Diplomacia militar en tiempos de conflicto
La diplomacia militar fortalece a la política exterior, ayudando a prevenir conflictos, mediante el uso pacífico de capacidades militares. Dados los conflictos militares en Europa y Asia, y en el contexto de una creciente rivalidad entre EE.UU./Europa/democracias liberales y China/Rusia, es crítico desplegar una efectiva diplomacia militar para asegurar los objetivos y requerimientos básicos en materia de defensa. Dadas las restricciones presupuestarias, habrá que acatar lo dicho por el general alemán Carl von Clausewitz: tener la resolución para sacrificar lo no esencial en beneficio de lo esencial.
Si un objetivo vital es mantener nuestra región como una zona de paz, es preciso poseer los elementos disuasivos para asegurar que esto ocurra. Así, en un contexto de conflicto militar en Europa, las naciones miembros de la OTAN se muestran más receptivas a las acciones de diplomacia militar de nuestro país que a acciones similares en lo económico o comercial. Para el ministro de Defensa, Luis Petri, “en un período en que las elites europeas están psicológicamente en guerra”, es tiempo de reafirmar nuestra pertenencia a Occidente. Y dentro de este alineamiento, es en el campo militar donde se puede adoptar –según Petri– un posicionamiento más “nítido”. Más nítido con respecto al anterior gobierno Fernández-Kirchner, en el que se llegó a firmar un acuerdo de cooperación militar con Rusia, y se incluyó en el presupuesto de 2022 una autorización de endeudamiento para adquirir aviones JF-17 Thunder chino-pakistaníes. Más nítido también con respecto a la Cancillería, que debe diversificar los mercados de exportación y las fuentes de inversión, a pesar de diferencias ideológicas.
Si la guerra es simplemente una continuación de la interacción política, pero con la adición de otros medios –como afirmó Von Clausewitz–, la diplomacia militar debe asegurar el acceso a esos medios disuasivos para evitarla. Como los vecinos Chile y Brasil, se tiene la intención de adoptar/adaptar sistemas de armas occidentales y de sus aliados, pero a diferencia de nuestros vecinos, se enfrenta un importante desafío diplomático: el veto de Gran Bretaña a la venta de armamento que contenga piezas británicas. Un ejemplo son los asientos eyectables para aviones de combate, que la empresa Baker-Martin provee a la mayoría de los aviones occidentales.
En este contexto, el ministro Petri cree vital el acercamiento diplomático-militar a EE.UU., como lo atestiguan el pedido de ser socio global de la OTAN y la inclusión de la Argentina en el grupo Ramstein –liderado por EE.UU.–, que coordina el apoyo militar a Ucrania. Es en este marco que se han comprado 24 aviones de combate F16 a Dinamarca y completado la compra de 4 aviones de patrullaje P3 Orion a Noruega, con aprobación y actualización tecnológica de parte de EE.UU. En forma complementaria se estudia la compra de drones militares, incluidos modelos que podrían provenir de Turquía, miembro de la OTAN.
Herramientas importantes para implementar la diplomacia militar son las agregadurías militares, que dependen directamente de las Fuerzas Armadas. Hoy, la Argentina tiene más de 20 agregadurías militares, más la que posee ante la ONU. Otra importante herramienta ha sido la participación de soldados argentinos en las misiones de paz de la ONU en Chipre y Haití. Por eso, el ministro Petri considera que la Argentina podría participar en misiones similares de diplomacia militar en Ucrania y Rusia, en una eventual posguerra.