Educación financiera: un paso hacia la equidad económica
El próximo 10 de diciembre Javier Milei se convertirá en el primer economista que accede a la presidencia en la historia de la Argentina. Tanto el debate presidencial como sus numerosos discursos son prueba de que maneja un lenguaje técnico y específico que puede parecer inalcanzable para muchos argentinos. En los años por venir nos esperan cambios significativos. Hace tiempo venimos hablando de ello, pero ahora estamos a pocos días de que finalmente se empiecen a hacer efectivos. Ante este panorama, lo último que queremos es perder dinero en el camino como consecuencia de no comprender qué implicancia tendrán estos cambios en la economía de cada uno.
Por lo tanto, resulta fundamental que todos los argentinos desarrollen las habilidades y los conocimientos requeridos para gestionar de manera efectiva e independiente sus recursos económicos. A partir de estos conocimientos es desde dónde se podrá alcanzar la salud financiera necesaria para construir un bienestar que integre todos los aspectos de la vida.
Ahora bien, ¿qué entendemos por salud financiera? Este término hace referencia a la habilidad para gestionar de manera eficiente y sostenible los recursos a lo largo del tiempo. Implica tanto encontrar un equilibrio entre los gastos y los ingresos, como tener la capacidad de manejar las propias deudas y trabajar por mantener un nivel estable y adecuado de ahorro e inversión. Contar con una buena salud financiera es esencial para comprender porqué las crisis económicas no impactan a todos por igual, aunque tengan ingresos similares. Aquellos que tengan un desorden financiero experimentarán de forma más intensa los efectos de un entorno económico inestable, como el que prevalece actualmente en Argentina.
Según un estudio realizado por Junior Achievements, el 70% de los jóvenes piensa que la educación financiera y económica es la materia más importante para el futuro que deberían recibir en la escuela. Estos datos subrayan la demanda urgente de hacer un giro en materia de educación, abarcando tanto la etapa de escolarización como los años subsiguientes, y replantear las prioridades del sistema educativo.
Los próximos años traerán consigo cambios transversales que modificarán de raíz las estructuras económicas a las que estamos acostumbrados hace tanto tiempo. Para asegurarnos que su influencia en las finanzas personales sea favorable, es decir, que no perdamos dinero en la transición, nunca fue tan importante mantenernos actualizados y familiarizados con el lenguaje que ocupa la agenda de los medios.
Por otro lado, un estudio de la consultora Trendsity demostró que, en relación con otros países de la región, los argentinos tienen más conocimientos financieros, pero una mayor brecha de género. Según la investigación, aunque el 91% de los adultos argentinos tienen cuentas bancarias, las mujeres tienen menos acceso al ahorro y a las herramientas digitales necesarias para construir una base financiera sólida. Por ejemplo, la encuesta reflejó que en la Argentina existe la mayor distancia entre hombres y mujeres que usan billetera digital: el 44% de los hombres encuestados las usa frente al 24% de las mujeres.
Democratizar la educación financiera significa, a nivel colectivo, impulsar el progreso de la sociedad en su totalidad y, a nivel individual, universalizar el despliegue de la libertad de cada persona. Que existan espacios e iniciativas dedicadas a divulgar la cultura financiera es un primer paso para impulsar el progreso de la sociedad hacia una mayor equidad económica. El siguiente paso debe ser la implementación de prácticas que contribuyan a educar a la sociedad en su conjunto para otorgarles a todos los ciudadanos control y conocimiento de sus finanzas. Si le damos un uso inteligente, la educación financiera puede ser un poderoso igualador con la capacidad de forjar un camino hacia una sociedad más justa y próspera para todos.
Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés, Máster en Economía de Eseade