Educación financiera y coronavirus: una luz entre tanta oscuridad
Mientras sucede la durísima crisis por el coronavirus, somos varios los que nos preguntamos sobre lo aprendido en este tiempo. Se escribió mucho sobre el potencial del trabajo a distancia, sobre el valor de algunas herramientas para la educación virtual y, en menor medida, sobre la aceleración en la incorporación de servicios digitales financieros como el pago a través de QR o las billeteras virtuales en diferentes países latinoamericanos.
Este último punto es de altísimo potencial para la región, no necesariamente por el valor específico que tiene una herramienta o la otra, sino para hacer frente a uno de los grandes déficits escondidos que tiene América Latina: la baja educación financiera.
En un ranking de educación financiera desarrollado por la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) y presentado este año sobre 39 países, hay muy malos resultados para países como la Argentina, en el puesto 37, México, en el 32, y Brasil, en el 31. En ese listado, Chile es el mejor país de la región: aparece en el puesto 16. En tanto, según un informe del BID, solo cerca del 16% de la población adulta de América Latina y el Caribe declara que tiene ahorros en un banco, comparado con un 40% en Asia emergente y un 50% en las economías avanzadas.
Mientras tanto, y en contrapartida, lo dicho al principio: la pandemia está invitando a muchos sectores a incorporar nuevas herramientas financieras digitales. Según la Cámara de Fintech de la Argentina, ya existen 6,5 millones de cuentas que se operan a través de una CVU (clave virtual uniforme) y con una fuerte tendencia hacia el crecimiento en este contexto. En México, las descargas de apps financieras crecieron más del 15 por ciento durante la cuarentena, según la empresa tecnológica Liftoff. En Colombia, en tanto, las 180 empresas Fintech que forman parte de la la asociación que las agrupa lanzaron un plan para llegar a más de un millón de colombianos que lo necesitan. Y en Brasil el CMN (Consejo Monetario Nacional) permitió a algunas Fintech emitir tarjetas de crédito.
Esto es un gran primer paso para luego pasar a otras nociones básicas que están dentro de la educación financiera que muchos chicos reciben en distintos países del mundo. Una de esas nociones es la de las inversiones, que es, en definitiva, otra forma de decir ahorro, y se trata de de aprender a resguardar el valor del esfuerzo.
De hecho, son cada vez más los que comienzan a preguntarse en pleno coronavirus cómo mantener o potenciar su capital en un momento en el que todos los indicadores económicos están a la baja y algunas monedas muestran fuertes fluctuaciones. Alternativas clásicas como la bolsa de valores, por ejemplo, ofrecen alta volatilidad y aparecen otras que están creciendo, como el money market -con la liquidez como valor- o algunas opciones dentro del sector Real Estate, en donde el objetivo es no perder.
En Barcelona, por ejemplo, un estudio de la consultora Laborde Marcet reveló que creció hasta un 30% el interés de inversores en inmuebles en esa ciudad como valor refugio. En este contexto otra alternativa que crece es la del crowdfunding inmobiliario, que ofrece un ingreso asegurado en dólares con renta fija y 100% online, condiciones cada vez más tentadoras en contextos de volatilidad.
Más allá de las opciones concretas, este puede ser un buen momento para que, detrás del boom de algunas herramientas del Fintech, haya un acercamiento de los latinoamericanos en general a lo que ofrecen las finanzas. No se trata necesariamente de pasar a complejas inversiones en tableros del mundo financiero, sino de buscar alternativas concretas para lograr resguardar o potenciar el fruto del trabajo.
Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés y máster en Economía de Eseade