Diego, Frida y un nuevo capítulo de una historia con final incierto
Eduardo Costantini presentó en Madrid el Baile en Tehuentepec, de Diego Rivera, que en noviembre llegará al Malba. Se reencontrá allí con Autorretrato con chango y loro, de Frida Kahlo, pero no se quedaría allí más de un año
MADRID.- La presentación en Madrid del Baile en Tehuantepec (1928) de Diego Rivera, la obra que el año pasado marcó un récord para el arte latinoamericano cuando Eduardo Costantini pagó por ella el año pasado 17,5 millones de dólares, forma parte de un nuevo capítulo en la apasionada y turbulenta historia de amor entre el muralista mexicano y su mujer, Frida Kahlo.
Ya está todo organizado para el reencuentro de la pintura de Rivera en Buenos Aires con Autorretrato con chango y loro (1942), de Frida. Esta última fue la elegida por el coleccionista argentino hace más de veinte años en un remate de Sotheby’s en Nueva York, y entonces las obras se separaron. Volverán a dormir bajo el mismo techo desde noviembre próximo en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), pero la ironía del destino es que aún no se sabe si la historia tendrá un final feliz.
Para nacionalizar esta pieza -la más importante del maestro mexicano en una colección privada- Costantini debería pagar de impuestos el 10 por ciento de lo que pagó por ella en Nueva York. “Va a ingresar como exposición temporaria -dijo el empresario a La Nación-. Seguramente podrá estar un año en la Argentina. Y después veremos”.
En una entrevista publicada días atrás por La Nación, el galerista Jorge Mara había advertido sobre la necesidad de la libre circulación de obras en la Argentina. “Circular quiere decir: salir y entrar -señaló-. Porque si hay restricciones aduaneras e impositivas para la entrada de obra, como también las hay, tampoco se incrementa el patrimonio artístico”.
¿Abrir las fronteras o cerrarlas? “Formularse las viejas preguntas para encontrar respuestas diferentes” es justamente la intención que tuvo la académica Estrella de Diego al curar la muestra Una mirada a la colección Costantini, que abrió hoy al público en la madrileña Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trata de un encuentro entre obras de “antiguos” y “nuevos” maestros, desde Giuseppe Arcimboldo y Francisco de Goya hasta Xul Solar y Annemarie Heinrich.
Estuvieron presentes otros importantes coleccionistas latinoamericanos, como la venezolana Patricia Phelps de Cisneros, y los brasileños Sérgio y Hecilda Fadel, cuya colección aloja el Malba hasta el domingo próximo. “Hoy es imposible imaginarse Buenos Aires sin el Malba como punto de encuentro. Pero no fue tan fácil”, recordó durante la inauguración oficial Iván Petrella, secretario de Integración Regional y Cooperación Internacional del gobierno de Mauricio Macri.
El Malba abrió sus puertas el 21 de septiembre de 2001, diez días después de que cayeran las Torres Gemelas y mientras la Argentina avanzaba hacia una de las peores crisis de su historia. El empresario no dudó. Donó al museo su colección -más de 220 obras-, pagó más de dos millones de dólares para nacionalizar las que había comprado en el exterior y volvió a empezar de cero.
Hoy tiene otras 500, catorce de las cuales se exhiben en Madrid. Entre las piezas más destacadas de esta muestra se cuentan las de Lucio Fontana, Xul Solar, Víctor Grippo y León Ferrari, ganador del prestigioso León de Oro en la Bienal de Venecia. Las mujeres están representadas por Annemarie Heinrich, Lidy Prati, Grete Stern y Eugenia Crenovich, alias Yente, cuya obra fue siempre muy defendida por el ex curador del Malba Marcelo Pacheco.
La “voluntad temprana y decisiva” de Costantini “por escoger obras especiales y descubrirlas en su valor antes que el resto” es, según De Diego, una de las principales cualidades de su colección. Ese talento será reconocido hoy por la Fundación ARCO con el Premio A al Coleccionismo, se otorga todos los años a varios de los principales coleccionistas del mundo. El año pasado se contó entre los ganadores otro argentino: Jorge Pérez, principal mecenas del Pérez Art Museum Miami (Pamm).
“El coleccionismo tiene su rol en la historia del arte -dijo Costantini a La Nación-. El principal es preservar las obras a través de las generaciones. Pero también me parece importante tratar de que las obras tengan la mayor visibilidad pública”, .
En ese sentido, en el marco del programa paralelo Argentina Plataforma ARCO, el sábado pasado se inauguró en el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) Perspectiva, una exposición una antológica de Jorge Macchi que el año pasado se extendió desde el Malba a otras dos instituciones porteñas: el Museo Nacional de Bellas Artes y la Universidad Torcuato Di Tella. Curada por Agustín Pérez Rubio, director artístico del Malba, la muestra reúne más de 60 obras que repasan 25 años de producción del artista argentino. “Madrid fue un lugar muy relevante para mi carrera -reconoce Macchi-. Fue el lugar donde se produjeron piezas muy importantes como Buenos Aires Tour. Exponer aquí cierra un círculo que se abrió en Buenos Aires.”