El bimonetarismo en el sistema de pagos de la Argentina
La posibilidad de elegir la moneda en que se realizan las transacciones está más cerca, pero implica grandes desafíos
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Con el cambio de rumbo hacia un sistema económico liberal en la Argentina, el bimonetarismo empieza a ser un tema central de discusión. La posibilidad de que los ciudadanos elijan en qué moneda realizar sus transacciones – ya sea en pesos, dólares o eventualmente otra– está muy cerca. Esta transformación plantea grandes desafíos para las personas, los comercios y la industria de medios de pago.
El bimonetarismo es un sistema donde dos o más monedas coexisten y compiten libremente. En América Latina, Uruguay, Ecuador y El Salvador son ejemplos de cómo esta dinámica puede funcionar e impactar positivamente en algunos aspectos macro y microeconómicos. En Uruguay más del 50% del volumen de pagos en el sector retail son en dólares según el Banco Central de ese país. En Ecuador, desde la dolarización en 2000, la inflación anual promedio se redujo del 40% al 3%, logrando mayor estabilidad financiera, según el Banco Mundial. Y, en El Salvador aunque adoptó el dólar como moneda oficial en 2001 luego también incluyó al bitcoin. Mientras que el 70% de los pagos son en efectivo, se estima que el 77% de los Salvadoreños realizaron al menos un pago digital en el último año impulsado por la billetera gubernamental Chivo según la Cepal.
En la Argentina, la adopción de un modelo bimonetario formal podría regularizar prácticas ya instaladas. Los argentinos poseen más de 230.000 millones de dólares fuera del sistema, y más del 90% de las transacciones para inmuebles y vehículos se realizan en dólares billete.
Este modelo ofrece una oportunidad para transformar y potenciar la industria de medios de pago. Otro dato según CNV, existen más de 13 millones de cuentas comitentes en Argentina cuyo principal fin es la compra y venta de USD. En un país donde el 45% de las transacciones minoristas aún son en efectivo, según BCRA. Las empresas de pagos trabajan en soluciones bimonetarias. Plataformas como Coelsa, Prisma y Fiserv desarrollan soluciones que permiten elegir la moneda de pago, mientras que billeteras digitales cómo MercadoPago planean incluir CVU en dólares.
Para los comercios, aceptar múltiples monedas será clave para captar clientes. Esto también podría simplificar sectores como el agro, la construcción, industria automotriz, real estate, hoy dominados por el efectivo, ofreciendo mayor transparencia y digitalización.
El marco regulatorio también plantea desafíos, los entes reguladores deben garantizar transparencia y evitar arbitrajes entre monedas. Normas claras y parejas para todos los jugadores serán claves.
Si bien Ecuador cedió el control de su política monetaria con la dolarización, logró estabilidad. En la Argentina, donde las monedas aparentemente competirán libremente, el BCRA deberá adaptarse a una realidad más compleja y tener suficiente respaldo.
Aunque el foco estará en pesos y dólares, las criptomonedas ya forman parte del ecosistema. No me resultaría extraño que en un futuro se habilite la posibilidad de pago en cripto para algunas transacciones. En particular, la Argentina lidera en la región en transacciones con stablecoins, alcanzando el 61,8% del volumen de transacciones en América latina, según Forbes. Es decir, una proporción de argentinos está utilizando criptomonedas como herramienta para proteger sus ahorros y resguardar valor. Herramientas como tarjetas prepagas tipo Lemoncash permiten pagos en cripto.
El bimonetarismo dará a los consumidores más opciones para manejar su dinero de forma segura y eficiente. Para las empresas, es una oportunidad para innovar y adaptarse rápidamente. En un país donde el dólar es referencia, formalizar el uso de múltiples monedas puede normalizar prácticas comunes.
De avanzar estas medidas la industria tiene mucho espacio para expandirse. Quienes logren adaptarse estarán a la vanguardia en el ecosistema de pagos.
MBA, especialista en medios de pago y fintech