El bloqueo migratorio a los cubanos
Cuba es un país desde el cual es muy difícil emigrar o simplemente viajar al extranjero. Más allá de las barreras físicas que afectan a los habitantes de cualquier país-isla, las dificultades son el resultado de las políticas formales del régimen en el poder desde 1959 de implementar restricciones típicas del comunismo del siglo XX. Al mismo tiempo, los cubanos enfrentan más obstáculos legales que los ciudadanos de otros Estados de América Latina para entrar y residir en otros países del hemisferio. Los problemas de los viajeros cubanos son sorprendentes, si tenemos en cuenta que por estándares del mundo América Latina es una región relativamente abierta y se caracteriza por altos niveles de migración intrarregional.
Según fuentes oficiales publicadas en línea, los cubanos requieren una visa para visitar cualquier país de la región. Los titulares de pasaportes de ningún otro país de la región enfrentan tantos obstáculos. Para los argentinos, mexicanos, panameños, paraguayos y uruguayos es necesaria una visa de turista para visitar solamente un país de América Latina: Cuba. Los dominicanos podían visitar 5 de los 18 países sin visa, mientras que los ecuatorianos, 13, y los colombianos, 14. Más allá de la obligación de visa formal, algunos países imponen obligaciones onerosas a los cubanos, como la necesidad de proporcionar información financiera y médica intrusiva.
Por su parte, Cuba también mantiene controles más estrictos de sus hermanos latinoamericanos que cualquier otro país de la región. En 2016 era requisito para los ciudadanos de todos los países del hemisferio occidental tener una visa para entrar a Cuba, aunque en la práctica funciona como una suerte de tasa que no requiere trámite en el consulado, pues se adquiere a través de las agencias de turismo y las líneas aéreas.
En general, América Latina es una región con un respeto admirable por la libertad de movimiento, pero las políticas de los países latinoamericanos son menos abiertas a los viajeros y emigrantes cubanos que a ningún otro, excepto los ciudadanos de una lista corta de países azotados por conflictos.
En el actual contexto mundial, la migración ha vuelto a una posición de prominencia y es discutida como un asunto de "seguridad". Sin embargo, afortunadamente para América Latina, aceptar a los cubanos no es ningún impedimento de seguridad. Si los países de la región redujeran las barreras a los cubanos a lo que se ha convertido en un estándar latinoamericano, constituiría un gran paso hacia una mayor libertad de movimiento con costos políticos relativamente bajos.
Lo paradójico es que en el último ranking del Índice de Desarrollo Humano Cuba figura en el puesto número 68, mientras que Honduras está en el 130; El Salvador, en el 117, y Haití, en el 163, y, sin embargo, mientras hondureños, salvadoreños y haitianos no necesitan visa para ingresar como turistas a la Argentina, a los cubanos sí se les solicita y con requisitos de imposible cumplimiento.
En realidad, con el bloqueo migratorio a los cubanos, todos los países de América Latina le realizan una crítica implícita al sistema político, económico y social vigente en Cuba desde hace 59 años, y lo hacen con la complicidad del propio régimen cubano, que teme por los efectos de interacción más libre de sus ciudadanos.
Por lo tanto, una manera de favorecer la integración de Cuba y contribuir a su apertura es eliminar la visa de ingreso a sus ciudadanos. La Argentina podría empezar dando el ejemplo e invitar a que lo siga el resto de los países de la región.
Directivos del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina