Drama con toques fantásticos
Hace poco más de un siglo, Max Weber se proponía hallar, entre el conjunto de ideas que florecieron en los comienzos de la Modernidad , aquellas que habían dado mayor impulso al capitalismo y participado en su consolidación. En La ética protestante y el "espíritu" del capitalismo, el autor alemán sostiene que este nuevo orden económico tuvo en el protestantismo un aliado vital para su expansión territorial y arraigo ideológico. Específicamente, fueron los calvinistas los que a partir del siglo XVI impusieron la ética del lucro como fin y como expresión de idoneidad en la profesión. Hacia fines del siglo XVII, los Países Bajos eran una de las potencias europeas, y Ámsterdam era tan capitalista como calvinista. En esta ciudad, entre octubre de 1686 y enero de 1687, transcurre la historia de La casa de las miniaturas, primera novela de la inglesa Jessie Burton (Londres, 1982).
Su protagonista es Nella Oortman, una joven de dieciocho años que se traslada del campo a la ciudad para instalarse en la propiedad de su flamante esposo, el acaudalado comerciante Johannes Brandt, un hombre de treinta y nueve años que vive en una pequeña mansión de Ámsterdam con su hermana Marin y dos criados. Las expectativas y los temores de Nella por enfrentar su primera noche de bodas con un hombre al que apenas conoce pero al que no desaprueba , pronto se ven defraudados: duerme sola y su virginidad perdura. Su esposo es miembro de la VOC (la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales) y pasa gran parte del día fuera de casa, ocupado en negocios que muchas veces lo obligan a embarcarse durante semanas. Además de sentirse abandonada, Nella padece la autoridad de su cuñada, Marin, quien normalmente "no le dirige la palabra si no es para darle instrucciones o soltarle sermones sacados directamente de la Biblia"; sin embargo, "en ella hay algo que no parece del todo puro"..
Con la intención de darle a Nella un entretenimiento y compensar su deficiente desempeño como marido, Johannes le regala a su esposa una casa de muñecas, un mueble lujoso que poco tiene que ver con la austeridad que Marin predica e intenta imponer. "La fidelidad del juguete aparador "es sobrecogedora, como si la casa en la que viven se hubiera encogido y un bisturí la hubiera cortado en dos para dejar sus órganos al descubierto." Para Nella, esla casa "es un monumento a su impotencia, a su refrenada condición de mujer adulta". Sin embargo, acosada por una angustiante inactividad y decidida a contentar a su esposo, encarga a un desconocido miniaturista unas primeras piezas para decorar la pequeña casa. Recibe más de lo solicitado, y las miniaturas adicionales replican con una exactitud increíble y perturbadora muebles y seres de la vida real. Asustada, Nella se pregunta: "¿a qué clase de aberración he abierto las puertas de esta casa?". Los siguientes envíos serán un eco de los hechos más recientes o un oscuro anuncio del porvenir.
De manera simple y convincente, Burton recrea la atmósfera social de una ciudad cargada de miradas recelosas, que "se nutre de esos actos de vigilancia mutua, de la capacidad de asfixiar el espíritu de una persona entre todos sus vecinos"; una ciudad donde la amenaza constante de que el mar lo invada todo equivale para sus habitantes a la ira contenida de Dios. Con una estructura narrativa muy tradicional, La casa de las miniaturas es un relato fantástico al mismo tiempo que una historia dramática que le da a Nella la oportunidad de transformarse, de brillar como personaje y ganar terreno en la casa de los Brandt. Los numerosos acontecimientos dan por resultado una novela de pocas mesetas y momentos de ritmo vertiginoso; una trama que progresase mueve a partir de pequeñas intrigas, sorpresas y capítulos cortados en beneficio del suspenso.
Si se considera que esta primera obra de Jesse Burton se transformó en un verdadero éxito editorial en el Reino Unido, no parece improbable que pronto el cine ofrezca su versión.
LA CASA DE LAS MINIATURAS. Jessie Burton. Salamandra Trad: C. Mayor. 448 págs, $ 265