El Acuerdo de Escazú, un paso clave en materia ambiental
Ayer nos tocó vivir un día histórico en nuestro país: la Cámara de Diputados convirtió en ley un proyecto que presenté e impulsé en el Senado de la Nación, por el cual se ratifica el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como el Acuerdo de Escazú.
De esta manera, ls Argentina se convirtió en el décimo país en ratificarlo, y sólo falta la ratificación de un país para que Escazú entre en vigencia y se transforme en una herramienta invaluable para armonizar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: información, participación ciudadana y justicia ambiental.
Al garantizar la participación de la ciudadanía en los procesos de toma de decisión, teniendo como eje el cuidado y la protección de los bienes comunes, se refuta el falso paradigma de que el desarrollo económico entra en colisión con la defensa del ambiente. No puede haber crecimiento a expensas del ambiente y no puede gestionarse el ambiente ignorando a nuestros pueblos y nuestras economías.
La pandemia que azota a todo nuestro mundo dejó al desnudo no sólo la fragilidad de los distintos sistemas políticos y económicos dentro los cuales nos manejamos, sino también la fragilidad y el agotamiento del planeta en el que vivimos.
La Tierra está dándonos un mensaje que no podemos ignorar. No podemos seguir mirando para otro lado. La cuestión ambiental históricamente fue abordada como una problemática del futuro; siempre se pensó que sería problema de las próximas generaciones. Sin embargo, las próximas generaciones somos nosotros, son nuestros hijos, y debemos dar una respuesta certera y urgente para corregir las inequidades y las malas decisiones que nos han traído hasta este estado de cosas.
Este acuerdo regional es un tratado histórico porque es el primero de carácter vinculante a nivel mundial sobre derechos humanos y ambiente
Con orgullo puedo decir que la Argentina dio un primer paso para dar respuesta a este mensaje que nos está enviando nuestro planeta. Si bien es un paso que comenzó mucho antes de marzo de 2018, cuando se firmó el acuerdo en Costa Rica, la aprobación de forma unánime del proyecto que lo ratifica por parte del Congreso de la Nación es una nueva muestra de la responsabilidad y el protagonismo que debe tomar nuestro país en materia de legislación ambiental.
Adicionalmente, al haber sido aprobado con una mayoría superior a los dos tercios en ambas cámaras, y al tratarse de un acuerdo en materia de derechos humanos, Escazú cumple las condiciones para que se le otorgue jerarquía constitucional.
Este acuerdo regional es un tratado histórico porque es el primero de carácter vinculante a nivel mundial sobre derechos humanos y ambiente, y sobre todo porque establece garantías de protección para las personas defensoras de los derechos humanos en temas ambientales. Este último dato, que pudiera parecer menor, es fundamental para nuestra región, que lamentablemente ostenta el mayor índice de vulnerabilidad para estos grupos.
Además, es de destacar el rol protagónico que tomará nuestro país para la efectiva puesta en práctica del Acuerdo. Recordemos que el Tratado entrará en vigor a partir de la ratificación de once países. La Argentina se convirtió en el décimo país en hacerlo, lo que nos ubica dentro de un primer grupo de países pioneros que tenemos la responsabilidad de instalar e impulsar la ratificación del mismo en todos los países de la región.
Estamos viviendo una realidad que nunca imaginamos, somos protagonistas de un momento histórico en el que han quedado de manifiesto los efectos de la crisis climática, ecológica y social. La cuestión ambiental, desde hace mucho, dejó de ser un problema de las próximas generaciones. Debemos ser artífices del cambio, y el Acuerdo de Escazú es el primer paso de un camino que estamos llamados a recorrer para lograr desarrollarnos en un planeta más sano, justo y sostenible.
Senador de la UCR