Economía del conocimiento: oportunidades y desafíos de un sector clave
El 2022 ha sido un año económicamente complicado, en el que nuestro país ha puesto a prueba las capacidades de todo su entramado productivo. No merece la pena pormenorizar acá las vicisitudes de nuestra macroeconomía ni los sucesivos cambios de los equipos económicos que nos gobernaron para ilustrar sobre estas dificultades, que son ampliamente conocidas.
Pero, si bien es verdad que “lo que no te mata te fortalece” cabe reconocer que, en medio de un panorama tan complejo, han surgido señales positivas en algunos sectores productivos. La Economía del conocimiento es, sin dudas, una de ellos.
Como todo sector fuertemente exportador, la EdC ha sufrido las peripecias de una brecha cambiaria que durante buena parte del año pasado fue mayor al 100%. Este enorme desajuste macroeconómico tuvo una directa consecuencia en el mercado laboral, ya que miles de excelentes profesionales prefirieron abandonar el mercado formal para trabajar individualmente para clientes del exterior cobrando en moneda dura fuera de toda regulación local. Es difícil cuantificar el volumen de esta fuga, pero con seguridad ha superado la del año 2021 que algunos cálculos conservadores estimaron en U$S 1800 millones.
A pesar de la fuerte sangría de capital humano que sufrió el ecosistema productivo del conocimiento, el crecimiento interanual de las exportaciones está superando el 20%, colocando nuevamente a las industrias del conocimiento en el tercer puesto entre los sectores generadores de divisas genuinas de nuestro país.
Este incremento en el volumen de actividad produjo una constante demanda de empleo de jóvenes profesionales, que ha superado ampliamente la capacidad de nuestro sistema educativo. La EdC es una actividad de pleno empleo en la que miles de jóvenes pueden proyectar un futuro profesional de alta calidad.
Otro factor digno de destacar es que, impulsado por la modalidad de teletrabajo, la búsqueda de empleos de las empresas del conocimiento se ha abierto a toda la geografía nacional. Ya no es necesario dejar las ciudades de origen para trasladarse a los grandes centros urbanos. Desde cualquier rincón del país alcanzado por la fibra óptica es posible ingresar a empresas líderes, conectarse a sus redes de trabajo, y exportar servicios de alta calidad y valor.
Esta modalidad se ha potenciado luego de la pandemia, y ha hecho que los gobiernos municipales y provinciales vean en la EdC una fuente generadora de riqueza local alimentada por salarios que son sensiblemente más altos que la media nacional. La EdC se ha transformado así en una “economía regional” más que suma en cada provincia su valor y fuerza innovadora al tejido productivo tradicional.
Otro hecho destacable es que el reconocimiento del valor de la EdC ya se ha hecho evidente para todos los sectores políticos. Los referentes de todo el arco ideológico incluyen a la EdC como uno de los tres o cuatro vectores de crecimiento inmediatos que dispone Argentina para superar su estancamiento. Además, entienden que muchas de nuestras industrias pueden desarrollarse con baja demanda de capital, lo que las hace especialmente aptas para evolucionar bajo la restricción de acceso a los mercados financieros internacionales que sufre nuestro país.
Sobre fin de año, una serie de disposiciones del gobierno nacional han mejorado el marco normativo de nuestras industrias: se emitió un DNU específico para el “dólar tecno”, se abrió la posibilidad de hacer transferibles por única vez los bonos fiscales que otorga la Ley 27.506 (Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento), se actualizaron los reglamentos de la citada norma y de la Ley 27.685 de Promoción de la Nano y Biotecnología, se renovó la oferta educativa de Argentina Programa 4.0 y se anunció la próxima realización de un evento nacional para exponer la potencialidad de la EdC.
Cada día es más clara la oportunidad que representa la EdC para nuestro país, no solo como fuente de riqueza económica sino como factor de desarrollo social y realización personal para nuestros jóvenes. Es mucho lo que aún se puede avanzar por este camino. De nosotros depende.
Director Ejecutivo de Argencon