Divorcios africanos, ese lento cambio
Una revolución lenta, ¿es una revolución? Como ejemplo, un caso: en Níger, una república islámica del África occidental, los divorcios solicitados por mujeres aumentaron tres veces en los últimos dos años. En Dakar (Senegal) se atiende al triple de clientas que hace un lustro. "Muchas mujeres de Dakar son independientes, tienen empleo y dinero", reconoce Daouda Ka, una abogada senegalesa que maneja casos de divorcio. "Antes no les quedaba más que tolerar los malos matrimonios. Ahora, si no funciona, se marchan".
Estamos hablando de una zona que posee las tasas más altas de matrimonios infantiles, donde el fracaso matrimonial se soporta durante el resto de la vida aunque en la predicación de algunas iglesias locales el divorcio empieza a reconocerse como una mejor opción ante la violencia doméstica o el adulterio. Solemos decir que los cambio sociales son impulsado por movimientos como #NiUnaMenos o #MeToo . Pero son emergentes, puntas del iceberg. Las verdaderas revoluciones -como esta que se están dando en África - siempre crecen desde el pie.