de una de las empresas líderes en tecnología educativa confiesa –off the record–, que a menudo, cuando la aplicación queda fuera de servicio coincide con los horarios en los que los estudiantes hacen la tarea.
Por otro lado, se transformó en la pesadilla de algunos docentes, incluso varias instituciones empezaron a prohibir su uso. El apocalipsis llegó y Terminator ganó.
Durante una reunión privada con referentes educativos de todo el mundo, una funcionaria de la administración de los Estados Unidos, ante la preocupación de la comunidad educativa, comentó que la prioridad es acercar a los estudiantes las mejores herramientas, pero sin ponerlos en peligro. Por su parte, una especialista de una reconocida institución especializada en ciencia de Cleveland, Ohio, comentó que estaban surgiendo algunas estrategias interesantes, como pedirle al Chat GPT-3 que escriba un ensayo y luego mejorar esa respuesta presentando ambas versiones en la entrega.
Así que le hice caso y le pedí al Chat GPT-3 que escriba un párrafo como conclusión. Me respondió esto:
“El uso de Chat GPT-3 como herramienta educativa plantea desafíos: ofrece nuevas posibilidades, pero puede fomentar dependencia tecnológica y falta de compromiso. La solución no es prohibirlo, sino integrarlo creativamente en el proceso educativo, enfatizando pensamiento crítico y reflexión. Requiere esfuerzo conjunto y planificación cuidadosa.”
Y tal como propuso la especialista, elaboré una conclusión propia, que nos haga pensar un poco más allá.
Necesitamos empezar a incluir debates éticos en la educación primaria para promover una mirada crítica del uso de la tecnología. Seguramente vamos a pasar momentos difíciles, docentes, estudiantes, funcionarios educativos, familias van a tener que encontrar un balance, pero ya hay ejemplos interesantes de cómo usar esto para profundizar el aprendizaje.
Tal vez llegó el momento de cambiar no sólo la forma de preguntar, sino las tareas y la forma de evaluar. Tenemos la oportunidad de generar nuevas maneras de aprendizaje que incluyan otros sentidos y que promuevan diferentes formas de producción.
Este nuevo escenario nos obliga a trabajar juntos, como diría Humberto Eco, apocalípticos e integrados. Y así, con ambos en la mesa dialogando, los estudiantes ganan.
Director Ejecutivo de Clubes TED-Ed y TEDxRíodelaPlata