El BID debe postergar la elección de su presidente hasta 2021
WASHINGTON.- Por primera vez en la historia, Estados Unidos ha propuesto un candidato para liderar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un gigante hemisférico que jugará un papel fundamental en la reconstrucción de Venezuela y en la reactivación de las destrozadas economías de América Latina después de la pandemia. Si gana el candidato de Estados Unidos, en el banco podría desatarse una lucha de liderazgo y una crisis presupuestaria, y en el peor momento posible. Si quieren evitarlos, los miembros del BID deberían posponer la votación hasta después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Los latinoamericanos están al mando del BID desde hace 60 años, cimentando su reputación de herramienta esencial para el desarrollo económico. Su asesoramiento técnico es valorado en toda América Latina, y sus préstamos ayudan a fortalecer la frágil infraestructura de la región y sus inadecuados sistemas de salud pública y educación. En una región ideológicamente fracturada, el BID es un oasis relativamente libre de favoritismos políticos.
Eso puede cambiar de la noche a la mañana si los miembros del BID eligen en septiembre a Mauricio Claver-Carone,candidato de la Casa Blanca y máximo asesor del presidente Trump para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional.
Claver-Carone tiene un par de buenas ideas para el BID, incluidas estrategias para atraer una mayor inversión privada al sector energético de la región y para incentivar la "near-shoring" de las fábricas de Estados Unidos que planean irse de China. Claver-Carone ayudaría al banco -que tiene su sede en Washington y 2000 empleados-, a competir con los préstamos chinos, que no requieren los altos estándares de transparencia y protección ambiental y laboral que exige el BID.
Pero el estilo brusco y unilateral de Clever-Carone, que también se refleja en los aspectos de la política exterior de los Estados Unidos que él dirige, son considerados poco adecuados para liderar una organización multinacional.
Si uno piensa en el historial de la administración Trump en la región, cualquier candidato estadounidense para el BID lleva las de perder. El mandatario básicamente ha ignorado a la región y la visitó una sola vez, para una conferencia internacional en Buenos Aires. Es el único presidente de los Estados Unidos que se salteó la Cumbre de las Américas, una reunión trienal de líderes continentales.
Donald Trump básicamente ha ignorado a la región y la visitó una sola vez, para una conferencia internacional en Buenos Aires
La propuesta de la Casa Blanca para encabezar el BID resulta especialmente desconcertante por el desprecio manifiesto del gobierno de Trump hacia las instituciones internacionales y su descreimiento en la asistencia financiera internacional. En América Latina, suspendió la ayuda a los países más conflictivos -El Salvador, Guatemala y Honduras- para forzar concesiones en política migratoria.
Como era de esperar, la propuesta de Estados Unidos fue muy criticada.
La Unión Europea dice que es una mala idea. En la Argentina, ocho exministros de Relaciones Exteriores -incluidos dos del gobierno extremadamente pro-estadounidense de Mauricio Macri-, publicaron una carta oponiéndose al candidato norteamericano. Varios influyentes expresidentes de Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay hicieron lo mismo, expresando "profunda preocupación y desacuerdo".
Argentina tiene su propio candidato, un exfuncionario del BID, que cuenta con el respaldo de México. Desde Estados Unidos, llovieron las críticas sobre el gobierno de Alberto Fernández. Claver-Carone acusó a la Argentina de ser cabecilla de un "esfuerzo subversivo" para socavar su candidatura.
Pero Argentina no está ni remotamente sola en su oposición. El líder conservador de Chile, Sebastián Piñera, cree que hay que posponer la votación, lo que ocurriría automáticamente si suficientes miembros simplemente no participan de la elección. En un comunicado firmado por una larga lista de excancilleres y ministros de finanzas de Brasil, el legendario expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso se quejó diciendo que Estados Unidos ya controla el Banco Mundial, y que el Fondo Monetario Internacional siempre queda en manos de un europeo.
Recién surgió una posible candidata de consenso, la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, que se ha sumado a la carrera.
Pero Claver-Carone todavía tiene chances de pelearla. Estados Unidos controla el 30 por ciento de las acciones con derecho a voto del BID. El presidente de ultraderecha de Brasil, conocido como el "Trump de los trópicos", rápidamente retiró a su propio candidato no bien el Departamento del Tesoro norteamericano anunció su sorpresiva nominación, en junio. Otros actores interesadas importantes, incluida Colombia, también apoyan a la Casa Blanca, probablemente por temor a sus represalias de mano dura, como las amenazas de imposición de aranceles, retiro de ayuda o trabas al envío de remesas.
Bolsonaro, conocido como el "Trump de los trópicos", rápidamente retiró a su propio candidato no bien el Departamento del Tesoro norteamericano anunció su sorpresiva nominación
La falta de consenso en la región no ayuda. Argentina y Brasil, por ejemplo, controlan el 22 por ciento de las acciones con derecho a voto, pero sus dos presidentes están profundamente enfrentados por disputas comerciales y personales. Durante la exitosa campaña presidencial de Fernández el año pasado, el presidente brasileño instó a los votantes a rechazar a los "bandidos de izquierda" del partido peronista argentino. Los líderes vecinos aún no se han reunido.
Pero obtener el mandato de 5 años al frente del BID podría ser la parte fácil de las tareas que le esperarían a Claver-Carone.
Si Joseph R. Biden Jr. ganara las elecciones de noviembre, el presidente del BID sería el "pato rengo" más temprano que haya existido. Un portavoz del equipo de campaña de Biden describió a Claver-Carone como "demasiado ideologizado" y "poco calificado" para el cargo, y una administración demócrata seguramente presionaría para que se lo destituya. Eso desataría una crisis de liderazgo y sentaría un precedente preocupante para un banco de préstamos que ha gozado de una estabilidad envidiable. (Ha tenido solo cuatro presidentes en seis décadas, y su líder actual, el colombiano Luis Alberto Moreno, ocupa el cargo desde hace 15 años).
Claver-Carone también tendría enemigos en el Congreso norteamericano, lo que pondría en peligro el financiamiento de Estados Unidos para el BID. El senador Patrick Leahy, un defensor del BID que presidiría el Comité de Asignaciones si el Senado cambia de manos, advirtió que la elección de Claver-Carone "pondría al banco en rumbo de colisión con su mayor accionista". La representante Nita Lowey, presidenta del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, también expresó su preocupación y dijo que la nominación "va en contra de las normas, la misión y los desafíos que el banco deberá enfrentar".
Sus objeciones debilitan uno de los argumentos centrales de la campaña de Claver-Carone: la promesa de que su elección catalizaría un "realineamiento estratégico" de la política estadounidense hacia América Latina, incluida una inyección multimillonaria de capital de Estados Unidos para ayudar a la región a emerger de las ruinas de la pandemia.
El banco necesita el dinero. Con nuevos fondos, podría responder a la peor crisis económica de América Latina desde la Gran Depresión, ya que el virus se está comiendo un 9% de la economía de la región este año, se prevé que el desempleo aumentará del 8% al 14%, y que 45 millones de latinoamericanos caerán en la pobreza, según datos de Naciones Unidas.
La última capitalización del BID fue en 2010, durante la crisis financiera mundial, y requería largas y tortuosas negociaciones con legisladores estadounidenses. Los gobiernos latinoamericanos aspiraban a duplicar la base de capital de 100.000 millones de dólares, y tuvieron que conformarse con un aumento de 70.000 millones. Pero si el BID cae presa de una disputa partidaria, ni un segundo mandato de Trump garantizaría una recapitalización semejante.
Una candidatura norteamericana para encabezar el BID incluso sería arriesgada en circunstancias normales, porque privaría a América Latina de la propiedad regional de una institución ampliamente admirada. Hoy, mientras la región sufre el brote de coronavirus más severo del mundo, es una batalla diplomática imprudente e innecesariamente disruptiva. En respuesta, los miembros del BID deberían retrasar su votación hasta el próximo año.
El autor es director del Proyecto Argentina y subdirector del programa de América Latina del Wilson Center; exdirector para América del Sur del Consejo de Seguridad Nacional de Barack Obama (Traducción de Jaime Arrambide)