El Agro quiere ayudar
En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, aquellos que logran adaptarse con rapidez son los que finalmente salen ganando. Uno de los cambios más notables es la transición del consumo de fuentes fósiles a renovables, un proceso que está transformando rápidamente la economía global.
En este contexto, Argentina tiene un enorme potencial. Somos dueños de una de las cuencas fotosintéticas más eficientes del planeta, lo que nos permite generar grandes cantidades de biomasa a partir del CO2 capturado de la atmósfera. Esta capacidad nos da la oportunidad de transformar el carbono en innumerables moléculas de alto valor agregado. Sin embargo, lo realmente diferencial es el talento de nuestros productores, quienes gestionan esta fotosíntesis de manera excepcional.
Según el último censo agropecuario, aproximadamente el 50% de los tomadores de decisiones del campo tienen título universitario, una característica que nos distingue de la mayoría de los países productores. Además, la edad promedio de los productores en Argentina es de 46 años, y según estudios de la Universidad Austral, este promedio sigue disminuyendo, lo que demuestra la renovación constante del agro. Todo esto nos asegura que estamos preparados para absorber nuevas tecnologías e innovar, adaptándonos a los cambios disruptivos que marcan el ritmo de la economía global.
Sin embargo, este talento y potencial se encuentran hoy bajo una constante presión: estamos a la defensiva. Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en septiembre de 2024 un productor agropecuario le transfirió al Estado $61,5 por cada $100 ganados, quedándose solo con $38,5 para sí mismo. Según el Banco Mundial, Argentina es el país con mayor incidencia en impuestos a las exportaciones, y el ámbito agropecuario es, por lejos, el principal contribuyente en este rubro.
Aplaudimos y defendemos las reformas que se están impulsando para devolverle al país su normalidad económica: equilibrio fiscal, recorte del gasto público, reforma laboral y sindical, privatizaciones, entre otras. Pero el campo quiere ir por más: queremos pasar a la ofensiva y ser un verdadero motor de crecimiento. Para ello, es imprescindible que nos devuelvan los recursos que generamos y así podremos potenciar el desarrollo de la nación.
No existe otra actividad productiva con una presencia federal tan extendida ni tan atomizada en todo el territorio nacional. Con los incentivos adecuados, la creación de empleo se dispararía hasta las nubes. De hecho, hoy las cadenas de valor agrobioindustriales representan el 23% del empleo privado en Argentina, lo que equivale a más de 4 millones de puestos de trabajo. El campo es un gran generador de empleo.
La eliminación de impuestos, como por ejemplo el “Impuesto País”, que grava las importaciones, es un paso muy positivo, pero debemos dar el siguiente y eliminar los impuestos a las exportaciones que hoy limitan nuestra capacidad de generar empleo y crecimiento. Somos el único país de América que grava las exportaciones.
Así y todo, de enero a septiembre de este año, las cadenas agropecuarias representaron el 88% de las divisas netas que ingresaron al país, mientras que minería e informática sumaron apenas el 12%. Los demás sectores fueron, en su mayoría, demandantes netos de divisas.
El agro exporta la mayoría de lo que produce, eso es muy bueno para TODOS los Argentinos. Cada vez que un exportador liquida sus divisas se las pagan al dólar oficial. Esto genera una nueva inequidad que termina sufriendo el productor. Es necesario eliminar la brecha cambiaria. Cuanto antes.
La situación de nuestro país, con el 70% de los niños en situación de pobreza, un sistema educativo y de salud colapsados, requiere medidas urgentes para generar oportunidades y riqueza a gran escala. En el agro estamos listos para ser parte de la solución.
Creemos firmemente en los derechos fundamentales: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Abogamos por la libertad de comercio y la inserción internacional, que históricamente ha sido olvidada. Argentina puede competir con cualquier nación. Hemos desarrollado un modelo productivo extremadamente eficiente, con un impacto ambiental mínimo.
Junto con la minería, la energía, la economía del conocimiento y el turismo receptivo, creemos que podemos consolidar un sueño común, inclusivo y próspero para todos los argentinos. En ese camino venimos trabajando en @planpaisargentina, un proyecto que propone la interacción y complementación de estos cinco pilares para reactivar de una vez por todas la economía de forma duradera y sostenible.
Como dicen los premios Nobel de Economía, “hoy en día las naciones fracasan porque sus instituciones económicas extractivas no crean los incentivos necesarios para que la gente ahorre, invierta e innove”.
El campo argentino es un león dormido. Queremos despertar y ser parte del cambio que el país necesita.
*Pedro Vigneau es productor agropecuario, expresidente de Apresid y de MAIZAR.