Diana Conti: una cruzada K en la Justicia
No es peronista, aunque integró el Frepaso después de haber militado muchos años en la Partido Comunista Revolucionario. Pero nada de eso importa: hoy diputada del Frente para la Victoria y miembro del Consejo de la Magistratura, Diana Conti se ha convertido en vocera y defensora oficial de todas las reformas al Poder Judicial que impulsa el Gobierno
"Señora senadora, usted no es la única fiscal de este cuerpo", le dijo a los gritos Diana Conti a Cristina Fernández de Kirchner. Fue cuando se debatía en el recinto si el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo debía ser expulsado del Senado por su responsabilidad en los incidentes que terminaron con la suspensión de las elecciones en Catamarca. En la madrugada del 28 de marzo de 2003, Conti votó en contra de la destitución de Barrionuevo, cuya principal impulsora había sido la esposa del entonces candidato presidencial, Néstor Kirchner. Por su decisión, la entonces senadora del monobloque Frepaso no sólo recibió duras críticas en el Congreso y en la prensa sino también en su casa. Sus dos hijos, que ahora tienen 23 y 19 años, le prohibieron que regresara hasta que aclarara públicamente que ellos no compartían la decisión de su madre. Ella cumplió, pero mantuvo su decisión. Para Conti, que había avalado la destitución de Antonio Bussi en su momento, no era justo llegar a un recurso de la misma gravedad con el dirigente gastronómico, quien -creía- debía recibir algún tipo de sanción por los desmanes en Catamarca durante las elecciones, pero no un recurso extremo como el de una expulsión, aplicado a un gobernador de la dictadura comprometido con violaciones a los derechos humanos.
Pasaron algo más de cuatro años y Conti y el matrimonio Kirchner olvidaron las diferencias y celebran lo que alguna vez fue la transversalidad K. Ahora, el trío encabeza una cruzada contra la Cámara de Casación y la llamada corporación judicial. Y, con un ministro de Justicia ausente y un jefe de la bancada del Frente para la Victoria lego en cuestiones judiciales, Conti se convirtió hace ya varios meses en la vocera y defensora oficial de todas las reformas al Poder Judicial que impulsa el Gobierno.
Parece cómoda con su nuevo rol y la alta exposición, aunque algunos amigos o ex colegas digan que sobreactúa y acepta tragarse más de un sapo en pos del proyecto K. "La verdad es que me sorprendió su defensa a la reforma del Consejo de la Magistratura y me irrita que justifique este juicio político a Bisordi [Alfredo, presidente de la Casación] y a otros miembros de la Cámara porque el fin no justifica los medios. Me cuesta creer que ella, que no es negada sino sólida técnicamente, opine realmente lo que dice en el recinto y en cuanto programa de tele la convoque", dice una legisladora que supo ser su amiga y pide el anonimato.
"Soy hiperkirchnerista -se jacta la diputada y miembro del Consejo de la Magistratura-. Néstor y Cristina, con quien ahora me llevo bien, me sedujeron convictivamente (sic). Este gobierno está llevando adelante la mayoría de las banderas del Frepaso, que quedaron truncas con la Alianza.
"Yo después de aquel fracaso pensaba que nunca más iba a enamorarme de la política, pero me equivoqué. Un proyecto político nunca es individual, pero ahora me manejo muy libremente y tengo un lugar". Alguien que trabaja en su despacho desde hace años cuenta una anécdota que ella luego confirma: "Algunas de las decisiones del Frepaso, como la conformación de la Alianza, Diana las conoció por los diarios y eso nunca le pasó con Kirchner. El Presidente, cuando acordó con el peronismo tradicional y la CGT, la convocó a Diana personalmente para explicarle sus razones y hablarle de la importancia de conservar algo de transversalidad".
Mujer de carácter
Conti nació el 29 de marzo de 1956 en Buenos Aires y se crió en una casa de clase media de escasos recursos. Vivía en Núñez, en lo de su abuela materna. Su padre, Horacio Conti, era viajante de comercio, y su madre, Martha Bascuas, era ama de casa y se recibió de profesora de inglés cuando sus hijas, Diana y otra dos años menor, ya caminaban. La ahora diputada pasó los primeros cincos años de su vida mayormente en la casa que sus abuelos paternos tenían en Mataderos, porque su madre la tuvo muy joven, a los 17 años. "Era fanática de la murga y super pro gitanos. De chica jugaba al básquet, porque entonces era alta, y siempre era abanderada. Quería estudiar computación científica y trabajar en Energía Atómica, odiaba la historia y no pensaba ser abogada", recuerda.
Quienes aprecian a Conti y quienes no coinciden en un punto: ella siempre fue una mujer de carácter. "Hasta acá, nosotros la contuvimos. Ahora les toca ustedes la parte más difícil, porque esta chica es revolucionaria", les dijo a los padres la directora del Normal 10, donde cursó todo el secundario, el día que entregó el diploma a la entonces dirigente del Centro de Estudiantes. La directora, que luego fue desaparecida, no se equivocaba: durante la dictadura, Conti militó en el Partido Comunista Revolucionario (PCR).
Antes de recibirse de abogada en 1980 en la Universidad de Buenos Aires, fue secretaria de un estudio contable, vendió telas por kilo en un local en Puente Saavedra y administró propiedades en una inmobiliaria de Barrio Norte. También, como después estudió Psicología Social en la Escuela de Enrique Pichon Rivière, trabajó como voluntaria en el Hospital Borda.
A poco de graduarse, consiguió trabajo en los estudios jurídicos Ravignani-Garriga y Félix Lafiandra (h.) y comenzó a asesorar al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). "Primero hubo alegría de muchos organismos de derechos humanos por su designación, pero luego no hubo más que decepción. No recuerdo que haya impulsado ninguna medida importante en materia de derecho humanos", dice uno de los directivos de uno de los principales organismos del país.
De su paso por el Ministerio de Justicia durante el gobierno de Fernando de la Rúa varios recuerdan sus enérgicas peleas con Patricia Bullrich, en ese momento secretaria de Asuntos Penitenciarios. "Ellas eran las únicas dos mujeres del gabinete de Ricardo Gil Lavedra y se peleaban siempre a los gritos. Una vez, casi se agarran de las mechas", confiesa uno de sus ex compañeros. Conti reconoce que tenía enfrentamientos con Bullrich, pero explica que, básicamente, discutían porque no compartían los pasos a seguir respecto de la huelga de hambre de Enrique Gorriarán Merlo y otros presos por el copamiento de La Tablada.
Conti, a quien le dicen "la Negra", vive desde hace años en una casa en Olivos y es divorciada. Estuvo diez años casada con un profesor de tenis, con quien no tuvo hijos, y luego tuvo varias parejas, uno de ellos, padre de sus dos hijos. Fue docente de Derecho Penal en la cátedra de Jaime Malamud Goti, a quien había conocido durante su juicio de divorcio como abogado de su ex marido.
Tras un concurso, en 1986, ingresó en la Justicia como secretaria del juzgado de primera instancia en lo criminal y correccional a cargo de María Cristina Camiña, actual presidenta de la Asociación Mujeres Juezas de Argentina. Tres años después, con otro concurso, ascendió a secretaria de la Sala VI de la Cámara del Crimen, donde fueron camaristas Eugenio Raúl Zaffaroni y Carmen Argibay, ahora ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En abril de 1991, cansada de las persecuciones del menemismo a ciertos funcionarios del Poder Judicial, Conti dejó Tribunales. Junto con Zaffaroni abrió un estudio jurídico en la calle Riobamba, cerca del Congreso, al que más tarde se sumó Mariano Ciafardini, director de Política Criminal. "Trabajábamos básicamente casos ante tribunales internacionales. Ella era una excelente socia. Tenía una admirable capacidad de laburo y su paso por el Poder Judicial le había dado una importante formación práctica", cuenta Ciafardini.
Gil Lavedra, que la había conocido cuando Conti trabajó como asesora en el Ministerio de Justicia durante la gestión de León Arslanian, también pondera su dedicación al trabajo: "Aunque no comparta muchos de sus puntos de vista, yo le tengo aprecio personal. Es corajuda, metedora", afirma el dirigente radical.
"Conti reúne un requisito muy valioso. No es improvisada y conoce el paño porque trabajó en los tres poderes del Estado", dice un abogado que estudió con ella y comparte su progresismo.
Referentes políticos
Algunos de los principales proyectos legislativos de Conti, que tienen pocas chances de ser aprobados, al menos, en el corto plazo, impulsan la despenalización de las drogas para consumo personal, la penalización del acoso sexual -que tiene media sanción del Senado-, la despenalización de los delitos de calumnias e injurias contra funcionarios excepto cuando exista "real malicia" y la incorporación del principio de oportunidad en el sistema penal, que permitiría que los fiscales seleccionaran estratégicamente los casos a investigar. Su principal logro legislativo fue la declaración de nulidad de las Leyes de Punto final y Obediencia Debida, que durante el gobierno de la Alianza impulsó sin éxito pero fue aprobada, en 2003, a tono con la política de Kirchner.
Antes de que el Presidente y su esposa se convirtieran en sus referentes políticos, Conti respondía a Juan Pablo "Juampi" Cafiero. A él y a Carlos "Chacho" Alvarez los conoció a través del abogado Franco Caviglia, que luego devino diputado cavallista. Caviglia defendía a los entonces diputados del Frepaso en un juicio por calumnias e injurias que les había iniciado el empresario Franco Macri a raíz de declaraciones que lo vinculaban con la mani pulite y consultó a Conti sobre la estrategia de defensa. Tras ganar juntos el juicio en la Corte, Conti se entusiasmó y se sumó a las filas frepasistas. Entonces, hizo lo que nunca antes había hecho. Abrió un local en Olivos y pronto se convirtió en presidenta del Frente en Vicente López.
Sus enfrentamientos y denuncias contra el intendente radical, Enrique "Japonés" García, hicieron que Conti conociera a Raúl Alfonsín, que medió entre ambos. En 2001, compartió la fórmula con el ex presidente como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires y, cuando éste renunció un año después, ella se quedó con la banca.
Aprecia a Alfonsín y se lleva bien con muchos radicales, pero no es de ese palo. "¿Bolche o peronista?", le preguntaba insistentemente Juampi Cafiero antes de que el Frepaso fuera historia. "Peronista no -respondía ella-, pero por qué esa pregunta", se quejaba, cuenta uno de sus colaboradores. Ahora, es kirchnerista y cristinista, y no reniega.
Quién es
Primeros años
Nació en Buenos Aires, en 1956, en un hogar de clase media de escasos recursos. Su padre era viajante de comercio y su madre, profesora de inglés. En 1980 se recibió de abogada en la UBA.
Militancia y cargos
De joven militó en el Partido Comunista Revolucionario, luego fue senadora por el Frepaso y participó en el gobierno de De la Rúa. En la actualidad es diputada oficialista e integra el Consejo de la Magistratura. Tiene dos hijos y es divorciada.