Diez desafíos de la formación docente en tiempos de pandemia
La educación en pandemia y pospandemia presenta grandes desafíos e interrogantes a la educación. Al mismo tiempo, vivimos una era muy fértil para repensar los caminos de la escuela y de la formación docente. Se sabe que el tema está en agenda y, al respecto, hay diversos estudios e informes en América Latina que muestran interés y preocupación por los resultados de la formación inicial y continua de docentes.
En estos escenarios educativos que vivimos, la sociedad y las nuevas corrientes pedagógicas demandan más y más a la formación docente. En la Argentina, desde siempre y mucho más en pandemia, una gran mayoría de los docentes llevaron adelante un trabajo excelente. Con más o menos herramientas y posibilidades se pusieron al hombro el desafío de sostener la continuidad educativa a la distancia y lo lograron con creces. Hay mucho por mejorar, es cierto, pero mirando y analizando lo que han hecho esos docentes comprometidos, me surgen diez prioridades para la formación y la reformulación del rol docente de cara al 2021:
Trabajo en equipo multidisciplinario. En muchos ámbitos de la formación docente inicial y continua se sigue insistiendo en formar a un docente que actuará en solitario y, además, se divide la formación entre práctica y teoría, como si fueran compartimentos estancos. El docente ya no enseña solo. Un trabajo en equipo que integre práctica y teoría, siempre atravesada por la tecnología, para una formación docente renovada.
Lenguaje claro. En general, toda la formación docente inicial y continua utiliza un lenguaje "árido". Estos tiempos han mostrado que involucrar a los estudiantes en una modalidad remota o semi-presencial muchas veces se ha vuelto una tarea titánica. Pero, además sin un lenguaje afectuoso y cercano, la tarea se vuelve imposible. Esto nos invita a pensar que la formación docente inicial y continua necesita hablar un lenguaje rico y profundo, pero no por ello plagado de tecnicismos que no suman.
La tecnología debe dar un salto en planes y programas. El contexto Covid-19 demostró que, como se veía desde hace mucho tiempo, era necesario introducir las tecnologías de un modo transversal en la formación docente inicial y continua. Hoy el contexto ha mostrado que es fundamental incorporar también el pensamiento computacional. Es urgente que la formación docente incluyan estos saberes.
Ampliar lecturas. Si hacemos una búsqueda en Internet de los programas de distintos profesorados a lo largo y ancho del país, sorprende que las lecturas sugeridas se repitan. En la Argentina y en el mundo están emergiendo nuevos modelos y propuestas que ponen en jaque las formas de enseñar y aprender para poder dar respuestas a lo que necesitan los alumnos hoy.
Cambiar nuestra mirada sobre las prácticas y residencias. Es uno de los grandes aprendizajes de este momento, es decir, hay muchos modos en que se pueden pensar las prácticas docentes. Incluir todos ellos y repensar las prácticas durante la formación para que tengan más que ver con las residencias médicas. Hoy contamos con ejemplos muy interesantes que no deberían perderse al volver a la presencialidad.
Acercar la formación a la realidad escolar. La formación docente inicial no puede estar alejada de la cotidianeidad escolar. Además, la formación docente continua debería tomar el desafío de ayudar a que este tiempo de enseñar y aprender en la emergencia sirva para desplegar las lógicas de trabajo en las clases y las formas de pensar qué es y qué hace una escuela.
Profundizar las habilidades para enseñar en contexto. Volver a poner en el centro la habilidad de enseñar en contexto es, también, urgente y necesario. Un contexto que en América Latina está "marcado por lo intercultural, el aumento de la heterogeneidad del alumnado y el progresivo aumento de las dificultades de aprendizaje". Se deberá reforzar la formación inicial de un docente con algunas habilidades esenciales y que además sean potenciadas en cada encuentro de la formación continua.
Incluir el desarrollo profesional de directores e inspectores. La formación en las habilidades para el liderazgo de las instituciones está altamente difundida y debe tener un espacio fundamental en la formación docente inicial. Los directores requieren de oportunidades para aprender del intercambio con sus colegas. Urge así delinear una carrera directiva que no sea sólo la última etapa de una carrera docente. Administrar es hacer las cosas bien (eficiencia), liderar es hacer las cosas correctas (eficacia) para cada contexto.
Sumar la educación familiar y emocional, y los descubrimientos de la neurociencia a los procesos de aprendizaje. Informar e implicar a las familias es el otro gran descubrimiento de la escuela en el entorno Covid-19. No se pueden dar más pasos sin pensar en cómo incluir a las familias e involucrarlas en el proceso. Además, todos los avances de la educación emocional y de la neurociencia muestran implicancias fundamentales en el modo en que se organiza el aula y la escuela.
Pensar un nuevo sistema que aliente la formación continua. El puntaje docente no parece ser suficiente aliciente para que los docentes busquen su actualización constante. Las escuelas necesitan tener en su interior un formato para que la actualización de todo el equipo sea constante y recibir incentivos para seguir apostando a eso.
Profesora, investigadora y escritora especializada en Educación