Diálogo entre empresas y sindicatos: el gran tema pendiente
En una Argentina de eterna escasez de certezas, hoy inmersa en un contexto donde la incertidumbre domina la escena global, de lo que no quedan dudas es de cuan prioritario es en nuestro país un diálogo estable, profundo, metodológico y con mirada a largo plazo entre empresas y sindicatos.
Urge consolidar la tarea de generar un ámbito y marco para facilitar estos consensos. Sin embargo, lamentablemente, hoy son muy pocos los casos de éxito –con una mirada amplia que detecte el conjunto de oportunidades- que nos permitan mirar el futuro con cierto optimismo. Para ilustrar este diagnóstico y ayudar al lector en su propia reflexión, basta tomar tres casos recientes: uno de éxito y dos de fracaso.
En un gran paso del sector automotriz, en diciembre del año pasado se presentó al Presidente y a sus ministros un acuerdo social y productivo para toda la cadena de negocio, involucrando a todos los eslabones: terminales, sindicato, proveedores y concesionarios. Se trató de un trabajo de un año elaborado desde el Centro Consensus, siguiendo un método sistemático de construcción de consenso y alineación de intereses. La meta fue validar una agenda para el sector con una mirada 2030, que incluya todos los desafíos claves para esta industria: nuevas tecnologías, competitividad, escenarios globales y empleo.
Pero hay otra cara, de frustraciones y retrocesos. En pos de poner la mirada en el desafío que afrontamos, se nos presentan para la reflexión dos ejemplos recientes de fracaso por falta de visión amplia y de largo plazo: LAN y la ley de teletrabajo.
En ambos casos estamos muy lejos de percibir que se haya construido consenso entre empresas y sindicatos, o haya existido un abordaje ordenado, sistemático y un método para poder llegar a una visión común y con mirada de largo plazo. Los resultados están a la vista: empresas que se van del país, pérdida de empleo, temor a inversiones futuras, críticas fundamentadas a una ley nueva que parece mirar hacia un diseño antiguo del trabajo, y no a un contexto disruptivo con nuevas tecnologías y expectativas cambiantes en la sociedad.
La conclusión es directa y simple. Con diálogo sustentable, empresas y sindicatos podemos construir un país mejor y con mayor armonía en la sociedad. Sin este diálogo estamos en más de lo mismo, decadencia, incertidumbre y pesimismo. En base a la experiencia mediando entre todas las partes, se hace posible brindar tres recomendaciones muy prácticas para alentar que empresas y sindicatos vayan por el primer camino.
La primera: convencimiento muy firme y a fondo que con empresas "solas" y sindicatos "solos" no alcanza. Solo con empresas "y" sindicatos serán válidas las propuestas y las agendas de largo plazo.
En segundo término, que este diálogo y la construcción de agendas de largo plazo no puede darse en "una charla de café" ni en un encuentro ocasional para salir en los medios. Es un trabajo disciplinado, con método, agenda rigurosa, y con gran dedicación de tiempo, para poder abordar y llegar a consensos en temas claves como generación de inversiones, impacto de nuevas tecnologías, empleo y competitividad. Los interlocutores deben ser estables por ambas partes y se requerirán fases de avance que incluyen: des-prejuicios mutuos, flexibilidad en las pretensiones, y claridad en los argumentos y planteos.
Por último, que el gobierno de turno no debe involucrarse en el proceso hasta que empresas y sindicatos hayan delineado los componentes básicos de la agenda de largo plazo. Luego sí, su participación puede ser importante para realizar algunos ajustes finales en la propuesta, y poder avanzar en aspectos legislativos que faciliten la implementación.
Poder avanzar en este tipo de iniciativas contribuirá además a generar ejemplos de diálogo y respeto en la sociedad, tan jaqueada por situaciones constantes de crispación y descalificación de los que no piensan como uno.
La competitividad y sustentabilidad futura de la Argentina tiene un pilar determinante si podemos extender el ejemplo exitoso de la industria automotriz a otras industrias y cadenas de negocio. Ya estamos demorados, y el contexto Covid-19 ha traído complejidades adicionales. No perdamos más tiempo y a la luz de los recientes casos de fracaso, ¡empecemos cuanto antes!
Director del Centro Consensus y Profesor IAE Business School, Universidad Austral